El uno de agosto del 1996, con Josep Emili Ferrer, hicimos la travesía de la cresta del Gourgs-Blancs, empezando en el Pic Arlaud y acabando en el Lourde-Rochevable, donde puede decirse que acaba formalmente la cresta. Pero dado el que Camboué estaba a tiro de piedra nos llegamos a él.
La cresta del Gourgs-Blancs al llegar al Lourde-Rochevable se bifurca. Por un lado si seguimos la rama que forma la cresta fronteriza llegamos al Puerto de Gías para encontrarnos después las tres cumbres del Clarabide.
Pero hacia la derecha otra cresta se adentra en Francia, con las cumbres del Camboué, después el Saint-Saud, para acabar en la pirámide de Pouchergues, que ya no tiene tres mil metros.
Lo que ya no hicimos en el 96 fue seguir hasta el Saint-Saud. A pesar de que la cumbre está a cota más baja vimos que seguir a toda cresta requería maniobras orquestales y ya llevábamos a las espaldas una buena ración después de cruzar todo el cresterío del Gourgs-Blancs.
Lo que no vimos (ni sabíamos) es que podíamos haber bajado la pedrera que tiene el Camboué a su este y que lleva a los pies del Saint-Saud dejando muy fácil su ascensión. Probablemente si hubiésemos ascendido esta cumbre no habríamos vuelto al coche aquella misma tarde, quedándonos a dormir en Estós una noche más.
Y como no podía dejar suelto este cabo, el lunes volví a Estós. No recorría el agradable camino que atraviesa este valle desde el dos de Agosto del 2000 (¡once años ya!). Ese día salí del Refugio del Portillón, en el lado francés, subí al Spijeoles, para luego bajar, subir de nuevo y cruzar la frontera por el Port d’Oô, bajar a Estós, recorrer el valle hasta la carretera ¡y subir por ella hasta su final al valle de Remuñe, donde tenía el coche! Una paliza soberana.
El otoño viene con retraso este año. Sequía absoluta y a cambio un tiempo espléndido para hacer montaña. Hice la subida al refugio por la tarde. Hasta la cabaña de Turmo hay pista, pero sólo para servicios autorizados. Extrañamente me encontré con ocho 4x4 que bajaron gradualmente hacia Benasque. La respuesta la tuve al llegar a Turmo, donde hay un cercado enorme para albergar ganado. Allí estaban todas las vacas que han estado pastando este verano por estas montañas. Ya ha llegado el momento de llevarlas a sus respectivos rediles, ya que en cualquier momento bajarán las temperaturas. El veranillo que disfrutamos es atípico. Por lo tanto los 4x4 eran de los diferentes pastores que habían subido para llevar a cabo “el repliegue”. Impresionante ver a tanta vaca junta (ver foto). Al día siguiente, al bajar, ya se las habían llevado a todas.
Muy poca gente en el refugio (diez personas), que se inauguró el día de mi cumple en 1987 (tengo fotos con los andamios aún en las paredes) y que sustituyó al antiguo que se quemó o lo quemaron. Una placa en el refugio recuerda que allí se creo la asociación Montañeros de Aragón de Barbastro.
Este refugio ha padecido el efecto contrario de otros muchos, que se construyeron pequeños y luego hubo que ampliar. Estós se construyó grande porque en su momento aún era la ruta normal para el Posets, la segunda cumbre del Pirineo y eso siempre atrae gente. Pero la construcción del refugio del Forcau cambió las cosas, ya que la ruta al Posets (la antiguamente denominada “Ruta Real”), que se puede hacer por Eriste, es mucho más fácil. Por lo tanto sobra refugio, excepto esos días de Agosto en que se llena todo.
Cena a las siete y media. Una pareja es suficiente para cuidar todo. El guarda es catalán y la cena estuvo bastante bien, aunque aquello parecía un velatorio.
A las nueve estaba en el catre leyendo el diario y a las 6.45 levando anclas, para salir a las siete treinta, como en Goritz, aunque como el día se va volviendo más corto, llevé un rato aún la frontal, ya que estaba ameneciendo. Ventaja es conocer el camino y poder partir a oscuras.
La subida desde el refugio (que se halla a cota inferior a los 2.000 m., exactamente a 1.895 m.) hasta el Puerto de Gías (2.911 m.) es una subida preciosa, por buen terreno si exceptuamos el tramo final, pero exigente, ya que en ningún momento permite un respiro. Son mil metros de subida de un tirón.
Salí en solitario, pero hora y media después me pilló una pareja de jóvenes valencianos que iban al Gías. Ella sin mochila y él llevándolo todo (conozco otros casos como este). Y como el chico tiraba que daba gusto, pronto me pasaron. Ir al ritmo de otros te rompe. Mantener el ritmo propio es algo sagrado. Es preferible ir solo, pero a tu ritmo.
Antes de llegar al primer lago se dieron un respiro y nos volvimos a juntar para comer algo. Resulta que había estado trabajando de dependiente en Alpesport, en Andorra, hasta el año pasado y es la tienda de Andorra donde a veces me compro cosas de montaña. O sea, que nos habíamos visto alguna vez.
Hablando de cosas hechas y sueños por hacer y como ejemplo de cómo se puede estar de fuerte cuando se es joven, me explicó que hizo la Norte del Perdido, desde Pineta a la cumbre en nueve horas. Uf!!!
Antes de llegar al Ibón de Gías que hay bajo las paredes del cresterío del Gourgs-Blancs hay un pequeño lago. Pues bien, el lago ha muerto en combate; ha desaparecido y las piedras negras de su fondo se broncean ahora al sol probablemente por vez primera en su vida.
El lago grande, el Ibón de Gías, ha perdido tres o cuatro metros de nivel. Da pena. Desde el lago se veían ya muy bien las paredes del Seil de la Bacquo, mostrando los rastros de la primera (y efímera) nevada del año, que cayó el viernes, pero que la entrada del anticiclón de nuevo, con un veranillo adicional, ha fundido rápidamente, a excepción de las caras norte, donde se podían ver mejor aún sus efectos (ver fotos).
Después del lago me separé de mis colegas ya que eligieron subir al Gías por una variante directa, sin pasar por el Puerto de Gías, adonde me dirigía yo. Nos fuimos viendo todo el rato (hasta los oía incluso). Cuando ellos alcanzaron la cumbre yo también estaba flanqueando a pocos metros de la cumbre del Lourde-Rocheblave, para alcanzar el Camboué.
Y es que pensaba que lo mejor era volver a situarme en la cumbre del Camboué para ir al Saint-Saud. Me miré el tema desde el Puerto de Gías (ojo, no confundirse, ya que el paso correcto está a la derecha del collado, y el que hay a la izquierda es un error, con un pendiente brutal, pero al estar pisado engaña a muchos) y pensé que había que bajar muchos metros, para luego tener que subirlos de nuevo. Decidí, pués, que lo mejor era irme al Camboué y desde allí bajar para hacer el Saint-Saud, que era mi objetivo.
Sin embargo al volver me di cuenta que la forma más fácil de hacer esta cumbre desde Estós, es subir al Puerto, bajar por el lado francés unos sesenta metros y enseguida flanquear (hay fitas al principio y unas pocas después) para situarnos fácilmente a los pies de la pequeña pirámide que es esta cumbre.
Desde el Camboué el acceso al Saint-Saud se complica un poco más, ya que la cresta que los une tiene tramos nada fáciles, por lo que lo más rápido es bajar el pedregal que da al este, pedregal bastante pendiente, inestable y delicado al inicio de la bajada.
Una vez abajo se ve una canalilla muy pisada que nos lleva hacia arriba muy rápido. Se pasa entonces en un corto flanqueo hacia el sur (puse una fita), donde encontramos el rastro que habríamos seguido de haber llegado directamente desde el Puerto de Gías. En un momento estamos ya en lo alto de esta cumbre, desde donde tenemos una vista ligeramente inferior a la del Camboué, pero enorme, especialmente sobre esta región del Pirineo que posiblemente es la que tiene más cumbres de tres mil metros.
Viento fresquito hasta ese momento, pero en la cumbre apareció el calor. Manga corta ya al bajar y visibilidad inmensa y al igual que el día de la Soum de Ramond, ni una nube, ¡ni una! en todo el Pirineo visible.
Más fotos y bajé hasta donde me había dejado todas las cosas, ya que era absurdo subirlas estando tan cerca la cumbre. Me dí una ración de crema protectora y comí un poco.
Decidí volver por el Puerto de Gías, ya que desde aquí se ve claro que es la mejor opción para alcanzar esta cumbre. En el Puerto me hice unas cuantas fotos más y seguí estando solo, como estuve desde que la pareja se separó de mí.
Bajada sin contemplaciones con calor de auténtico verano. A las diecisiete horas en el refu donde recogí cosas, me tomé una Coca-Cola para subir el azúcar, pagué cristianamente la factura y de nuevo a la ruta. A las diecisiete treinta salía de nuevo, después de despedirme de la parejita, que estaban jugando una partida al parchís y que también habían triunfado como comprobé visualmente desde el Camboué.
A las diecinueve treinta en el coche, anocheciendo ya, y a las veintitres quince entraba en mi casa en Barcelona. Ya no se puede pedir más. Me quejo de que bajo mal las montañas, pero que dure este "bajar mal"…
Ascensión efectuada en solitario los días 10-11 de Octubre de 2011: 29 Km. y casi dos mil metros de desnivel acumulados.
Fotos (click en las fotos para verlas a mayor tamaño).
Arriba: en la cumbre del Saint-Saud, con el Camboué a la izquierda, muy próximo, y al fondo la cresta del Gourgs Blancs.
Abajo:
1) Camino del refugio: la caseta de Santa Ana.
2) Composición con tres fotos de la inmensa vista que hay desde el fondo del valle de Estós de la cadena fronteriza, desde el Perdiguero, con su larga cresta (derecha), hasta los Clarabides-Gías, pasando por el Seil de la Bacquo.
3) La cabaña de Turmo.
4-5) Las vacas del pueblo no se han "escapao", todo lo contrario.
6) Subiendo hacia el Ibón de Gías.
7) Aquí debería estar el lago inferior, pero...
8) Vista de los Clarabides con el Posets al fondo.
9) El Bachimala y su cresta. Bastante nevadito para lo poco que cayó.
10) La zona maravillosa en cuyo centro se halla el refugio del Portillón. A la izquierda el Lezat y altivo el primer Crabioules. A la derecha el Perdiguero.
11) En la cumbre del Camboué.
12) La cresta del Gourgs Blancs desde el Camboué.
13) Los tres picos Belloc.
14) El Vignemale asoma en la lejanía.
15) En la cumbre del Saint-Saud.
16) La fácil cresta que une el Lourde-Rochevable con el Camboué, por la que he pasado para acceder su cumbre. Se ve la inestable pedrera que hay que bajar para situarse al pie de la pirámide del Saint Saud.
17) El Puerto de Gías volviendo desde el Saint Saud (lado francés).
18) Vista desde el Puerto del tramo que hay que bajar y luego flanquear para llegar al Saint Saud.
19) De regreso pasando por el Puerto de Gías, con el Saint-Saud al fondo.
20) Atardecer en el Seil de la Bacquo e Ibón de Gías.
21) Llegando al refugio. Una tarde veraniega.
22) De regreso al coche por el valle de Estós, contemplando las Tucas de Ixea y los bosques que ua empiezan a amarillear.
23) Track de estos a las dos cumbres.
24) Detalle del track de la parte superior del recorrido, pasando por el Puerto y por las dos cumbres.
25) Un soberbio panorama de 360 grados desde la cumbre del Camboué. Puede comprobarse que no había ni una nube en todo el Pirineo.
26) Track desde el refugio hasta las cumbres sobre el mapa de la Alpina.
La cresta del Gourgs-Blancs al llegar al Lourde-Rochevable se bifurca. Por un lado si seguimos la rama que forma la cresta fronteriza llegamos al Puerto de Gías para encontrarnos después las tres cumbres del Clarabide.
Pero hacia la derecha otra cresta se adentra en Francia, con las cumbres del Camboué, después el Saint-Saud, para acabar en la pirámide de Pouchergues, que ya no tiene tres mil metros.
Lo que ya no hicimos en el 96 fue seguir hasta el Saint-Saud. A pesar de que la cumbre está a cota más baja vimos que seguir a toda cresta requería maniobras orquestales y ya llevábamos a las espaldas una buena ración después de cruzar todo el cresterío del Gourgs-Blancs.
Lo que no vimos (ni sabíamos) es que podíamos haber bajado la pedrera que tiene el Camboué a su este y que lleva a los pies del Saint-Saud dejando muy fácil su ascensión. Probablemente si hubiésemos ascendido esta cumbre no habríamos vuelto al coche aquella misma tarde, quedándonos a dormir en Estós una noche más.
Y como no podía dejar suelto este cabo, el lunes volví a Estós. No recorría el agradable camino que atraviesa este valle desde el dos de Agosto del 2000 (¡once años ya!). Ese día salí del Refugio del Portillón, en el lado francés, subí al Spijeoles, para luego bajar, subir de nuevo y cruzar la frontera por el Port d’Oô, bajar a Estós, recorrer el valle hasta la carretera ¡y subir por ella hasta su final al valle de Remuñe, donde tenía el coche! Una paliza soberana.
El otoño viene con retraso este año. Sequía absoluta y a cambio un tiempo espléndido para hacer montaña. Hice la subida al refugio por la tarde. Hasta la cabaña de Turmo hay pista, pero sólo para servicios autorizados. Extrañamente me encontré con ocho 4x4 que bajaron gradualmente hacia Benasque. La respuesta la tuve al llegar a Turmo, donde hay un cercado enorme para albergar ganado. Allí estaban todas las vacas que han estado pastando este verano por estas montañas. Ya ha llegado el momento de llevarlas a sus respectivos rediles, ya que en cualquier momento bajarán las temperaturas. El veranillo que disfrutamos es atípico. Por lo tanto los 4x4 eran de los diferentes pastores que habían subido para llevar a cabo “el repliegue”. Impresionante ver a tanta vaca junta (ver foto). Al día siguiente, al bajar, ya se las habían llevado a todas.
Muy poca gente en el refugio (diez personas), que se inauguró el día de mi cumple en 1987 (tengo fotos con los andamios aún en las paredes) y que sustituyó al antiguo que se quemó o lo quemaron. Una placa en el refugio recuerda que allí se creo la asociación Montañeros de Aragón de Barbastro.
Este refugio ha padecido el efecto contrario de otros muchos, que se construyeron pequeños y luego hubo que ampliar. Estós se construyó grande porque en su momento aún era la ruta normal para el Posets, la segunda cumbre del Pirineo y eso siempre atrae gente. Pero la construcción del refugio del Forcau cambió las cosas, ya que la ruta al Posets (la antiguamente denominada “Ruta Real”), que se puede hacer por Eriste, es mucho más fácil. Por lo tanto sobra refugio, excepto esos días de Agosto en que se llena todo.
Cena a las siete y media. Una pareja es suficiente para cuidar todo. El guarda es catalán y la cena estuvo bastante bien, aunque aquello parecía un velatorio.
A las nueve estaba en el catre leyendo el diario y a las 6.45 levando anclas, para salir a las siete treinta, como en Goritz, aunque como el día se va volviendo más corto, llevé un rato aún la frontal, ya que estaba ameneciendo. Ventaja es conocer el camino y poder partir a oscuras.
La subida desde el refugio (que se halla a cota inferior a los 2.000 m., exactamente a 1.895 m.) hasta el Puerto de Gías (2.911 m.) es una subida preciosa, por buen terreno si exceptuamos el tramo final, pero exigente, ya que en ningún momento permite un respiro. Son mil metros de subida de un tirón.
Salí en solitario, pero hora y media después me pilló una pareja de jóvenes valencianos que iban al Gías. Ella sin mochila y él llevándolo todo (conozco otros casos como este). Y como el chico tiraba que daba gusto, pronto me pasaron. Ir al ritmo de otros te rompe. Mantener el ritmo propio es algo sagrado. Es preferible ir solo, pero a tu ritmo.
Antes de llegar al primer lago se dieron un respiro y nos volvimos a juntar para comer algo. Resulta que había estado trabajando de dependiente en Alpesport, en Andorra, hasta el año pasado y es la tienda de Andorra donde a veces me compro cosas de montaña. O sea, que nos habíamos visto alguna vez.
Hablando de cosas hechas y sueños por hacer y como ejemplo de cómo se puede estar de fuerte cuando se es joven, me explicó que hizo la Norte del Perdido, desde Pineta a la cumbre en nueve horas. Uf!!!
Antes de llegar al Ibón de Gías que hay bajo las paredes del cresterío del Gourgs-Blancs hay un pequeño lago. Pues bien, el lago ha muerto en combate; ha desaparecido y las piedras negras de su fondo se broncean ahora al sol probablemente por vez primera en su vida.
El lago grande, el Ibón de Gías, ha perdido tres o cuatro metros de nivel. Da pena. Desde el lago se veían ya muy bien las paredes del Seil de la Bacquo, mostrando los rastros de la primera (y efímera) nevada del año, que cayó el viernes, pero que la entrada del anticiclón de nuevo, con un veranillo adicional, ha fundido rápidamente, a excepción de las caras norte, donde se podían ver mejor aún sus efectos (ver fotos).
Después del lago me separé de mis colegas ya que eligieron subir al Gías por una variante directa, sin pasar por el Puerto de Gías, adonde me dirigía yo. Nos fuimos viendo todo el rato (hasta los oía incluso). Cuando ellos alcanzaron la cumbre yo también estaba flanqueando a pocos metros de la cumbre del Lourde-Rocheblave, para alcanzar el Camboué.
Y es que pensaba que lo mejor era volver a situarme en la cumbre del Camboué para ir al Saint-Saud. Me miré el tema desde el Puerto de Gías (ojo, no confundirse, ya que el paso correcto está a la derecha del collado, y el que hay a la izquierda es un error, con un pendiente brutal, pero al estar pisado engaña a muchos) y pensé que había que bajar muchos metros, para luego tener que subirlos de nuevo. Decidí, pués, que lo mejor era irme al Camboué y desde allí bajar para hacer el Saint-Saud, que era mi objetivo.
Sin embargo al volver me di cuenta que la forma más fácil de hacer esta cumbre desde Estós, es subir al Puerto, bajar por el lado francés unos sesenta metros y enseguida flanquear (hay fitas al principio y unas pocas después) para situarnos fácilmente a los pies de la pequeña pirámide que es esta cumbre.
Desde el Camboué el acceso al Saint-Saud se complica un poco más, ya que la cresta que los une tiene tramos nada fáciles, por lo que lo más rápido es bajar el pedregal que da al este, pedregal bastante pendiente, inestable y delicado al inicio de la bajada.
Una vez abajo se ve una canalilla muy pisada que nos lleva hacia arriba muy rápido. Se pasa entonces en un corto flanqueo hacia el sur (puse una fita), donde encontramos el rastro que habríamos seguido de haber llegado directamente desde el Puerto de Gías. En un momento estamos ya en lo alto de esta cumbre, desde donde tenemos una vista ligeramente inferior a la del Camboué, pero enorme, especialmente sobre esta región del Pirineo que posiblemente es la que tiene más cumbres de tres mil metros.
Viento fresquito hasta ese momento, pero en la cumbre apareció el calor. Manga corta ya al bajar y visibilidad inmensa y al igual que el día de la Soum de Ramond, ni una nube, ¡ni una! en todo el Pirineo visible.
Más fotos y bajé hasta donde me había dejado todas las cosas, ya que era absurdo subirlas estando tan cerca la cumbre. Me dí una ración de crema protectora y comí un poco.
Decidí volver por el Puerto de Gías, ya que desde aquí se ve claro que es la mejor opción para alcanzar esta cumbre. En el Puerto me hice unas cuantas fotos más y seguí estando solo, como estuve desde que la pareja se separó de mí.
Bajada sin contemplaciones con calor de auténtico verano. A las diecisiete horas en el refu donde recogí cosas, me tomé una Coca-Cola para subir el azúcar, pagué cristianamente la factura y de nuevo a la ruta. A las diecisiete treinta salía de nuevo, después de despedirme de la parejita, que estaban jugando una partida al parchís y que también habían triunfado como comprobé visualmente desde el Camboué.
A las diecinueve treinta en el coche, anocheciendo ya, y a las veintitres quince entraba en mi casa en Barcelona. Ya no se puede pedir más. Me quejo de que bajo mal las montañas, pero que dure este "bajar mal"…
Ascensión efectuada en solitario los días 10-11 de Octubre de 2011: 29 Km. y casi dos mil metros de desnivel acumulados.
Fotos (click en las fotos para verlas a mayor tamaño).
Arriba: en la cumbre del Saint-Saud, con el Camboué a la izquierda, muy próximo, y al fondo la cresta del Gourgs Blancs.
Abajo:
1) Camino del refugio: la caseta de Santa Ana.
2) Composición con tres fotos de la inmensa vista que hay desde el fondo del valle de Estós de la cadena fronteriza, desde el Perdiguero, con su larga cresta (derecha), hasta los Clarabides-Gías, pasando por el Seil de la Bacquo.
3) La cabaña de Turmo.
4-5) Las vacas del pueblo no se han "escapao", todo lo contrario.
6) Subiendo hacia el Ibón de Gías.
7) Aquí debería estar el lago inferior, pero...
8) Vista de los Clarabides con el Posets al fondo.
9) El Bachimala y su cresta. Bastante nevadito para lo poco que cayó.
10) La zona maravillosa en cuyo centro se halla el refugio del Portillón. A la izquierda el Lezat y altivo el primer Crabioules. A la derecha el Perdiguero.
11) En la cumbre del Camboué.
12) La cresta del Gourgs Blancs desde el Camboué.
13) Los tres picos Belloc.
14) El Vignemale asoma en la lejanía.
15) En la cumbre del Saint-Saud.
16) La fácil cresta que une el Lourde-Rochevable con el Camboué, por la que he pasado para acceder su cumbre. Se ve la inestable pedrera que hay que bajar para situarse al pie de la pirámide del Saint Saud.
17) El Puerto de Gías volviendo desde el Saint Saud (lado francés).
18) Vista desde el Puerto del tramo que hay que bajar y luego flanquear para llegar al Saint Saud.
19) De regreso pasando por el Puerto de Gías, con el Saint-Saud al fondo.
20) Atardecer en el Seil de la Bacquo e Ibón de Gías.
21) Llegando al refugio. Una tarde veraniega.
22) De regreso al coche por el valle de Estós, contemplando las Tucas de Ixea y los bosques que ua empiezan a amarillear.
23) Track de estos a las dos cumbres.
24) Detalle del track de la parte superior del recorrido, pasando por el Puerto y por las dos cumbres.
25) Un soberbio panorama de 360 grados desde la cumbre del Camboué. Puede comprobarse que no había ni una nube en todo el Pirineo.
26) Track desde el refugio hasta las cumbres sobre el mapa de la Alpina.
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