miércoles, marzo 16, 2011

¿Seguridad nuclear?¿Y el mantenimiento de las centrales?


Una vez más nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena. Ahora todos están preocupados (aparentemente) sobre la seguridad nuclear. ¿Se preocupaban ayer? La respuesta es que no.

Nos centramos en el problema del diseño de los reactores. ¿Están diseñadas para soportar cualquier tipo de incidencia? Contra lo que afirmaban muchos hace unos días (incluyendo en el paquete a Esperanza Aguirre, un cerebro bastante limitado, como podemos comprobar continuamente) vemos que hay evidencias negativas al respecto.

Nos decían que esto no era Chernobil (es un Chernobil a cámara lenta), porque el reactor estaba dentro de un contenedor de acero y hormigón que no permitiría la salida de radioactividad, y ahora comprobamos, una vez más, que lo fabricado por el hombre, absolutamente todo, sin excepciones, puede fallar. Seguridad absoluta no la podemos tener nunca. Fiascos continuos en lo más avanzado de nuestra tecnología los hemos tenido a montones, desde el Titanic al Shuttle.

Pero además del diseño y resistencia de las centrales a cualquier tipo de accidentes, hay otro tema para mí más importante. Ayer, en Bloomberg, William Pesek, explicaba que en el 2002, un chivatazo reveló que esta compañía (TEPCO) estaba haciendo informes falsos sobre sus reparaciones desde 1980. La dirección dimitió y se cerraron 17 reactores temporalmente para ser inspeccionados.

In 1999, dos trabajadores murieron por exposición a la radiación en una planta de proceso. En el 2004, en un reactor gestionado por Kansai Electric Power Co. murieron cinco trabajadores. Una sección del reactor había sido borrada de las listas de chequeo y no se había inspeccionado en 28 años.

En Julio del 2007, un temblor de escala 6.8 causó un incendio y fuga de radiación que obligó a cerrar la central Kashiwazaki Kariwa, la más grande del mundo.

Hoy El País amplia la noticia y nos explica el tema a fondo.

Vemos como no es suficiente con que las centrales sean seguras en cuanto a su diseño. El problema adicional es el mantenimiento de unas instalaciones potencialmente muy peligrosas que están en manos de empresas privadas cuyos objetivos prioritarios son la maximización del beneficio. Y de esto no se libra nadie.

Cuando por aquí se afirma que España no es tierra de maremotos ni grandes terremotos y que por lo tanto podemos ESTAR MUY SEGUROS, no nos creamos nada.

Basta recordar que la central de Vandellos I, en Tarragona, a tan solo 150 km. de Barcelona y Valencia, tuvo un accidente de categoría 3 el 19 de octubre de 1989. Un incidente nada despreciable (está en el Hit Parade de los accidentes nucleares mundiales) que a punto estuvo de liberar radiación. Un incidente grave que causó una exposición 10 veces superior a lo permitido a los trabajadores. Se originó en un incendio cuyas llamas se extendieron hasta una balsa del aceite de refrigeración. El destrozo fue de tal magnitud que la central quedó irrecuperable y la empresa propietaria (ahora Endesa-Iberdrola) decidió cerrarla. Está en fase de desmantelamiento y el proceso no terminará hasta el 2014, ya que ha de estar inactiva 25 años.

Hace tan solo un año una nevada normal en la provincia de Girona derribó una línea de alta tensión dejando sin electricidad a una parte importante de la provincia durante tres días. Pudimos comprobar que el problema eran unas torres totalmente obsoletas que pedían a gritos su sustitución. Problema de mantenimiento. Problema de no querer gastar dinero, como en Japón.

Por lo tanto, ¿quién nos garantiza que el mantenimiento de las nucleares es el correcto? ¿Unos inspectores que viven de lo nuclear y que como tontos no son (al igual que los ratones no se comen nunca todas las ratas ya que dejarían de ser necesarios) nunca pondrán grandes trabas a los señores del castillo eléctrico, no sean que las cierren y se queden sin empleo. Eso sin tener en cuenta la posibilidad de trampas y/o sobornos (la compra de un inspector respecto al montante de determinadas reparaciones es el chocolate del loro para una eléctrica). Podemos comprobar ahora que esto ha ocurrido en Japón, país donde la moralidad y corrupción diría yo que están a niveles mejores a los que corren por aquí. A lo mejor resulta que en todas partes cuecen habas, y el beneficio es el beneficio.

Y además, ¿cada cuanto se inspecciona y qué se inspecciona? Cuando nos digan que esto se soluciona ahora con unas inspecciones, esbozemos una sonrisa. ¿Y dentro de unos años, inspeccionarán?

Bien estaban las cosas cuando las centrales atómicas eran estatales. No había necesidad de maximizar los beneficios y se invertía lo que era menester. Pero ahora son todas ellas privadas y nuestra salud está en sus manos. Las razones que en su día nos dieron para su privatización suenan cada vez más falsas. ¿Qué beneficios hemos obtenido? Nos decían que la competencia sería saludable. La realidad es muy diferente y vemos que operan como un oligopolio: para muestra el aumento conseguido recientemente.

Y ahora, ¿qué hacen los gobiernos para protegernos? ¿Qué van a hacer para garantizar nuestra seguridad? ¿Decir que no hay debate? ¿Pero que democracia es esta que no se puede ni debatir sobre los riesgos sobre nuestra salud? Aprendamos de los alemanes.

Si Fukushima ha demostrado que su sistema de contención es defectuoso, GAROÑA, (central gemela) DEBE CERRARSE YA. ¿A que espera Zapatero? ¿O es que los socialistas paran la mano?

¿Aprenderemos la lección, o pasará como con la crisis financiera, en la que vemos que a sus causantes, la banca, otro poder económico, no se les han modificado las reglas del juego?

Por lo tanto, hasta la próxima.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Una central nuclear no se apaga como un televisor, eso ya lo hemos visto claramente estos días, ni se desmantela de un año para otro. Su seguridad a largo plazo depende de la existencia de un estado u organización similar grande, capaz de acumular esfuerzos humanos y energía para un mantenimiento a largo plazo además de voluntad, de ganas o interés en hacerlo, mucho más allá de su vida útil.
Y no veo que se consideren como hipótesis de riesgo cuestiones de índole social y política: “revoluciones”(como lo que en estos momentos está sucediendo en el Magreb) que diluyan y debiliten la estructura del estado. De índole económico-energética: interrupciones graves del suministro petrolero, por ejemplo. De debilitamiento del estado por crisis internas: el desmoronamiento de la antigua URSS. De guerras.
Quizás estas cuestiones no se presten a estudios tan matematizables como cuestiones geológicas e hidrológicas, pero no creo que por eso deban ser menospreciadas como posibilidad: ¿Quién puede garantizar la persistencia de una organización tan inmaterial como el Estado pese a su aparente solidez?
Ambrosio Ezquerra Trillo 73.189.676L

 
View blog top tags