domingo, febrero 19, 2012

Primera gran manifestación


Hoy se ha llevado a cabo la primera gran manifestación por la reforma laboral (en toda España y en especial en Catalunya ya que por aquí vamos dos pasos por delante en los recortes) contra el gobierno actual, ya sea el catalán (bueno, el catalán ya lleva unas cuantas sonadas), ya sea el central, porque ya tanto da después de la boda celebrada el día 14 (día de San Valentín, día de los enamorados) entre CiU y PP, de forma que tanto monta monta tanto Rajoy como Mas. A quien Dios los cría el neoliberalismo los junta. Ahora en Catalunya gobierna el PPCIU.

Veo en los medios que rápidamente se intenta rebajar la cifra de manifestantes. La reforma laboral afecta a todos los trabajadores españoles pero según el gobierno solo tres se quejan y lo hacen por vicio, ya que, según ellos, no hay ninguna razón para hacerlo. Pero al menos en Barcelona, lo que han visto mis ojos es que eramos muchos, muchísimos.

La campaña mediática que ha hecho el gobierno antes de la manifestación ha sido salvaje, intentando desprestigiar a los sindicatos con la intención de que la gente no se manifestase. Normalmente la prensa de todo tipo colabora cuando se paga bien y en estos momentos de publicidad escasa en los que aflojan los ingresos buenos son los fondos de reptiles del gobierno, que surgen de nuestros impuestos y que, paradojas de la vida, son utilizados para ir en contra del ciudadano. No está nada mal este uso de nuestro dinero.

Lo más impresentable ha sido lo de Soraya, diciendo que no hay que manifestarse porque hay parados. O sea, según esta marisabidilla, si hay parados, el trabajador ya no debe manifestarse. Pues nada, tengamos parados siempre y la queja social dejará de existir.

Y se me ocurren algunas preguntas. ¿No son todos trabajadores? ¿No es TODO el mundo laboral, parados y no parados el que se ha de quejar por lo que se está haciendo? Divide y vencerás, un viejo sistema que pretenden emplear el gobierno, pero que no les va servir ya que empieza a haber conciencia de clase (volvamos al antiguo léxico que ya estaba en desuso).


La reforma laboral es tan salvaje que cuando la totalidad de los trabajadores sean conscientes en su día a día de lo que ha aprobado este gobierno, su ira colectiva ascenderá a niveles nunca jamás registrados antes desde el inicio de la etapa democrática (y en algunos casos, predemocrática, ya que incluso el Estatuto de los Trabajadores franquista defendía más al trabajador).

Hoy, incluso una página PePera como es El Confidencial, arremete contra la reforma, afirmando más o menos que al Gobierno se la ido la olla e indicando que NUNCA HA HABIDO TANTOS MOTIVOS PARA UNA HUELGA GENERAL.

He aquí algunos extractos que incluso exponen puntos de la reforma que no son muy conocidos, como el de las bajas laborales. ¡Atención a lo que dice la ley, ya que las empresas pueden convertirse en algo parecido a Archipiélago Gulag o Auschwitz! (algunos dirán que exagero porque no peligra la vida del trabajador, pero si que peligra y profundamente su trabajo, y en un momento de tanto paro quedarse desempleado y casi sin indemnización es ver destruida la vida en todos los sentidos). No es de extrañar que pronto en algunas empresas ponga en la puerta de entrada aquello de que EL TRABAJO NOS HACE LIBRES.

Dice El Confidencial:

“No se pongan ustedes enfermos, y si no pueden evitarlo, no dejen que su médico de cabecera les dé la baja, y si en el peor de los casos se la da, pónganse buenos deprisa y no recaigan, porque corren el riesgo de quedarse en el paro. La reforma permite al empresario ponerle de patitas en la calle por faltas de asistencia al trabajo intermitente, aunque estén justificadas, que alcancen el 20% de las jornadas hábiles en dos meses consecutivos, o el 25 % en cuatro, en ambos casos dentro de un periodo de doce meses.

Si desaparecen las reglas laborales, el trabajo se precariza y el miedo se extiende, la gente ahorra y no gasta en previsión de tiempos peores y, por supuesto, no se endeuda no vaya a ser que no pueda pagar sus compromisos con el banco.

Un ejemplo: tiene usted una jornada de 176 horas mensuales, a razón de 8 horas diarias en 22 jornadas laborables; le da un jamacuco y está cinco días de baja (40 horas). Se recupera, vuelve al trabajo y a las tres semanas se resiente y vuelven a darle la baja, en esta ocasión durante cuatro días (32 horas). Ha faltado al trabajo 72 horas sobre una jornada total de 350 horas (2 meses); es decir, más de un 20% (70 horas). Resultado: a la calle con una indemnización de 20 días por año y un máximo de 12 mensualidades”.

Y otra más:

“Los emprendedores (bonita palabra) que contraten a un parado pueden deducirse fiscalmente durante un año el 50% de la prestación por desempleo que cobraba su nuevo trabajador. Éste, a su vez, puede completar su salario de miseria con el 25% de la prestación que cobraba, también durante un año. ¿Quién va a contratar entonces a un parado de larga duración que ha agotado su prestación, o a un joven que intenta incorporarse al mercado laboral? Nadie mientras haya desempleados “subvencionados”.

O sea que los jóvenes que no hayan trabajado no van a tener trabajo NUNCA.

Y he aquí el final del artículo, con la conclusión que ya sabemos todos, que esto no va a generar empleo, sino destruirlo. Se va a hundir el consumo y a crear un clima social en las empresas próximo a la esclavitud. Y todo esto ¿a cambio de qué?, querido Rajoy, nos preguntamos todos.

“Así es imposible generar empleo. Si las familias ganan cada vez menos, pagan más impuestos y la inflación sube, pierden capacidad adquisitiva y consumen menos. Si desaparecen las reglas laborales, el trabajo se precariza y el miedo se extiende, la gente ahorra y no gasta en previsión de tiempos peores y, por supuesto, no se endeuda no vaya a ser que no pueda pagar sus compromisos con el banco.

La consecuencia es una crisis de consumo que se volverá contra los mismos empresarios que ahora se frotan las manos por el poder que el Gobierno ha depositado en ellos, porque si la gente no compra, ellos no venden. Con este panorama, que no tiene visos de mejorar en el corto plazo, nunca ha habido tantos motivos para convocar una huelga general.

¿Para qué; qué vamos a conseguir con ello?, dicen quienes nunca se comprometen y solo se mueven si tienen la certeza de que con ello van a obtener algo. Los empresarios y el Gobierno intentarán desmovilizar a los indignados con una llamada a la responsabilidad, al “no está el país para huelgas”, y harán números sobre los millones de euros que se pierden cada jornada de paro. De lo que no hablarán es de las responsabilidades de la crisis, de la estulticia de unos y la codicia de otros, pero con eso hay que contar”.

Este país empieza a abrir los ojos y vamos a ver muchas manifestaciones y más de una huelga general por ejemplo cuando lleguen las privatizaciones y los cierres de empresas públicas. Y cuando llegue una nueva sesión de recortes. Y cuando llegue una nueva subida de impuestos, ya que un millón de parados más y con el consumo haciendo aguas el gobierno empeorará sus ingresos y el déficit aumentará y habrá que ajustarse a los designios de nuestros amos… y etc., etc., etc., amén. Caminito de Grecia por obra y gracia del gobierno que dijo que lo iba a arreglar todo.

Y para acabar una muestra más del cinismo de Rajoy (cinismo del que parece ser que este gobierno dispone en grandes cantidades), cuando afirma que "la nueva ley sitúa a España al nivel de otros países de la Unión Europea". Vamos a ver, si nuestros salarios medios son el 50% de los de Europa y ahora esta ley permite rebajarlos, ¿me puede indicar Rajoy a que nivel nos va a situar respecto a Europa? ¿Nos va situar "al nivel"? Venga ya.

Fotos.
Arriba: NO, por injusta, ineficaz e inútil.
Abajo:
1) Joan Herrera, secretario general de ICV-EUiA (Iniciativa per Catalunya Verds) entrevistado por los medios.
2) CCOO y UGT unidas en la mani.
3) Japoneses en lo alto de La Pedrera de Gaudí flipando en colores.
4) ERC con Oriol Junqueras, Tardá y Anna Simó al frente de su grupo.
5) Tijeras en la cabeza. Es carnaval, pero esto de las tijeras va en serio.
6) Joan Saura (presidente) y Joan Herrera (secretario general) al frente de su gruo ICV-EUiA.
7) Dolors Camats portavoz de ICV.


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