A la ermita románica de Santa Quiteria y San Bonifacio en Montfalcó se puede llegar en un corto paseo de diez minutos desde el coche. Pero también se puede llegar desde el inmenso embalse de Canelles.
Hicimos esta vía (octubre de 2004) poco después de ser
abierta. Había un buzón con libro registro al final de la escalada, ya en su
parte final, y vimos al llegar que era la sexta ascensión.
No había entonces carretera (ahora es una pista en perfecto
estado, toda ella, que parte de Viacamp) para llegar a pie de vía desde la
vertiente aragonesa. Ahora hay una que baja desde el Albergue hasta el pantano
y facilita enormemente las cosas. Ese Albergue era una casa abandonada y ahora
es un excelente sitio para pernoctar (Albergue Casa Batlle). Por lo tanto lo
que hicimos es salir remando desde el lado catalán del pantano gracias a las
kayak de Santi y llegar así a pie de vía.
Larguísima escalada (ver reseñas) de unos 600 metros, con varios rápeles, ya que hay que salvar muchas agujas e incluso cambiar a crestas paralelas. Uno de los rápeles es espectacular ya que discurre entre dos agujas con enormes bloques de piedra empotrados (fotos a continuación) y hay que pendular si quieres evitar irte al fondo y hacer un largo para salir.
El largo más difícil es el inicial (6a/V+), largo que accede a la cresta y que es de gran belleza (ver fotos y como se ven las kayaks una vez alcanzada la cresta).
Pero el momento estelar de la ascensión es la “aresta esmolada”, una arista afilada de V, guapa y disfrutona de verdad, como puede verse en las fotos que siguen. Es un tramo que se me quedó grabado por su belleza.
La arista es muy irregular en cuanto a continuidad y hay algunos puntos donde puedes abandonar, por lo que el compromiso no es alto.
La escalada es larga con innumerables agujas que hay que rapelar o desgrimpar. No se acaba nunca, ni cuando lo parece.
En nuestro caso nos lo tomamos con calma (incluida la llegada en kayak) y al final acabamos de noche y sin frontales. Todo un peliculón. Tuvimos que bajar a los kayaks a obscuras y atravesar el pantano remando sin ver nada. Como “el tío Santi” tiene radar llegamos milagrosamente al punto donde teníamos los coches.
Yo tenía que ir a Graus a recoger a mi santa y volver a Barcelona para trabajar al día siguiente. Evidentemente fue imposible y nos tuvimos que pillar ambos un día de vacaciones. Cosas que pasan. La última foto, con flash, acabando la escalada en la ermita, es todo un recuerdo imborrable.
En nuestro caso nos lo tomamos con calma (incluida la llegada en kayak) y al final acabamos de noche y sin frontales. Todo un peliculón. Tuvimos que bajar a los kayaks a obscuras y atravesar el pantano remando sin ver nada. Como “el tío Santi” tiene radar llegamos milagrosamente al punto donde teníamos los coches.
Yo tenía que ir a Graus a recoger a mi santa y volver a Barcelona para trabajar al día siguiente. Evidentemente fue imposible y nos tuvimos que pillar ambos un día de vacaciones. Cosas que pasan. La última foto, con flash, acabando la escalada en la ermita, es todo un recuerdo imborrable.
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