200 m.
de escalada bella y espectacular, justo a la derecha del Mallo Pisón, o sea,
justo encima del pueblo. De hecho este espolón lleva al collado del Pisón y de
allí se puede seguir la vía normal y alcanzar su cumbre.
El descenso se hace por los mismos rápeles volados que se
utilizan al bajar del Pisón y que recorren justo la canal que queda a la
derecha del espolón Adamelo.
Hicimos esta escalada en el marco de una salida colectiva de
la Agrupació. El día anterior habíamos hecho la Aguja Roja por la estupenda vía
Edil y siete personas del grupo nos fuimos al día siguiente al espolón Adamelo.
Abriendo vía iba Xavi con otra persona, detrás Víctor, con Cristina y conmigo y cerrando filas otra cordada de dos personas (Albert Azcoitia uno de ellos).
El Espolón Adamelo, frecuentemente recorrido y reequipado, se caracteriza por tener tres panzas (típicas de esta roca de Riglos) con mala leche. La primera es la “Panza del Cansado”, la siguiente es la “Panza del Pijo” y la tercera es la “Panza del Cabrón”. Pero lo que le dio triste fama en su día fue la serie de accidentes mortales que hubo en estas panzas.
Escalar una vía de estas con tan tétrico historial no da el
mínimo gusto y quieras o no te afecta al tarro. Total, que como ya iba cansado
del día anterior, si bien la primera panza me la pasé bien, la segunda se me
atragantó de mala manera. Recuerdo que antes de la panza había una repisa y Víctor
me tuvo que descolgar varias veces porque me quedaba sin pila y no acababa de
pasar. Y cuanto más te quemas, peor. Una espiral infernal. Un desastre, que me
estropeó el día. Al final pasé (la primera vez en mi vida que tenía problemas con una serie de A0),
pero me quedé con los brazos hechos polvo. Menos mal que la vía es V-. Si llega
a haber más grado habría tenido serios problemas para salir porque tenía algún
dedo hecho ya fosfatina (cuando a mis dedos les da por agotarse físicamente
manifiestan su cansancio quedándose cerrados sin posibilidad de abrirse por si
solos).
Y como siempre llueve sobre mojado me lié al montar el shunt
en uno de los rápeles volados (por suerte no fue en el último, que ese es
volado en su totalidad) y se me quedó la cuerda pinzando la palanca del shunt y
no podía presionarlo para seguir rapelando, y como los brazos estaban ya a cero
para subirme a pulso y permitir modificar su posición, pues un peliculón. Tuve
que hacerme un prusik para así colgarme de las cuerdas y liberar el shunt de la
presión y así desbloquearlo. Momentos de nervios con Víctor y Cristina esperando
más abajo con cara de estar hasta el gorro.
Bueno, al final llegamos abajo, después de ese majestuoso rápel
volado (haciendo las cosas como Dios manda) que cerró la jornada. Una tarde
agradable y primaveral, pero un día que no me dejó un grato recuerdo. Hay
escaladas encantadoras y esta es una de ellas, pero no la tengo muy presente.
No aparezco en las fotos porque nadie me hizo.
Normalmente consigo que alguien lleve la cámara un rato y me haga alguna, pero
ese día con la coña de las panzas se estropeó todo. Castigado sin fotos.
Escalada realizada con Víctor y Cristina el 16-5-2004.
Colegas franceses por la izquierda (¿la Haus del Pisón o la Yuma del Espolón?)
Aquí se ve muy bien el espectacular espolón en su parte alta.
Hacia la canal de los rápeles
El último rápel volado, es decir, no tocas pared (espectacular).
El espolón Adamelo al atardecer. Dos colegas más hicieron los primeros largos para "disfrutar" de las panzas que no faltan, como puede verse.
El espolón Adamelo (puntos amarillos), visto de lejos.
Click en las fotos para verlas a mayor tamaño.
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