8.40 h. del Viernes y estoy en lo alto del Lostou, un tres mil aislado de todo macizo importante, pico francés por todos los lados, y al día siguiente, a la misma hora, me estoy bañando en el Mediterráneo. Más aún, el mismo día, a las siete de la tarde entraba ya en Barcelona, en medio del caos automovilístico típico del inicio de un fin de semana veraniego. De la soledad más absoluta a la congestión humana plena. Contrastes extremos.
A Fredançon, pequeño lugar del valle pirenaico francés de Rioumajou, (la carretera parte de Tramezaigües), ya había ido una vez, hace años, con la sana intención de subir a esta cumbre, pero partiendo de Graus llegué ya a una hora tardía. Y más tiempo que perdí intentando encontrar el camino. Total, que lo deje correr para otro día y ese día llegó el jueves. Salí de Barcelona pronto por la mañana y, tras comprobar que la autovía Lérida-Huesca aún tiene obras pendientes para días, llegué a Fredançon a las once. Una hora para preparar los trastos y a las doce para arriba. Estupendo vientecico. Los días anteriores había pasado un frente y se notaba que había refrescado. A pesar de eso, el Lorenzo veraniego caía de justicia.
El recorrido del Lustou, desde el coche a la cumbre, es de tan solo 6,5 Km. Si le quitamos un Km. de pista aprox. (cerrada al tráfico) casi plana, que se recorre inicialmente, tenemos una ascensión con un desnivel de 1.650 m. en 5 km. Por lo tanto es una ascensión a toda pendiente, exigente, que demanda buena forma física.
El valle es muy visitado por los domingueros de paseo corto y comida larga, con sillas y mesas bajo el inmenso arbolado. Hay zona de vivac, donde se puede montar tienda para una sola noche. El bosque es realmente precioso y la carretera de acceso al lugar parece de juguete. Bajando del túnel de Bielsa y pasado Fabian, la encontraremos enseguida, antes de Saint-Lary-Soulan.
Mucha gente en el valle, pero en cuanto enfilé barranco arriba, hacia la cabaña de pastores de Thou, el personal se esfumó. Únicamente una parejita de jovenzuelos me precedía. Echaron la toalla justo cuando se cruza el torrente para enfilar el repecho que nos lleva a la cabaña. Vino él a preguntarme sobre un posible camino que saliera faldeando por la ladera. “Ni idea” le dije en mi mal francés, “es la primera vez que vengo por aquí y sigo lo que me dice el GPS (bajé un track en Wikiloc perfecto)”. Al ver que era español se interesó enseguida por el fútbol, la selección y el Barça. Resulta que el chaval era jugador de la segunda francesa en un equipo de la ciudad (o alrededores) de Montpellier. Me puso al deporte español por las nubes.
A partir de aquí ya no vi a nadie más. El camino no tiene problemas y siempre hay fitas y está en gran parte muy pisado (excepto en zonas con mucha hierba). Una vez se toma la subida a la cabaña, siempre es lo mismo, para arriba, sin perdón y sin desviación. Justo antes de llegar a la cabaña hay una fuente, aunque más arriba sigue habiendo agua, aunque supongo que cuando se acabe la nieve puede ser que a partir de la cabaña sea difícil encontrarla.
Pasada la borda pastoril empezó la aventura. Llevaba equipo de vivac y una pequeña tienda-vivac de una plaza. Seguí subiendo y subiendo hasta que vi que la hierba se acababa ya y que el riesgo de encontrar un lugar mínimamente plano iba en aumento. Así que a las cuatro de la tarde planté mi mini-tienda a 2.500 m. bajo la cresta final del Lostou, un auténtico frontón. Tenía ya ante mi vista claramente cual sería el recorrido hasta la cumbre.
Como aún tenía cobertura (bajando unos metros más abajo, cosas de las ondas) pude llamar a mi Santa para explicarle la juerga que me estaba pegando: nadie por aquí, nadie por allá. Me comí el bocata y fruta que llevaba y me regalé una merecida siesta de esas que llaman reparadoras. Tendría puesta de sol y luz garantizada hasta muy tarde ya que estaba en el lado oeste de la montaña. Cuando desperté de la siestecilla me puse el Ipod y me dediqué a organizar todo para no perder ni un minuto en la mañana siguiente.
Me llevé una mochila de 40 l. que tengo para estas ocasiones. La mochila se desdobla, de forma que queda convertida en un camel-back, quedando por lo tanto en la mínima expresión para el ataque final. Muy bien pensado. Capacidad para subir todo hasta el vivac y la mínima expresión y peso para el recorrido final. Tan solo me faltaban 500 m. hasta la cumbre. Decidí llevarme el piolo (los crampones ya no los subí) para pasearlo un rato, ya que no hizo falta (los neveros estaban durillos pero la pendiente era light).
Precioso lugar. Justo emergían delante, al fondo, los macizos de La Munia y del Neouvielle. Y al ladito mismo los Culfreda y el Guerreys. Y a las espaldas el Lustou.
Atardeciendo tuve visitantes. Empezaron a aparecer ovejas provenientes de diversos lugares de la montaña. Era divertido verlas aparecer siguiendo caminos únicamente útiles para ellas, todas en fila india, cual humanos en plena burbuja inmobiliaria y es que el borreguismo no es sólo cosa de animales. Rodeado de ovejas por todas partes y de la música de sus esquillas, me acordé del libro de Leonie Swann,"Las ovejas de Glennkill", en que unas ovejas se encuentran un día al pastor asesinado y se dedican, tarea nada fácil, a encontrar el asesino (¿un humano o algunas de las ovejas?). Por un momento pensé que no me dormiría.
Se hizo de noche muy tarde, como corresponde a estas fechas del año estando tan alto. Las ovejas no dejaron de papear hasta que desapareció completamente la luz. Unas auténticas máquinas que dedican la totalidad de su tiempo a comer. Es increíble. ¡Que capacidad de masticar!
Al atardecer se levantó viento que ya no pararía en toda la noche y que permanecería al día siguiente. No muy fuerte. Muy bien para cotas bajas, pero en la cresta intimidaba.
A las siete de la mañana, con toda la ropa puesta, ya que ahora el sol estaba al otro lado y me hallaba en plena umbría, seguí pendiente arriba. No desmonté la tienda para localizarla más fácilmente al bajar.
El camino seguía con la misma tónica, recto hacia arriba, ahora ya con neveros (que cuando desaparezcan será zona de cascajo de piedras grandes, por suerte), hasta que llega un momento que ya ves que hay que virar a la izquierda a una especie de collado, donde unas fitas llaman la atención. Una vez allí me lié un poco, ya que no me dí cuenta que hay que irse pendiente arriba (es el tramo del recorrido con más inclinación) pero siguiendo un rastro a la izquierda. Una vez encontrada la ruta en un momento salí ya a la cresta y el sol me cegó por completo. Estaba en una especie de antecima donde hay un vivac inmenso (pero con un suelo de piedras que te pueden dejar el esqueleto triturado si duermes aquí) y ante mí tenía la cresta final a recorrer. Como siempre, cuando vas solo, tienes que mentalizarte y tener muy claro que eso no va a tener dificultad para tu nivel, pero la soledad total, el sol tan bajo que crea raras sombras y el ruido del viento…intimidan (creo que era Ernest Hemingway quien decía que las dudas aumentan con el riesgo y con los años).
Superado el impacto visual inicial, me puse al tajo y enseguida comprobé que aquello iba a ser muy fácil. Se hace por el lado este (el contrario al que se sube) y nunca a plena cresta (sólo en una ocasión te aproximas lo justo para ver el patio del otro lado). Se va así flanqueando por debajo de la cresta poniendo las manitas aquí y allá y al final llegas al cono final que se sube sin mayores problemas. Chupado. Alegría de pisar una cima tan aislada de forma tan rápida y fácil. Estupendo el día, como en el Tapou, aunque más fresquillo pero es que ¡era tan pronto! Creo que igualé el horario del Subenuix.
Panorama especial, que me recordó mucho el del Bachimala o el Culfreda, cumbres muy próximas y que ya he subido. Es divertido ver como el Posets y Bachimala están en la misma línea. La cumbre de uno coincide con la del otro. Muy buena vista sobre la zona del Portillón d’Oô: Perdiguero, Spijeoles, Gourdon, Gourgs Blancs, etc.
Los macizos del Neouvielle, de La Munia y de Monte Perdido perfectamente visibles. La zona del Vignemale también, pero más lejana, como la Maladeta.
Y dos picos lejanos pero siempre visibles en la geografía pirenaica. No son tres miles, pero son altos y tienen la virtud de estar uno muy al sur y el otro muy al norte: el Cotiella y el pico Midi de Bigorre (su observatorio y antenas lo hacen inconfundibles).
Desayuno en la cumbre disfrutando del inmenso panorama (aunque Marcel Proust decía que “el verdadero viaje de descubrimiento no consiste en descubrir nuevos paisajes, sino conseguir unos nuevos ojos”), envío de un OK con el SPOT a mi santa para indicarle coordenadas y de que todo va bien, y regreso con bajada fulgurante (500 metros por hora sin prisas). Justo llegué a la tienda que ya le daba el sol. Naranjita y manzana para el nene, recogí los trastos, armé mi mochila en modalidad carga completa y para abajo plácidamente con el día ideal. Encontré al pastor y familia en la cabaña, en la que están obrando. Unas vigas de madera y unos sacos esperan al albañil. Que nadie espere utilizar la cabaña en época de pastoreo, ya que la tiene para su uso el ovejero. Fuera de temporada supongo que la deja disponible.
Y llegué al valle, solté unos cien ¡Bon Jour! a toda la tropa que estaba paseando por el valle y para casita, con pequeña parada en Bielsa para premiarme con una fresca Coca-Cola para evitar la clásica hipoglucemia que te ganas después de haber quemado tanto.
Ascensión efectuada en solitario los días 15-16 de julio de 2010.
Y llevo ya 123 tres miles.
Fotos:
Arriba. Feliz en la cumbre. Lo que llevo en el brazo es el SPOT. Mi seguro de vida.
Abajo:
1) Subiendo hacia la cabaña de Thou vemos que no solo los humanos queremos más ancho de banda, la nieve se lo pide también y liquida bosques enormes.
2) A la izquierda la subida final a la cabaña de Thou, que se halla justo encima del bosque. Aquí es donde se cruza el torrente.
3) La flora alpina en plena explosión.
4) La cabaña de Thou.
5) Lugar donde planté la tienda, con vista hacia el oeste. Un panorama inmenso.
6) Vista del mismo lugar pero hacia los Culfredas, que quedan muy próximos.
7) Anochece y Jupiter brilla de forma impresionante.
8) El amanecer en la sombra. El sol da aún muy lejos.
9) El valle y la tienda quedan cada vez más lejos.
10) Tramo final de la canal que lleva a la cresta.
11) El enorme vivac que hay antes de entrar en la cresta final.
12) La cresta y el vivac desde mitad del recorrido (aprox.).
13) Fotos desde la cumbre. El Cotiella omnipresente. El gigante del sur.
14) Los tres miles más próximos: las tres cumbres de los Culfreda (el Culfreda SW, el más alto, lo subí en solitario el 16-7-1988). A la izquierda el Balinet.
15) El gigante del norte: el Midi de Bigorre. Sus antenas lo hacen inconfundible. Se ven muy bien las cercanas pistas de esquí de Saint-Lary.
16) La zona de Pineta: las tres Marías, la Suca y el amplio collado de Añisclo.
17) El macizo del Monte Perdido por su lado norte. Se ve desde la punta de las Olas (más baja a la izquierda, hasta los Astazous). Bajo el Marboré, más próximo, se puede ver la mole negra del Robiñera.
18) El macizo del Vignemale. Las dos cumbres más a la izquierda (aún hay nieve en el collado que las separa), son el Gran Tapou y el Pic du Milieu, ascendidos hace pocos días.
19) La cresta de la Munia al completo. Las tres cumbres que tienen más nieve en sus laderas, a la izquierda, son la Munia, la Petit Munia y Sierra Morena, ascendidas hace dos veranos.
20) Más próximos en la foto el Estaragne y el Campbieil y a la derecha el trío Badet-Pic Long (con forma de pirámide)-Maubic. Esa cresta la hice el 29-6-1996 con Josep Emili. El Estaragne y el Campbieil los hice el 7-Jul-1991 con Alberto Alós.
21) El macizo del Neouvielle. A la izquierda el Turón, luego el Trois Coinsellers, y sigue la gran brecha que lo separa del Neouvielle. Ahí empieza la famosa cresta SSE., una escalada clásica del Pirineo que hice el 14-7-1991 con Josep Emili. También se ve bajo el Neouvielle el Ramougn, ascendido un 20-8-1997 con Jordi Soria y Javier Hernández.
22) Toda la cresta recorrida vista desde cerca de la cumbre.
23) La vertiente noreste del Lustou. Por aquí se puede subir también, pero... creo que se hace con esquís por aquí en invierno.
24) Panorama hacia el sur. A la izquierda la cresta de los Bachimala y detrás la cresta Espadas-Posets (hecha con Alberto Alós el 20-9-1992. Al fondo el Cotiella.
25) Toda la zona de Perdiguero-Gourgs Blancs-Gourdon-Cabrioules-Quayrat-Lezat
26) Foto en la cumbre hacia el norte.
27) La cresta Pico Puerto de la Pez-Pez-Abeillé-Bachimala (hecha con Alberto Alós los días 25-26 de junio de 1993).
28) Ampliar la foto y mirarla bien. Una piedra en la cresta ¿con inscripciones misteriosas?. Je, je. Son las marcas de los crampones de los que hacen está cumbre en invierno. Parece ser que está piedra se lleva el premio a la más machacada.
29) Zoom para ver el perfecto alineamiento Postes-Bachimala-Lustou.
30) Los Eristes, hechos en travesía con Gustavo Mañez, el 1-10-1989.
31) Otra foto en la cumbre, esta hacia el Sur.
32) Y las plácidas pendientes nevadas de bajada.
Click en las fotos para verlas a mayor tamaño.
A Fredançon, pequeño lugar del valle pirenaico francés de Rioumajou, (la carretera parte de Tramezaigües), ya había ido una vez, hace años, con la sana intención de subir a esta cumbre, pero partiendo de Graus llegué ya a una hora tardía. Y más tiempo que perdí intentando encontrar el camino. Total, que lo deje correr para otro día y ese día llegó el jueves. Salí de Barcelona pronto por la mañana y, tras comprobar que la autovía Lérida-Huesca aún tiene obras pendientes para días, llegué a Fredançon a las once. Una hora para preparar los trastos y a las doce para arriba. Estupendo vientecico. Los días anteriores había pasado un frente y se notaba que había refrescado. A pesar de eso, el Lorenzo veraniego caía de justicia.
El recorrido del Lustou, desde el coche a la cumbre, es de tan solo 6,5 Km. Si le quitamos un Km. de pista aprox. (cerrada al tráfico) casi plana, que se recorre inicialmente, tenemos una ascensión con un desnivel de 1.650 m. en 5 km. Por lo tanto es una ascensión a toda pendiente, exigente, que demanda buena forma física.
El valle es muy visitado por los domingueros de paseo corto y comida larga, con sillas y mesas bajo el inmenso arbolado. Hay zona de vivac, donde se puede montar tienda para una sola noche. El bosque es realmente precioso y la carretera de acceso al lugar parece de juguete. Bajando del túnel de Bielsa y pasado Fabian, la encontraremos enseguida, antes de Saint-Lary-Soulan.
Mucha gente en el valle, pero en cuanto enfilé barranco arriba, hacia la cabaña de pastores de Thou, el personal se esfumó. Únicamente una parejita de jovenzuelos me precedía. Echaron la toalla justo cuando se cruza el torrente para enfilar el repecho que nos lleva a la cabaña. Vino él a preguntarme sobre un posible camino que saliera faldeando por la ladera. “Ni idea” le dije en mi mal francés, “es la primera vez que vengo por aquí y sigo lo que me dice el GPS (bajé un track en Wikiloc perfecto)”. Al ver que era español se interesó enseguida por el fútbol, la selección y el Barça. Resulta que el chaval era jugador de la segunda francesa en un equipo de la ciudad (o alrededores) de Montpellier. Me puso al deporte español por las nubes.
A partir de aquí ya no vi a nadie más. El camino no tiene problemas y siempre hay fitas y está en gran parte muy pisado (excepto en zonas con mucha hierba). Una vez se toma la subida a la cabaña, siempre es lo mismo, para arriba, sin perdón y sin desviación. Justo antes de llegar a la cabaña hay una fuente, aunque más arriba sigue habiendo agua, aunque supongo que cuando se acabe la nieve puede ser que a partir de la cabaña sea difícil encontrarla.
Pasada la borda pastoril empezó la aventura. Llevaba equipo de vivac y una pequeña tienda-vivac de una plaza. Seguí subiendo y subiendo hasta que vi que la hierba se acababa ya y que el riesgo de encontrar un lugar mínimamente plano iba en aumento. Así que a las cuatro de la tarde planté mi mini-tienda a 2.500 m. bajo la cresta final del Lostou, un auténtico frontón. Tenía ya ante mi vista claramente cual sería el recorrido hasta la cumbre.
Como aún tenía cobertura (bajando unos metros más abajo, cosas de las ondas) pude llamar a mi Santa para explicarle la juerga que me estaba pegando: nadie por aquí, nadie por allá. Me comí el bocata y fruta que llevaba y me regalé una merecida siesta de esas que llaman reparadoras. Tendría puesta de sol y luz garantizada hasta muy tarde ya que estaba en el lado oeste de la montaña. Cuando desperté de la siestecilla me puse el Ipod y me dediqué a organizar todo para no perder ni un minuto en la mañana siguiente.
Me llevé una mochila de 40 l. que tengo para estas ocasiones. La mochila se desdobla, de forma que queda convertida en un camel-back, quedando por lo tanto en la mínima expresión para el ataque final. Muy bien pensado. Capacidad para subir todo hasta el vivac y la mínima expresión y peso para el recorrido final. Tan solo me faltaban 500 m. hasta la cumbre. Decidí llevarme el piolo (los crampones ya no los subí) para pasearlo un rato, ya que no hizo falta (los neveros estaban durillos pero la pendiente era light).
Precioso lugar. Justo emergían delante, al fondo, los macizos de La Munia y del Neouvielle. Y al ladito mismo los Culfreda y el Guerreys. Y a las espaldas el Lustou.
Atardeciendo tuve visitantes. Empezaron a aparecer ovejas provenientes de diversos lugares de la montaña. Era divertido verlas aparecer siguiendo caminos únicamente útiles para ellas, todas en fila india, cual humanos en plena burbuja inmobiliaria y es que el borreguismo no es sólo cosa de animales. Rodeado de ovejas por todas partes y de la música de sus esquillas, me acordé del libro de Leonie Swann,"Las ovejas de Glennkill", en que unas ovejas se encuentran un día al pastor asesinado y se dedican, tarea nada fácil, a encontrar el asesino (¿un humano o algunas de las ovejas?). Por un momento pensé que no me dormiría.
Se hizo de noche muy tarde, como corresponde a estas fechas del año estando tan alto. Las ovejas no dejaron de papear hasta que desapareció completamente la luz. Unas auténticas máquinas que dedican la totalidad de su tiempo a comer. Es increíble. ¡Que capacidad de masticar!
Al atardecer se levantó viento que ya no pararía en toda la noche y que permanecería al día siguiente. No muy fuerte. Muy bien para cotas bajas, pero en la cresta intimidaba.
A las siete de la mañana, con toda la ropa puesta, ya que ahora el sol estaba al otro lado y me hallaba en plena umbría, seguí pendiente arriba. No desmonté la tienda para localizarla más fácilmente al bajar.
El camino seguía con la misma tónica, recto hacia arriba, ahora ya con neveros (que cuando desaparezcan será zona de cascajo de piedras grandes, por suerte), hasta que llega un momento que ya ves que hay que virar a la izquierda a una especie de collado, donde unas fitas llaman la atención. Una vez allí me lié un poco, ya que no me dí cuenta que hay que irse pendiente arriba (es el tramo del recorrido con más inclinación) pero siguiendo un rastro a la izquierda. Una vez encontrada la ruta en un momento salí ya a la cresta y el sol me cegó por completo. Estaba en una especie de antecima donde hay un vivac inmenso (pero con un suelo de piedras que te pueden dejar el esqueleto triturado si duermes aquí) y ante mí tenía la cresta final a recorrer. Como siempre, cuando vas solo, tienes que mentalizarte y tener muy claro que eso no va a tener dificultad para tu nivel, pero la soledad total, el sol tan bajo que crea raras sombras y el ruido del viento…intimidan (creo que era Ernest Hemingway quien decía que las dudas aumentan con el riesgo y con los años).
Superado el impacto visual inicial, me puse al tajo y enseguida comprobé que aquello iba a ser muy fácil. Se hace por el lado este (el contrario al que se sube) y nunca a plena cresta (sólo en una ocasión te aproximas lo justo para ver el patio del otro lado). Se va así flanqueando por debajo de la cresta poniendo las manitas aquí y allá y al final llegas al cono final que se sube sin mayores problemas. Chupado. Alegría de pisar una cima tan aislada de forma tan rápida y fácil. Estupendo el día, como en el Tapou, aunque más fresquillo pero es que ¡era tan pronto! Creo que igualé el horario del Subenuix.
Panorama especial, que me recordó mucho el del Bachimala o el Culfreda, cumbres muy próximas y que ya he subido. Es divertido ver como el Posets y Bachimala están en la misma línea. La cumbre de uno coincide con la del otro. Muy buena vista sobre la zona del Portillón d’Oô: Perdiguero, Spijeoles, Gourdon, Gourgs Blancs, etc.
Los macizos del Neouvielle, de La Munia y de Monte Perdido perfectamente visibles. La zona del Vignemale también, pero más lejana, como la Maladeta.
Y dos picos lejanos pero siempre visibles en la geografía pirenaica. No son tres miles, pero son altos y tienen la virtud de estar uno muy al sur y el otro muy al norte: el Cotiella y el pico Midi de Bigorre (su observatorio y antenas lo hacen inconfundibles).
Desayuno en la cumbre disfrutando del inmenso panorama (aunque Marcel Proust decía que “el verdadero viaje de descubrimiento no consiste en descubrir nuevos paisajes, sino conseguir unos nuevos ojos”), envío de un OK con el SPOT a mi santa para indicarle coordenadas y de que todo va bien, y regreso con bajada fulgurante (500 metros por hora sin prisas). Justo llegué a la tienda que ya le daba el sol. Naranjita y manzana para el nene, recogí los trastos, armé mi mochila en modalidad carga completa y para abajo plácidamente con el día ideal. Encontré al pastor y familia en la cabaña, en la que están obrando. Unas vigas de madera y unos sacos esperan al albañil. Que nadie espere utilizar la cabaña en época de pastoreo, ya que la tiene para su uso el ovejero. Fuera de temporada supongo que la deja disponible.
Y llegué al valle, solté unos cien ¡Bon Jour! a toda la tropa que estaba paseando por el valle y para casita, con pequeña parada en Bielsa para premiarme con una fresca Coca-Cola para evitar la clásica hipoglucemia que te ganas después de haber quemado tanto.
Ascensión efectuada en solitario los días 15-16 de julio de 2010.
Y llevo ya 123 tres miles.
Fotos:
Arriba. Feliz en la cumbre. Lo que llevo en el brazo es el SPOT. Mi seguro de vida.
Abajo:
1) Subiendo hacia la cabaña de Thou vemos que no solo los humanos queremos más ancho de banda, la nieve se lo pide también y liquida bosques enormes.
2) A la izquierda la subida final a la cabaña de Thou, que se halla justo encima del bosque. Aquí es donde se cruza el torrente.
3) La flora alpina en plena explosión.
4) La cabaña de Thou.
5) Lugar donde planté la tienda, con vista hacia el oeste. Un panorama inmenso.
6) Vista del mismo lugar pero hacia los Culfredas, que quedan muy próximos.
7) Anochece y Jupiter brilla de forma impresionante.
8) El amanecer en la sombra. El sol da aún muy lejos.
9) El valle y la tienda quedan cada vez más lejos.
10) Tramo final de la canal que lleva a la cresta.
11) El enorme vivac que hay antes de entrar en la cresta final.
12) La cresta y el vivac desde mitad del recorrido (aprox.).
13) Fotos desde la cumbre. El Cotiella omnipresente. El gigante del sur.
14) Los tres miles más próximos: las tres cumbres de los Culfreda (el Culfreda SW, el más alto, lo subí en solitario el 16-7-1988). A la izquierda el Balinet.
15) El gigante del norte: el Midi de Bigorre. Sus antenas lo hacen inconfundible. Se ven muy bien las cercanas pistas de esquí de Saint-Lary.
16) La zona de Pineta: las tres Marías, la Suca y el amplio collado de Añisclo.
17) El macizo del Monte Perdido por su lado norte. Se ve desde la punta de las Olas (más baja a la izquierda, hasta los Astazous). Bajo el Marboré, más próximo, se puede ver la mole negra del Robiñera.
18) El macizo del Vignemale. Las dos cumbres más a la izquierda (aún hay nieve en el collado que las separa), son el Gran Tapou y el Pic du Milieu, ascendidos hace pocos días.
19) La cresta de la Munia al completo. Las tres cumbres que tienen más nieve en sus laderas, a la izquierda, son la Munia, la Petit Munia y Sierra Morena, ascendidas hace dos veranos.
20) Más próximos en la foto el Estaragne y el Campbieil y a la derecha el trío Badet-Pic Long (con forma de pirámide)-Maubic. Esa cresta la hice el 29-6-1996 con Josep Emili. El Estaragne y el Campbieil los hice el 7-Jul-1991 con Alberto Alós.
21) El macizo del Neouvielle. A la izquierda el Turón, luego el Trois Coinsellers, y sigue la gran brecha que lo separa del Neouvielle. Ahí empieza la famosa cresta SSE., una escalada clásica del Pirineo que hice el 14-7-1991 con Josep Emili. También se ve bajo el Neouvielle el Ramougn, ascendido un 20-8-1997 con Jordi Soria y Javier Hernández.
22) Toda la cresta recorrida vista desde cerca de la cumbre.
23) La vertiente noreste del Lustou. Por aquí se puede subir también, pero... creo que se hace con esquís por aquí en invierno.
24) Panorama hacia el sur. A la izquierda la cresta de los Bachimala y detrás la cresta Espadas-Posets (hecha con Alberto Alós el 20-9-1992. Al fondo el Cotiella.
25) Toda la zona de Perdiguero-Gourgs Blancs-Gourdon-Cabrioules-Quayrat-Lezat
26) Foto en la cumbre hacia el norte.
27) La cresta Pico Puerto de la Pez-Pez-Abeillé-Bachimala (hecha con Alberto Alós los días 25-26 de junio de 1993).
28) Ampliar la foto y mirarla bien. Una piedra en la cresta ¿con inscripciones misteriosas?. Je, je. Son las marcas de los crampones de los que hacen está cumbre en invierno. Parece ser que está piedra se lleva el premio a la más machacada.
29) Zoom para ver el perfecto alineamiento Postes-Bachimala-Lustou.
30) Los Eristes, hechos en travesía con Gustavo Mañez, el 1-10-1989.
31) Otra foto en la cumbre, esta hacia el Sur.
32) Y las plácidas pendientes nevadas de bajada.
Click en las fotos para verlas a mayor tamaño.
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