lunes, septiembre 12, 2011

Turón de Néouvielle (3.025 m.)

La noche anterior a la ascensión, la baronesa de la Glère me vino a preguntar amablemente ¡a la habitación! a que hora quería el desayuno, formulando la pregunta así: ¿qué tal el desayuno a las 7.30 h.?

Como ya tengo experiencia en interpretar el lenguaje del rostro, traduje rápidamente la pregunta al lenguaje normal, quedando la pregunta más o menos así: “mira tío, me veo venir que eres el único que probablemente se quiere levantar pronto y no me vas a tocar las pelotas dándome el madrugón, así ¿qué tal el desayuno a las 7.30 h? O sea, que solo articuló verbalmente la parte final. El resto lo transmitía con la cara.

Acepté rápidamente la propuesta no fuese que me dejase otra vez sin cena. Esta mujer tenía más poder que los mercados.

A las 8.15 h. salía caminito del Turón, más solo que la una, nadie por aquí, nadie por allá. Día espléndido, ni una nube, y a disfrutar, descubriendo este valle que recorría por vez primera. Aligeré ropa rápidamente y poco rato después estaba en manga corta, a pesar de que el tramo bajo la Brecha Chausenque lo hice a plena sombra, lo que se agradecía.

Hay varias variantes de subida y opté por la que va más próxima al cresterío Mourelle-Néouvielle-Trois Conseillers-Turón (ver la foto del track). Recorrido salpicado de innumerables lagos (aunque está todo muy seco, debido a lo poco que ha llovido últimamente), cada uno con su color diferente, engrandecidos por las obras hidroeléctricas que se llevaron a cabo hace ya tiempo, empezando en los años entre las dos guerras. Unos 80 Km. de galerías subterráneas recorren el macizo.

Una vez se llega bajo la pala que lleva al collado que separa el Néouvielle del Trois Conseillers debería ya pisarse el glaciar de Maniportet. Pero he aquí otra víctima del calentamiento global. Una pequeña mancha de nieve testifica la situación terminal de este glaciar. Piedras y más piedras, bloques y bloques, es decir, la morrena del glaciar, hasta llegar a la cumbre. La ascensión de estas cumbres a principio de temporada, con nieve, debe ser evidentemente mucho más cómoda.

El Turón es una cumbre muy frecuentada, la que más de este macizo, lo que asegura un recorrido sin pérdida posible, con fitas innumerables. Tiene el privilegio de ser el primer tres mil que se ascendió en el Pirineo, exactamente el 2 agosto de 1797 (¡hace más de 200 años!), por el astrónomo Vidal y el químico Reboul que estaban llevando a cabo la topografía general de los Pirineos. Posiblemente algún pastor alcanzó previamente la cumbre de algún otro tres mil, pero como no escribían…

Disfruté enormemente viendo la cresta de los Trois Coinsellers al Néouvielle (en esta cumbre sí que vi gente, pero escalando la cresta no había nadie), que hice con Josep Emili el 14-7-1991. ¡Cómo disfrutamos!

El recorrido que hice me llevó a salir a la cresta Turón-Trois Coinsellers, ya muy próximo a la cumbre, cima inconfundible porque aloja dos gigantescas torres de piedras, muestra de lo concurrida que está esta cumbre. Las torres son de tal tamaño (ver foto) que igualan a la más grande que había visto hasta la fecha, en la cumbre del Badet.

Lo más espectacular de esta cumbre es que tienes bajo los pies el enorme lago de Cap de Long. Cima realmente precioso, con una enorme vista, en la que están incluidos dos picos habituales, que no llegan a tres mil metros, pero que aparecen siempre en el horizonte, por más lejos que se halle uno de ellos: el Midi de Bigorre en el lado francés y el Cotiella en el lado español. Dos cumbres permanentes siempre en cualquier panorama del Pirineo central.

Muy próxima a esta cumbre esta el tres mil secundario denominado Reboul-Vidal en memoria de los primeros ascensionistas al Turón. Me puse el traje de faena y me fui a intentarlo. Desgrimpada de II para evitar la roca suelta (F+) hasta que llegué a un tramo roto y decidí darme la vuelta ya muy cerca del collado que separa ambas cimas. Estas cumbres inventadas para hinchar la lista de tres miles me la sudan y no pienso arriesgar lo más mínimo para pisarlas. Si merecen la pena como cumbres, se hacen, sino paso olímpicamente. Son una tontería y más si hay riesgo, por pequeño que sea.

Unas fotos, un ñam-ñam de barritas y no acababa de creerme que estuviese solo en el Turón. Aproveché para mirarme el panorama de la ascensión siguiente prevista para el viernes (Bugarret-Pale de Crobonouse), que me quedaba enfrente mismo, a la derecha del Pic Long.

Lástima de horario y de no tener más fuerzas (los bloques desgastan una barbaridad) ya que la cima de Trois Conseillers estaba allí mismo.

Bajando y habiendo ya recorrido dos tercios del trayecto, me encontré al único ser humano que vi en todo el día. Iba con un perro y me llamó a gritos. ¿Dónde estoy?, me preguntó en francés. Quería ir a Cap de Long, nada más y nada menos, donde tenía el coche. Camiseta y pantalón corto y sin mochila. Ni agua. Bien por el chico. Eso sí, tenía mapa, pero no sabía donde se encontraba y por lo tanto no le servía de nada. Le expliqué que había de enfilar la brecha Chausenque y bajar hasta Oredón, pero antes de llegar al lago había de volver a subir para pasar a Cap de Long. Quedaban menos de cinco horas de luz y le pregunté si estaba cachas, ya que de no ser así "una noche en el Monte Pelado” en manga corta, sin agua ni papeo, no suele ser cosa muy agradable. Respondió afirmativamente y salió como un cohete. Compadezco a su perro.

El día se cerró con una excelente cena y la baronesa me vino a preguntar personalmente (¡que detallazo, que honor!) si me había quedado satisfecho y medio intentó disculparse por la cena que me largó el día anterior.

Cené con una guía irlandesa afincada en el Pirineo Francés que llevaba a una pareja (chico-chica) de jóvenes filipinos que vivían en Londres. Cena en inglés y algo divertido: el chico, a pesar de su inconfundible cara filipina, era descendiente de españoles y se llamaba Francisco Quiñón. Me explicó que la Ñ le llevaba por el camino de la amargura al trabajar en un entorno anglosajón.

Pero más divertido fue cuando le di mi nombre y se quedó pasmado ya que mi apellido es el mismo que el del héroe filipino de la independencia de su país y de la segunda guerra mundial, el general Artemio Ricarte. Antepasado mío, le dije, y nos reímos mucho.

Y me fui a dormir con un nuevo compañero de habitación. Un simpático abuelete francés que también iba solo y que tenía previsto recorrer el mismo trayecto al día siguiente, al refugio Packe (2.524 m.).

Fotos (click en la foto para verla a mayor tamaño):
Arriba: en la cumbre del Turón. Justo encima de mi cabeza, el Pic Long.
Abajo:
1) El refugio, encima del lago, va quedando lejos.
2) El reino de la piedra. La brecha Chausenque queda oculta a la izquierda.
3) Para flipar. Una fita que es una llanta de automóvil. Supongo que procede de el material empleado en las múltiples obras eléctricas de la zona. Al fondo ya se ve el collado que separa el Néouvielle del Trois Conseillers. Se ve al fondo una pequeña mancha de nieve. Es todo lo que queda del glaciar de Maniportet.
4) El mismo collado visto ya desde una cota superior y la arista SSE del Néouvielle.
5) Los lagos de Maniportet.
6) Foto con zoom de la arista SSe del Néouvielle. Desde aquí se veía perfectamente en su totalidad.
7) Llegada a la cresta y pocos metros al fondo la cumbre.
8) La ¿cima? Reboul-Vidal. Al fondo el resto de cimas del macizo del Néouvielle. A la izquierda el Estargane-Campbieil y en el centro el Maou-Badet-Pic Long y el Maubic enfrente de ellos (más próximo al Turón).
9) Las cumbres del circo: Espalda, Torre, casco, brecha de Rolando y Taillón.
10) Las cumbres que ascendí el viernes siguiente: Crabonouse y Bugarret. además la Dent d'Estibere Male. Al fondo, Monte Perdido, Cilindro y Marboré (las tres Sorores).
11) Los lagos de Coueyla Det Mey y Bugarret, por los que pasaría cerca para ascender al Bugarret.
12) El enorme lago Tourrat a los pies de la cara norte del Pic Long.
13) El Balaitous en la lejanía.
14) Al fondo el macizo del Cotiella (a la derecha). A la izquierda la Peña de las Once y a su derecha, separado por un gran collado, el Picollosa.
15) El lago de Cap de Long. Enorme gracias a una gran presa.
16) El Vignemale, con su gran glaciar, uno de los últimos que morirán.
17-18) En la cumbre.
19) Las dos grandes torres de piedras de la cumbre.
20) La brecha Chausenque bajando. Desde aquí puede verse bien.
21) Track del recorrido (el descenso, que es más perfecto) en Google.



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