martes, septiembre 24, 2013

Soulor – Aubisque (1.709 m.) desde Argelès-Gazost

El año pasado empecé la ascensión de este dueto colosal. Una ascensión realmente de las grandes del Pirineo. Pero en el kilómetro nueve, cuando aún no había empezado lo realmente duro, empezó a llover y me di la vuelta.

En agosto, también del año pasado, subí el Aubisque desde Laruns, una ascensión de las que dejan huella, pero seguía teniendo una cuenta pendiente y es que un puerto, al igual que una montaña, solo son iguales en la cumbre.

Y el momento llegó. Y esta vez con un día formidable. Mejor imposible. Parecía mentira que en el Pirineo francés, tan lluvioso, puedan producirse tantos días seguidos de buen tiempo.

La carretera que lleva al Soulor recorre un valle muy poblado y ganadero. No solo el recorrido está repleto de pueblos, sino que a izquierda y derecha veremos más pueblos en la lejanía. Y los camiones de ganado van arriba y abajo del puerto, en medio de un verdor portentoso.



Pasaremos por Arras-en-Lavedan y Aucun, pero será en Arrens-Marsosus, último pueblo, donde la carretera pide guerra y empezarán las primeras lazadas, que hasta ese momento han brillado por su ausencia, ya que la carretera hasta ese pueblo es más o menos un recorrido recto que va ascendiendo por el valle suavemente.




Se empieza una subida que gana belleza a medida que ascendemos y durante unos pocos metros podremos ver el Balaitous desde su vertiente del Glaciar de las Nieves.


En el Soulor paré a tomar una Coca-Cola y descansar un poco, mientras contemplaba el bello espectáculo que me rodeaba. No solo eran las montañas, era el ir y venir de los ganaderos, de los moteros, de los jubilados en sus motorhomes… y de los cuatro ciclistas que a estas alturas del año circulamos aún por estos sitios.


Las vacas me miran fijamente desde el interior del camión. La bicicleta corre el peligro de quedar perfumada mientras el ganadero se refresca con un Ricard.

 



Ya sé que alguno se reirá, pero ya había subido en muchas ocasiones antes al Soulor, pero desde Ferrieres. Y lo había hecho con mi Home Trainer, sin salir de casa, con las películas que vende TACX (en este caso la de la etapa del Tour del 2010, que cruzó varios puertos) y con las cuales, en invierno, cuando no apetece salir a la calle, puedes mantenerte en forma de una manera más agradable que la de pedalear con una pared enfrente.
 
Dejo para el año que viene un buen reto: subir el Spandelles (que lo tengo pendiente) desde Argelés-Gazost, bajar por la otra vertiente hasta Ferrieres, subir al Soulor y bajar de nuevo a Argelés.

Había que seguir hacia el Aubisque. De momento una bajadita corta aunque en algún momento bastante pendiente (10%). Estas bajadas, que después al volver te las has de subir siempre desagradan. Slalom entre caballos y se llega al inicio de lo que propiamente es el Aubisque: 7,5 km.


Están bien enseñados, ya que circulan por la derecha, como puede comprobarse. El problema es cuando uno circula también por la derecha.


Lo bueno de este recorrido es que es una maravilla, ya que es como si alguien con un bisturí hubiese cortado la ladera de la montaña creando un recorrido sin par. Pero, ¡atención! prohibido salirse de la carretera… porque, sencillamente, es que no te van a encontrar. Un trayecto majestuoso, que se denomina Circo de Littor, con dos cortos pétreos túneles, uno sin problemas, y el otro con agua y cortes transversales en el suelo, bastante desagradable. Durante su recorrido veremos perfectamente la carretera al Col de Spandelles.



Otra vez en las bicicletas del Aubisque. Este año, la foto, hecha por una jubilada australiana (que ni ella sabía lo que hacía en un sitio tal) abarca las tres bicis, aunque, claro, quedo más lejos. Monumentos e hitos no faltan en la cumbre.


En plena subida. Foto de 180 grados. De hecho estoy en un tramo recto y los dos extremos de la carretera enlazan en el punto donde estoy.

 

Si las cuentas no me fallan el Tour ha pasado por este puerto en 42 ocasiones, segunda cima más visitada en el Tour de Francia. Bahamontes pasó en primer lugar en cuatro ocasiones, cuando los españoles seguíamos por radio sus hazañas, ya que esto de circular por los Pirineos era un lujo. El último español en pasar por aquí batiendo al personal fue Javier Otxoa en el 2000. Por desgracia este ciclista fue arrollado en un accidente en el que falleció su hermano y él quedó incapacitado para la práctica del ciclismo. Una pena.

Normas de circulación en el Aubisque.


Poca gente en el Aubisque en comparación con el año pasado, pero, claro, era el mes de agosto. Estaba tan bien, después de 30 km. de subida, y el día era tan formidable, que me pedí comida. En la mesa más próxima había llegado un ciclista, hecho un figurín, con equipación del SKY, y se había pedido el plato del día. Pues yo también, hombre, que me lo he ganado y yo iba del Movistar, para que quedase bien claro de donde era.

Cinco moteros catalanes (uno era en realidad argentino) y el figurín del SKY, a la derecha, papeando. Y el perrito (de mentira) mirando. 


 ¡Que buen sabor de boca dejan estas ascensiones! Y más en esta época del año cuando se respira una tranquilidad que no se encuentra en los meses del ajetreo vacacional. Me lo pasé tan bien que me quedaron ganas de repetir.

 Tramos finales de la subida. La primera foto mirando hacia atrás.



En el collado del Aubisque




Marrón: pedaleo
Naranja: sin pedalear
Rojo: frenando
Violeta: a caballito, sin sentarme en el sillín.

lunes, septiembre 23, 2013

Port de Boucharo (2.270 m.) desde Gavarnie

Prometo que otro día haré este recorrido partiendo desde Luz. No hay problema, pero es que el tráfico de coches hacia Gavarnie es importante (mucha motorhome de jubilados) y la carretera es bastante estrecha. A eso hay que añadirle un tráfico descomunal de camiones de obra que van a toda pastilla, que supongo es momentáneo debido al tema de la riada. Y a mí, la verdad, me desagrada mucho circular así.

Por lo tanto me llevé la bici hasta Gavarnie que, acabada ya la temporada, no cobran por aparcar (dicen que cobran para disuadir, je, je) y tampoco en la carretera, que es de peaje, aunque las bicis no pagan. Desde aquí el grueso de los visitantes se va caminando al Circo, que es la visita habitual. Pero una carretera parte montaña arriba y poco después se bifurca. Hacia la derecha nos iremos al Barrage d’Ossue (que nos situará al inicio del camino que lleva al Refugio de Baysellance) y a la izquierda subiremos hacia el Port de Boucharo que así lo denominan los franceses, o Bujaruelo, que así lo denominamos nosotros.

Empieza el subidón. Ahí arriba tenemos una curva que queda bien alta

Y desde esa curva vemos el tramo que acabamos de pasar, que queda bien abajo


Desde este mismo punto tenemos ya a la vista el ommipresente Pimené y a la derecha los dos Astazous (y en su centro el Corredor Swan), que parecen dos gemelos.


Esta ascensión es de una gran belleza y sorprendentemente tiene poco tráfico. También encontré pocos ciclistas (tres ingleses, para variar, que me hicieron las fotos).

Bajo la Norte del Taillón.


Al principio podemos pensar que vamos a ir a incrustarnos contra el Muro del Circo, pero en realidad, a medida que subimos, nos vamos alejando y desplazándonos hacia la derecha, hacia el Taillón. El Pimené lo tendremos a la vista un buen rato.


Taillón a la vista


Ocupas de la sombra, que el sol quema y no tienen crema protectora

La carretera finaliza en un explanada donde aparcan los coches (pero donde no se puede pernoctar)  y si alguien quiere seguir un poco más por un camino estrecho hasta el propio collado, puede hacerlo. Como ya había estado ahí cuando desde Bujaruelo, hace años, subí con dos amigos al refugio de Serradets (desde donde subimos al Casco, al Taillón y a los dos Gabietous, en el mes de Octubre con todo nevado) me quedé en el parking disfrutando del panorama… y de los recuerdos. Y es que todos los tres miles del circo los he ascendido (algunos dos veces) y el Muro lo he escalado dos veces (y otra casi, en la que nos tuvimos que retirar por la lluvia cuando ya el primero de cuerda, que en esta ocasión era mi cuñado Miguel, había alcanzado el segundo piso).

Menuda vista. Astazous, Marboré, Picos de la Cascada y el Casco. El Pico de Serradets, más proximo, nos tapa varios picos del Circo. A la izquiera de todo puede verse el Pic Rouge de Paila y formando una gran V, la Hourquette d'Allans por donde se puede pasar a Pineta (bastante duro).


Un día formidable, aunque hacia viento, lo que, sudado como estaba, me obligó a abrigarme. La parte final se volvió muy dura en los tramos en que venía de cara. La bajada fue divertida. Viento de cola: propulsado por un cohete. Viento de cara: no hacia falta frenar a pesar de la pendiente. Los dedos de las manos me lo agradecían.

Al empezar la bajada se divisa una buena parte del tramo final.


A mitad de la subida hay una pequeña estación de esquí (difícil ver en el Pirineo francés una carretera que suba a un puerto y no haya una estación de esquí) que se llama Les Especieres. Estación familiar y de nivel fácil.

La estación de esquí




Y al bajar me llegué hasta donde lo permite el camino que llega al Circo. Tranquilidad absoluta y una tarde de ensueño.


La subida abunda en 7-8-9% y ocasionalmente encontraremos 10-11%.

El perfil grabado por el Ibike Newton+ que llevo.
Puede observarse que es una subida sin respiro. Y la bajada frenando bastante por el que piso no permite grandes velocidades.

Marrón: Pedaleo
Naranja: Sin pedalear
Rojo: Frenando
Violeta: Fuera del sillín, a caballito.

 
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