Estos del PP van aprendiendo. ¿Y quién es el maestro? Pues
Berlusconi. ¿Y que hacía Berlusconi? Pues, cuando algo iba en contra de sus intenciones,
cambiaba la ley y asunto arreglado. Se compraba a quien hiciese falta y a otra
martingala, que no hay tiempo que perder.
Hemos visto recientemente como el número dos del Santander,
Alfredo Sáenz, fue condenado y su condena ratificada por el Tribunal Supremo. ¿Le
aplicaron la pena? ¡Faltaría más! ¡Al brazo derecho de Botín! Va que vuela un
indulto del gobierno pepero y asunto arreglado.
Pero va el Tribunal Supremo, indignado y cabreado por el
indulto del gobierno, que es lo mismo que pasarse por el forro la Justicia, y
dispone que los antecedentes penales no se pueden borrar a pesar del indulto y
esto supone que este señor no pueda ejercer de banquero.
Pero el PP llega donde haya que llegar, al estilo
Berlusconi. Se cambia la ley y punto, aprobando un decreto que permitirá que
los banqueros con antecedentes penales puedan seguir ejerciendo “si son honorables”.
Se despeja así el camino para que Alfredo Sáenz, consejero delegado del
Santander, continúe en la entidad.
Ahora la definición de honorabilidad es diferente: cuando "concurre
honorabilidad comercial y profesional en quienes hayan venido mostrando una
conducta personal, comercial y profesional que no arroje dudas sobre su
capacidad para desempeñar una diligente y prudente gestión de la entidad".
Un banquero condenado, antes no era honorable, ahora sí. Esta
es la moral del PP.
Se ríen en nuestra cara y en la de la Justicia.
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