jueves, octubre 06, 2011

Soum de Ramond (3.263 m.) y Punta de las Olas (segunda ascensión)(3.022 m.)


Difícil es encontrar en mi historial alpino ascensiones a picos de 3.000 metros en los Pirineos en octubre, ya que por estas fechas en años normales han caído ya dos nevadas por las cumbres y transitar por nieve no compactada es una auténtica tortura, con riesgo añadido de dejar una pierna o un tobillo maltrechos. Sólo recuerdo una salida en fecha mas tardía, por el Pilar, precisamente en Ordesa, con ascensión al Casco-Taillón-Gabietous, por el lado francés (Serradets) y con todo bien nevadito.

Pero este año es diferente. Ni asomo de mal tiempo desde hace semanas. Sequía absoluta y altas temperaturas. Una compensación para los montañeros que vimos como en el mes de julio no hubo forma de hacer nada porque llovía continúamente. Ahora, este otoño, unos pierden y otros ganan. Los aficionados a las setas lo tienen crudo.

Aprovechando que el anticiclón se sigue manteniendo en toda Europa (en los Alpes debe haber sido histórico la de días seguidos de sol) me voy para Ordesa con la intención de subir uno de los pocos picos que me quedan en esa zona del Pirineo y que es el tercero en altura del macizo calcáreo, que es así como se conoce al Monte Perdido y a las montañas que lo rodean.

Esta tercera cumbre es la Soum de Ramond, que casi cien metros más baja que el Monte Perdido, forma con el Cilindro el trío conocido como las Tres Sorores, grupo de montañas de fácil visión desde la comarca del Sobrarbe y desde otros muchos puntos de la provincia de Huesca ya que siempre están presentes en el horizonte norte. Siendo tan visible, uno no acaba de entender lo de “Monte Perdido”.

Hace exactamente veinte años, un 7 de sep del 1991, intenté con mi primo Alberto ascender a la Soum. Lo hicimos desde Nerín. Con la pista tradicionalmente cerrada (excepto en invierno) el recorrido que hay que hacer es bárbaro. Tuvimos la suerte de que un camión de ganado nos ahorrase el tramo de pista, dejándonos en Cuello Arenas. El plan era hacer vivac bajo la Soum, pero una tormenta nos estropeó el programa y decidimos plegar velas. A pesar de eso alcanzamos la Punta de las Olas y hasta grimpamos a la cumbre del Baudrimont S.

Por lo tanto cuenta pendiente en la Soum y después de tantos años de no subir un 3.000 en Ordesa (hace poco subí al Mondarruego, montaña preciosa, pero que no alcanza esa cota mágica), llegó el momento, con esta metereología impecable.

Partí el lunes una vez más desde Nerín (salí de Barcelona a las ocho y empezé a caminar a la una, después de comer un poco), donde dejé el coche justo antes de la barrera que impide circular por la pista, junto al depósito del agua. Para alcanzar el cuello Arenas se puede seguir la pista o se puede tomar el camino que lleva a la cumbre del Mondoto (se abandona poco después de su inicio, girando a la izquierda) y que empieza también en la barrera. A pesar de que la pista supone un recorrido más largo, opté por esta alternativa, ya que permitía caminar más rápido y es que tenía reservada cena a las siete en Goritz.

Día deslumbrante, similar a los que seguirían. En mangas de camisa y bronceador. No tuve la suerte de que algún coche autorizado a circular por la pista me echase un cable y me hice los 13,9 km. hasta el refugio sin ver a nadie, excepto unos ingleses que se habían perdido.

Poco después de empezar a caminar por el borde del cañón de Ordesa, ya pude divisar bajo mis pies la famosa Cola de Caballo. Lo que debería ser una amplía cascada blanca era una pared negruzca recorrida por hilillos de agua (ver foto).

El refugio de Goritz (2.200 m.) estuvo enseguida a la vista, ahora más visible porque lo están ampliando y el nuevo edificio tiene el doble del tamaño del antiguo. Una grúa aún hace más visible el conjunto. La obra va para largo y ni en dos años estará finalizada. Al menos los problemas que estuvieron a punto de llevarlo al cierre, al no ponerse de acuerdo el ayuntamiento de Torla, la FEDE y el Parque, ya se han solucionado y permanecerá abierto los 365 días del año.

A las cinco treinta ya estaba por allí tomando posesión de mi taquilla y litera. Tarde soleada para relajarse y disfrutar leyendo el periódico que me había llevado en la mochila. Placer infinito. Bastante gente (mitad del aforo), aunque no lleno, que es como suele estar siempre. Lástima que en el lugar el sol se va pronto, debido a la proximidad de la Punta Tobacor, que lo oculta muy pronto.

A las siete cuarenta del día siguiente estaba caminando de nuevo. Me fui para el Collado superior de Goritz, también conocido como collado Arrablo, por donde estuve de excursión no hace muchos años, con Carlos. Día impecable, la ropa de abrigo en la mochila enseguida, mientras el sol iba dando por las cumbres, transformándolas en naranjas relucientes.

La ruta no tiene pérdida. Una vez en el collado Arrablo, se deja el camino que baja hacia el cañón de Añisclo y se toma a la izquierda el GR (muy pintado todo el trayecto) que va al collado de Añisclo (para pasar así al cañón de Pineta) en un largo flanqueo interminable bajo las paredes del Monte Perdido (la arista de las escaleras), de la Soum y de la Punta de las Olas.

Justo unos metros antes de que el camino ya entre espectacularmente en “territorio Añisclo”, la muralla bajo la que hemos ido caminando muestra una única debilidad, presentando una canal que nos permite acometer la ladera sur de la Punta de las Olas, a través de una pendiente muy empinada de piedra blanca (ver foto).

Sin problemas se llega cerca de la cumbre donde hay que maniobrar un poco para alcanzar la cima de este bello pico, que tiene la desgracia de tener a su lado tres gigantes que lo empequeñecen. De nuevo tuve la satisfacción de tener los tres grandes cañones (Ordesa, Añisclo y Pineta) bajo mis pies (además de todos esos pequeños subcañones tan desconocidos por mucha gente).

La vista es enorme, únicamente tapada al norte por la Soum de Ramond, próximo objetivo para mis piernas. Cerca de esta cumbre se halla la entrada a la sima más alta del Pirineo. Territorio también “espeleo” esta zona y es que la roca calcárea es como un queso gruyere.

El reloj apremiaba y después de un pequeño refrigerio recorrí los metros que llevan bajo la cumbre de la Soum (NO). Primero se baja un poco y después toca atravesar una ladera de bloques bastante incómoda. Al volver de la cumbre encontré que había una ruta de cota más alta que la seguida al ir y que va por bloques más asequibles y menos caóticos.

La pendiente final de la Soum es muy dura, aunque no es muy larga (unos 150 m.). Se sudaba de lo lindo y pude ver a dos persona que bajaban pero que iban hacia el Perdido y unos cincuenta metros nos separaron. Saludo lejano y soledad total de nuevo.

Llegué a la cresta pidiendo la hora. Había un pequeño murito fácil de superar y a continuación una larga y plana cresta, aérea pero fácil (excepto para los que sufren en recorridos así), en cuyo final se levantaban las típica piedras cimeras. ¡Que felicidad recorrer ese tramo sabiendo que ya estaba todo hecho! ¡Y que vista! Hora: la una y media del mediodía en la Soum de Ramond.

Cuando a partir de ahora me digan cual es el día más perfecto que he tenido subiendo una cumbre diré que fue el día de la Soum. ¡En mangas de camisa en un 3.000 en el mes de octubre!

Los tres macizos más altos del Pirineo (Maladeta, Posets y Monte Perdido) gozan del privilegio de permitir ver un segmento grandioso del Pirineo. Pero para ello el día ha de tener un aire transparente, una gran visibilidad. Pues bien, el martes la visibilidad era increíble. El aire era como un vidrio recién limpiado. Ni una nube en todo el horizonte visible. ¡Ni una! ¡Que gozada!

Fotos y más fotos. Los cañones a mis pies. Allí lejos, Maladeta y Posets. Y ¡como no! el Cotiella al sur y el Midi de Bigorre (asomando justito) al norte. Pantanos de Mediano y del Grado al sur, junto con Sierra Guara (y en los auriculares escuchando Radio El Grado, que llegaba perfecta). El Pic Long y a su izquierda las cumbres que subí hace pocos días, la Munia, y más próximos el Taillón y el Casco, alineados, mostrando el agujero de Gavarnie a su derecha…. y etc., etc., un auténtico delirio visual.

Al bajar pensaba subir al Baudrimont N., pero no tenía muy claro el poder llegar a la cena a las siete, así que desistí (mira por donde ya tengo una razón para volver).

Volví a pasar por la Punta de las Olas y me encontré (eran las tres de la tarde) a cuatro personas (más abajo, en el GR, esperaban tres más del mismo grupo que no habían tenido fuerzas para alcanzar la cumbre). Uno de ellos, en sus años mozos, había subido a la Soum, y vino a mi encuentro enseguida para preguntarme si venía de la cumbre. Al ver que todos eran de mi edad rápidamente les dije lo de ¡que bien se vive prejubilados!, ¿eh? Y fue muy divertido porque eran de Valencia, y trabajaban en la entidad financiera que se ha fusionado con la mía. Reímos un buen rato. Para tres de ellos era su primer tres mil ¡a los sesenta!

Calculé mal, pensando en mis habituales lentos descensos (rodillas obligan), pero pude comprobar que estoy fuerte y llegué a las cinco y cuarto al refu, pero probablemente gracias a que tuve liebre: una guapísima inglesa recorría en solitario (flipe bastante) con un enorme mochilón el GR en dirección a Goritz. Fuimos juntos, pero no revueltos, todo el trayecto, hasta el refu.

Después de cenar nos sentamos en los bancos exteriores, frente al edificio, para ver las estrellas y para contarnos historias (cené con unos chavales muy jóvenes de Bilbao, majísimos, que como buenos vascos no habían tenido suficiente con el Monte Perdido y se habían zampado a continuación cinco o seis miles más de un tirón *). Unos se fumaron un pitillo y otros se fumaron otra cosa. Muchas conversaciones danzaban por la explanada, en diferentes idiomas, y la agradable temperatura no invitaba a irse a la cama, más aún en mi caso, sabiendo que al día siguiente no tendría que darme el madrugón.

En Goritz se cena de maravilla y el trato de los guardas es supremo. Debería ponerse como ejemplo. La tarjeta de federado al no estar habilitada no sirvió de nada, consecuencias del mundo autonómico, que en este caso es un mundo de taifas.

Y dormí como los angelitos, a pesar de la Coca-Cola que me había zampado al llegar, como premio a un día inolvidable. Al día siguiente me esperaban dos cumbres de menor nivel, pero de belleza increíble: La Estiva y el Mondoto, guardianes del cañón de Añisclo.

Ascensión efectuada el 4-10-2011 en solitario.

(*) Si se está en forma el macizo calcáreo permite hacer muchas cumbres en el día. En agosto de 1988 subí en solitario al Cilindro y después me fui al Marboré y a continuación hice varias cumbres más: los tres picos de la Cascada, la Espalda y la Torre. Total siete tres miles de un tirón… y a continuación me bajé al coche, en la pradera de Ordesa. ¡Estaba cachas!

Fotos (click en la foto para verla a mayor tamaño)
Arriba: En la cumbre de la Soum de Ramond.
Abajo:
1) Cola de caballo desde lo alto del cañón de Ordesa, en camino a Goritz.
2-4) El refugio y sus obras.
5) Amanece en el Tobacor. En ruta hacia el collado de Arrablo.
6) La ruta pasa bajo la Torre de Goritz y de la Soum de Ramond.
7) Collado Arrablo (o sup. de Goritz). Buena vista hacia el sur: Cotiella, Peña Montañesa y Castillo Mayor.
8) Marmota que no se inmuta por mi presencia, disfrutando de la salida del sol.
9) Cabras en el camino. Cañón de Añisclo a la vista.
10) Vista desde el camino hacia atrás. La cumbre de la Soum de Ramond queda hacia atrás, ya que doy una gran vuelta para alcanzar su cumbre.
11) Vista sensacional sobre el cañón de Añisclo.
12) La única canal que permite superar el muro que bordea toda la cara oeste de esta zona. Por ahí se accede a la pala que lleva a la cumbre de la Punta de las Olas.
13) Pendiente durilla de piedra blanca que lleva a la cima. También se ve el Soum de Ramond, más altivo.
14) Últimas dificultades para alcanzar la Punta de las Olas.
15) En la cumbre, con la Soum detrás.
16) En la amplia cumbre, con los Baudrimonts y el Esparrets al fondo.
17) El inconfundible macizo de Cotiella. Más próximas las Tres Marías. La mayor de ellas, La Suca, es la más próxima.
18) El cañón de Ordesa.
19) La cima de la Punta de las Olas vista yendo hacia el Soum de Ramond. Al regreser se vuelve a pasar por su cumbre.
20) La cima de la Soum en el recorrido que lleva a la base de la pala que permite su ascensión.
21) La ruda pendiente hacia la cresta de la Soum.
22) En la cresta. Superando el murito que se ve se accede al tramo final de la cresta.
23) Muy aérea la vista hacia el oeste, desde la cresta. En vez de un lago debería estar el glaciar de Ramond, ya en sus estertores finales.
24) En la cumbre de la Soum, con el Perdido al fondo.
25) El valle de Pineta (en su parte final) desde la cumbre.
26) El macizo de la Munia, con la Peña Blanca al frente, bien destacada gracias a su piedra reluciente.
27) El macizo de Posets y justo detrás la Maladeta.
28) El Pic Long, y a la izquierda, asomando ligeramente, el omnipresente Pic du Midi de Bigorre.
29) De vuelta al refu, con la Torre de Goritz muy próxima.
30) La Punta de las Olas vista desde el Sur. Comparando con la imagen del track, puede verse por donde va la ruta de ascensión.
31) Track detallado de la ascensión de la pala final de la Soum de Ramond.
32-32) Track de subida a Goritz y a la Punta de las Olas-Soum de Ramond.



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