jueves, julio 16, 2009

Strahlhorn (4.190 m.)


¡Por fin! Sin nubes. Amanecer espléndido. Todo rodado. Calor. Salimos al amanecer y la salida del sol nos sorprende en el Allalingletscher, ese largo glaciar que nos lleva hasta el Adlerpass (3.789 m.), en una monótona e inacabable ascensión con una pendiente muy baja, con lo que no ganas metros ni en broma.
En el Adlerpass la historia no se acaba. La cresta hasta la cumbre es larguisima. Nos cruzamos con Bonifacio, Andoni y un tercer compañero (no me acuerdo de su nombre) y nos dicen (viento fuerte en ese segmento de la arista, ya que día perfecto no existe en los Alpes) que la cumbre está "a tomar polculo (sic)". Pues bien, no está "a tomar polculo", está "a tomar polculoymedio".
Al principio tiene unos segmentos a controlar, de esos de no te caigas, pero luego es muy amplia. Te esperas una cumbre, por fin, de esas amplias, gentiles, etc. Pero no, yo en la cruz metálica y Josep Emili y Sara en una piedra un poco más allá. No hay sitio para tres.
Vista increíble (Monte Rosa, Cervino, Dom, Allalin, Rimpfischhorn, Alphubel, etc.), pero la paliza que nos hemos pegado nos ha dejado con pocas ganas de disfrutarla.
En la bajada padecemos de calor a tope. Un torradero. ¡Que contrastes! ¿Durará esto?
Al llegar al Britannia la gente está en los bancos de la terraza. Parece la Costa Brava.
Sólo hemos subido diez personas a la cumbre. Y es que está es una cumbre para hacer con esquís.
Hemos encontrado muchas grietas, pero en fase de apertura, lo que no nos ha dado ningúan problema, pero saltitos, muchos. Ventajas de estar aquí en Julio.
Cervecita (todo un lujo de Casino de Montecarlo) y disfrute de las cabras ¿salvajes? que nos vienen a ver.

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