viernes, febrero 11, 2011

Otro día de esquí: La Molina

Esquiar en La Molina siempre me es algo especial. Cuando llego a lo alto del Torrent Negre, en la primera subida del día, siempre me embarga la emoción. Allí aprendí a esquiar y tenía un buen grupo de amigos, ya que por entonces era socio del UEC Santa Ana y esquiaba en grupo. Disfrutábamos como locos y aprendíamos mirando a los demás.

El UEC tenía, y tiene, un espléndido hotelito-refugio en La Molina y muchos fines de semana cogíamos los sábados el tren con un buen madrugón a las 5 o 5.30 h para llegar a La Molina hacia las nueve (más el consabido retraso) y pasar así el fin de semana esquiando. Recuerdo que comprábamos un ticket de diez descensos (no se si existía lo del forfait) para el día.

Esquiando este miércoles por el Torrent Negre pensaba que no tiene casi nada que ver el esquí de pista actual con el de aquella época. Bajé varias veces por el Torrent, que ahora lo han desfigurado y es otro, ya que la montaña, aplanada con máquinas, y con cañones de nieve artificial, la han transfigurado y hasta la geografía del sitio es otra.

Un año sin nieve, como el actual, habría supuesto una temporada en blanco. Me acuerdo que llamábamos por teléfono, para ver si había nevado… Ni meteocats, ni páginas web, ni webcams; el único recurso para conocer la situación era llamar al Pitu del Xalet y preguntar.

El anticiclón sigue firme y en los tres días de esquí no he visto ni el rastro de una sola nube. Inversión térmica a lo grande. Pasaba por Ribes de Freser con dos bajo cero y a media subida de la collada, en Planolas, ya se registraban seis sobre cero.

Como las noches sí que son frías, la nieve se ha ido endureciendo. Y mis piernas notaban ya el rifirrafe de estos días y les costaba lo suyo bregar con las muchas placas de hielo, pero contento estoy porque mis huesos siguen sin saber lo que es el suelo.

Dejé el coche en el telesilla de la Alabau, lugar muy tranquilo (carretera hacia Castellar de N’Hug, donde nace el río Llobregat) y poco después se me ocurría bajar por la pala del Roc Blanc, por la parte reservada para montar slaloms para competiciones. Casualmente habían montado uno y aunque en teoría no se puede, pues… uno es débil y me metí. Y me acordé que en mi segundo año de esquí, cuando aún no tenía ni idea (y sigo sin tenerla) me apunté a la carrera que organizaba la UEC cada año para sus socios.

Subimos a Costa Rasa y nos indicaron que flanqueáramos para llegar a la salida. Nunca había bajado por allí. ¡Uf! Puro hielo. Cantos a tope y jiñaditos, mientras pensaba que quien me mandaba a mí ponerme en batallitas tales, pero como todos los colegas competían y al ser humano le va lo del rebaño, pues venga, a correr.

Igualita estaba la nieve el pasado miércoles, como aquel día, aunque, claro, con unas máquinas hoy en día que lo dejan todo como una patena y otra cosa es. Me metí a pasar puertas pero cuando apareció el tramo rojo-rojo faltaban piernas, así que fuera de las puertas y sálvese quien pueda. Después vi bajar a los que se estaban entrenando y me entró una envidia muy cochina al ver como descendían a toda pastilla sin el más mínimo error (hice una foto de la pala con el slalom).

Fotos (click en la foto para verlas a mayor tamaño).
Arriba: el slalom de la Alabau. No se ve toda la pala, pero sí en la parte superior el tramo más durillo.
Abajo:
1) Mi sombra es alargada (en el Torrent Negre), atardece.
2) La pista Alabau. Se ven las montañas de nieve con las que se fabricó el circuito para el campeonato mundial de snowboard celebrado hace pocos días. Como no había nieve hubo que fabricarla y los depósitos de agua han quedado exhaustos.
3) El telesilla de la Comella y al fondo la Tosa d'Alp.
4) Descenso hacia Costa Rasa.
5) El bareto de Costa Rasa.
6) Bajando del Torrent por su veriente derecha (va a conectar con la Alabau).
7 y 8) Aparcamiento "abarrotado" a mediodía (hora del pica-pica) y al cierre. Obsérvese mi sillón relajante. Uno se lo monta bien.


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