sábado, diciembre 03, 2005

Jordania – Desierto de Wadi Rum – Jebel Burdah – Vía Orange Sunshine


Teníamos claro que la primera escalada en este desierto sería al Jebel Burdah, famoso por contar con uno de los arcos de piedra más impresionantes del mundo. Mucha gente efectúa la ascensión hasta el arco, aunque requiere superar el II+ (III si se quiere pasar por el arco) para después, al descender, rapelar (o ser descolgado).

Vimos en el libro (pag.173) de
Tony Howard (uno de los pocos que hay sobre escaladas en esta zona) que había una vía no muy difícil a esta montaña y que en su descenso se pasaba obligadamente por el arco.

Después de un día de descanso y paseo por el desierto para visitar las fuentes de
Lawrence de Arabia, salimos de noche con un jeep conducido por el hermano de Salem, la persona con la que habíamos contactado por Internet y que después se convertiría en un excelente amigo. Producto de nuestra amistad fue el obsequio que le hice al hacerle una página web (con muchas de mis fotos) que tan bien le ha ido para atraer turismo al negocio que tiene montado en Wadi-Rum (trekkings, paseos en camello, excursiones en jeep, ascensiones, jaimas, etc.).

Nuestro primer viaje por el desierto fue fascinante. El Jebel Burdah no está cerca del poblado y el recorrido nos aporto dosis de incertidumbre: dos paradas para limpiar el carburador que se había llenado de arena y otra cuando el jeep se atascó en la arena, ya bajo la pared este del Jebel Burdah, que es la que queríamos escalar.

Como está orientada al este el sol naciente da de pleno en esta pared en cuanto amanece. La roca (en realidad arenisca) es de un color naranja impactante y supera al de nuestro querido Naranjo. Entendimos rápidamente porque la vía se llama Orange Sunshine. No nos costo localizarla y nos despedimos de nuestro conductor (que se quedó desatascando la rueda),acordando que nos recogería al otro lado de la montaña, al final de la ruta normal al arco, al atardecer.

A partir de ese momento entramos en una soledad absoluta impresionante.

Llevábamos una reseña flojilla, como pudimos comprobar poco después, pero lo que más nos impresionó fue el tipo de roca tan especial y la orografía de estas montañas de arenisca, en las cuales el relieve lo ha formado la erosión del viento y no el agua (sólo llueve unos días a final de Diciembre y Enero).

Como Wadi Rum es Parque Nacional está prohibido instalar parabolts. Y los seguros que hay en la vía son casi inexistentes (y los friends corren que da gusto y a veces sacarlos es imposible, como nos ocurrió con uno). Además la roca es algo muy extraño, ya que la dureza de la arenisca es bastante superficial y si clavas algo lo más probable es que pocos milímetros después te encuentres con arena pura.

En los primeros largos nos empezamos a enterar de que iba este tipo de escalada. Después de los cinco primeros nos encontramos con un mar de dudas, ya que teníamos todo un muro extraplomado delante y no sabíamos por donde pasarlo. Todo lo que veíamos superaba ampliamente lo indicado en la reseña, y tampoco era cuestión de meterse por cualquier lado, vista la precariedad de los seguros que caracterizan la escalada en este lugar. Deambulamos a izquierda y derecha perdiendo mucho tiempo y al final acertamos al irnos decididamente hacia la derecha (sexto largo) alcanzando un punto donde había un seguro en el suelo. Allí se veía un paso claro de la zona extraplomada. Uf!!!. Después, en el libro de piadas que hay en el bar-restaurante del poblado, leímos como algunos se encontraron con el mismo problema y llegaron a abrir nueva vía para salir del embolado. Unas excursiones por la pared increíbles para salir de la embarcada.

Veintinueve grados en Diciembre no está nada mal. Uno puede imaginarse que pasa aquí cuando acaba el período invernal.

Unos cuantos largos más nos situaron en lo alto, mientras veíamos como caía la tarde y ya anticipábamos un descenso con frontales.

Llegamos al arco enseguida, previo un rapel ya montado para llegar a él. Realmente impresionante. El paso por encima de esta joya de la naturaleza es un recuerdo imborrable.

Después del arco hay otro rapel más (hay que mirar muy bien para encontrar la instalación, que está en la pared y no es el seguro que hay al borde del precipicio, ya que es tan solo un seguro para la ascensión y no es aconsejable rapelar de él) que nos sitúa en le mejor punto para ver la magnitud del arco.

Y a partir de ese punto, pues a buscarse la vida. Como la arenisca es como caminar por encima de una cáscara de huevo, únicamente el paso de mucha gente puede llegar a dejar un rastro, producto del rozamiento. Rastro que puede seguirse mientras hay luz, pero… primero se apagó una frontal y después la otra fue entrando en coma.

El descenso es complicado porque la orografía no sigue los parámetros a los que estamos acostumbrados, en que el agua, descendiendo, configura el relieve. Aquí te puedes ver obligado a dar pequeños rodeos, absurdos e impensables. Y cuando no se sabe por donde ir y además vas a ciegas, pues se complica, más cuando en el descenso hay muchos desgrimpes, incluso de II+.

Hubo momentos que tenía claro que dormiríamos a pelo (íbamos en manga corta y por la noche hace un frío que te pelas). ¡Vaya comienzo, pensé! Pero los milagros existen y de repente apareció arena, el suelo se volvió plano y una chilaba blanca surgió de la oscuridad. Pensábamos que al retrasarnos tanto nuestro jeep se habría ido (incluso a pedir ayuda para buscarnos), pero allí estaba el chaval que se dio el gran plantón durante un buen rato. Un fuerte abrazo, risas (había estado siguiendo nuestro descenso gracias a las frontales quedando muy preocupado cuando desparecieron las luces) y el correspondiente thank you very much my friend. No le puede invitar a un trago porque está gente no bebe alcohol.

A medio camino, volviendo de nuevo por la oscuridad del desierto (algo fantástico), apareció Salem con su jeep preocupado por nuestra tardanza.

Un día espectacular, en un mundo totalmente diferente, donde reina la más absoluta soledad y donde el agua no existe. Escalar mas aislado es imposible.

Hace dos años, escalando en Dolomitas, paseando un día por Cortina d’Ampezzo, entré en una librería y encontré un libro de reseñas de la zona excelente. Se trata del libro Dolomiti & dintorni de Roberto Lacopelli, que contiene unas reseñas con dibujos fenomenales. La sorpresa, al hojear el libro, fue encontrar en su final un anexo con seis reseñas de Wadi Rum, siendo la última la de la Orange Sunshine, reseña que incluyo en este post para que futuros visitantes no se vean inmersos en los problemas que pueden surgir después de la 5 reunión.

Al día siguiente nos dedicamos al turismo, visitando Petra, que está muy cerquita.


Nota final.
Vía escalada el 3-12-2005 por Xavi Díez y Joaquín Ricarte. La vía Orange Sunshine fue abierta por Howard y Colonna & friends el 27-oct-85.

Fotos (click en las fotos para verlas a mayor tamaño).
Arriba: Cruzando el arco, un momento fantástico.
Abajo:
1-2) Averías en la soledad del desierto.
3) Atasco baja las paredes del Jebel Burdah.
4) A la izquierda la cara este del Jebel Burdah.
5) La cara este con la vía a escalar (fisura de la izquierda).
6-10) Primeros largos.
11) Excursión buscando por donde seguir
12) Xavi en la quinta R.
13) Descansito en la sexta R, que cuenta con un seguro en el suelo y una plataforma donde sacarse los gatos un rato.
14) Maravillosa continuación.
15-18) Un panorama de ensueño. Se hace de noche. Fotos efectuadas poco antes de llegar al arco.
19) La cordada Xavi-Kim.
20) Xavi rapelando hacia el arco.
21) El mismo rapel visto desde abajo.
22) El arco, desde abajo, poco después de cruzarlo.
23) Xavi empezando el rapel después del arco. Puede verse donde está la instalación.
24) Acabando el rapel. El arco, desde aquí es impresionante.


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