Averiado

Los que siguen este blog y que son aficionados a la escalada pueden extrañarse de que no salga ni un solo post de alguna de mis frecuentes escaladas, cuando en la columna de la izquierda de este blog indica que soy adicto al tema.

Me encuentro con que algunos amigos me van llamando para salir y entonces les explico la avería que padezco. Y como no llevo el control de los que lo saben y de los que no lo saben, pues no me importa exponerlo ya en el blog y así se darán todos por enterados.

Y es que me rompí el supraespinoso del hombro derecho, acompañado de derrame y una bursitis (puestos a averiarlo, lo hice a fondo). Supongo que más de uno pondrá la cara que puse yo al saberlo: ¿el supra qué?

Pequeño pero matón, este musculito nos permite levantar el brazo y peso, y otras cosas como subirnos los pantalones (y naturalmente trabaja lo suyo escalando). Por lo tanto se desprende que no puedo hacer ninguna de estas cosas (y otras muchas más) y que habiéndome bajado los pantalones con la reforma laboral, ahora resulta que me es ya imposible subírmelos.

Bromas aparte la avería es de larga duración. O me operaba (seis meses sin mover el brazo en absoluto y dos de rehabilitación, mínimo) o me infiltraba con cortisona, con sus consecuencias.

Este músculo aparentemente tonto resulta que trabaja hasta cuando estas estirado en la cama y he aquí que cuando más me duele es cuando llevo unas horas en el lecho y me levanto hecho polvo. Increíble.

He optado por las infiltraciones que me han mejorado algo el dolor, pero obviamente no arreglan el problema: sigue roto y ahora estoy con fisio y osteopatía a ver si consigo llevarlo por la vía del buen camino y que con el tiempo se vaya curando solo y así evitar el quirófano.

El problema es que la cortisona creo que ha paliado un problema pero ha creado otros que no voy a explicar porque pareceré el pupas.

O sea, queridos colegas del trepe, no me enviéis fotos que me dais envidia, aunque algún día iré a veros en acción.