Leía el finde que el cambio en el límite de velocidad que el gobierno nos ha impuesto, impregnado como está de austeridad, ha producido un descenso en el número de multas por exceso de velocidad y por lo tanto en la recaudación.
Daño colateral no previsto el que han obtenido, ya que seguramente se relamían de gusto pensando que la gente seguiría circulando a 120 Km./h. y las multas caerían con enorme facilidad.
Pero mira por donde los españoles nos estamos volviendo disciplinados, o hartos ya, que es lo que yo creo, hemos decidido jugar el mismo juego: si tú me quieres multar, yo ya no me dejo. Si hace falta iré empujando el coche (allá tú lo que te pase en las elecciones), pero multarme, no me multas.
A la ofensiva del personal se añadió la de la propia Guardia Civil, que con salarios rebajados no está tampoco mucho por la labor y también le ha creado un buen agujero a la tesorería estatal.
Por lo tanto tocaba aplicar la imaginación, porque el objetivo de recaudar es permanente y no ha de decaer. ¡Hay que multar, como sea!
Podríamos dedicar nuestra imaginación a otras cosas más productivas, pero he aquí el último invento para multarnos. Naturalmente es un sistema automático, a efectos de evitar la pereza díscola de la Guardia Civil, así no se permite que la Benemérita se relaje.
Vamos a ver. Cuando aparecen unas señales de obras y ponen una señal de limitación a 20 o 30 Km./h. ¿va alguien a esa velocidad? La realidad es que muy pocos, por decir nadie. El más modosito se pone a 40 o 50 Km./h., una velocidad deslumbrante. Por lo tanto aquí tenemos una buena fuente de negocio.
Ahora se trata de poner un radar en ese tramo y el negocio está asegurado. Puestos ya, nada mejor que camuflarlo de señal de tráfico, como muestra la foto.
Y si hace falta se monta el tinglado sin que haya realmente obra. Se levanta por la mañana la parejita de la Guardia Civil, se pillan unos conos, se van a un tramo de carretera normal, ponen las señales de obras y las limitaciones, colocan el radar camuflado y 300 m. después se monta la oficina de recaudación y ¡a hincharse! Una vez cumplidos los objetivos de recaudación del día, se desmonta la obra y para casa. Al menos cuando pasemos al día siguiente y no veamos las señales pensaremos en lo eficientes que se están volviendo los servicios del Ministerio reparando carreteras.
Por lo tanto ¡al loro! Y ¡un viva por los responsables de tráfico! ¡Y otro viva por este Gobierno!, tan imaginativo él, que siempre hace estas cosas para mejorar nuestra seguridad (mantra ya conocido y repetido hasta la saciedad) ya que a estas velocidades los accidentes podrían ser terribles.
Nota: no se le ocurra a usted circular por el tramo a 80 Km./h., ya que es el triple de la velocidad permitida... y la multa y los puntos que pueden caer son celestiales...
Daño colateral no previsto el que han obtenido, ya que seguramente se relamían de gusto pensando que la gente seguiría circulando a 120 Km./h. y las multas caerían con enorme facilidad.
Pero mira por donde los españoles nos estamos volviendo disciplinados, o hartos ya, que es lo que yo creo, hemos decidido jugar el mismo juego: si tú me quieres multar, yo ya no me dejo. Si hace falta iré empujando el coche (allá tú lo que te pase en las elecciones), pero multarme, no me multas.
A la ofensiva del personal se añadió la de la propia Guardia Civil, que con salarios rebajados no está tampoco mucho por la labor y también le ha creado un buen agujero a la tesorería estatal.
Por lo tanto tocaba aplicar la imaginación, porque el objetivo de recaudar es permanente y no ha de decaer. ¡Hay que multar, como sea!
Podríamos dedicar nuestra imaginación a otras cosas más productivas, pero he aquí el último invento para multarnos. Naturalmente es un sistema automático, a efectos de evitar la pereza díscola de la Guardia Civil, así no se permite que la Benemérita se relaje.
Vamos a ver. Cuando aparecen unas señales de obras y ponen una señal de limitación a 20 o 30 Km./h. ¿va alguien a esa velocidad? La realidad es que muy pocos, por decir nadie. El más modosito se pone a 40 o 50 Km./h., una velocidad deslumbrante. Por lo tanto aquí tenemos una buena fuente de negocio.
Ahora se trata de poner un radar en ese tramo y el negocio está asegurado. Puestos ya, nada mejor que camuflarlo de señal de tráfico, como muestra la foto.
Y si hace falta se monta el tinglado sin que haya realmente obra. Se levanta por la mañana la parejita de la Guardia Civil, se pillan unos conos, se van a un tramo de carretera normal, ponen las señales de obras y las limitaciones, colocan el radar camuflado y 300 m. después se monta la oficina de recaudación y ¡a hincharse! Una vez cumplidos los objetivos de recaudación del día, se desmonta la obra y para casa. Al menos cuando pasemos al día siguiente y no veamos las señales pensaremos en lo eficientes que se están volviendo los servicios del Ministerio reparando carreteras.
Por lo tanto ¡al loro! Y ¡un viva por los responsables de tráfico! ¡Y otro viva por este Gobierno!, tan imaginativo él, que siempre hace estas cosas para mejorar nuestra seguridad (mantra ya conocido y repetido hasta la saciedad) ya que a estas velocidades los accidentes podrían ser terribles.
Nota: no se le ocurra a usted circular por el tramo a 80 Km./h., ya que es el triple de la velocidad permitida... y la multa y los puntos que pueden caer son celestiales...
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