Nada más empezar su singladura política, el nuevo gobierno de la Generalitat se ve atrapado con uno de los temas prometidos en su programa electoral. Se trata de eliminar la limitación de circular a 80 km./hora en los accesos (que empiezan muy lejos) a Barcelona, medida que implantó el Tripartito que gobernaba con lo que se ganó las iras del personal rodante.
Nada más fácil cuando estas en la oposición que prometer algo tan fácil como cambiar las señales de 80 por otras de 120. Así de fácil lo vieron los de CiU. Pero una cosa es estar en la oposición y otra gobernar. Así tenemos también que el nuevo jefe de la polícia catalana dice ahora que no apoya retirar las cámaras que hay en las comisarías, contra lo prometido en campaña electoral.
En un momento en el que no hay un euro en las arcas se han dado cuenta que lo de los 80 Km./hora es una fuente de ingresos sensacional ya que las multas caen como fruta madura. Por otra parte los colectivos defensores del medio ambiente e incluso los médicos) ya han avisado del deterioro para la salud que puede suponer volver a circular a 120 Km./hora. Y más aún: los accidentes aumentarán. Y en cuanto crezca la cifra de fallecidos serán devorados por los medios y por la Dirección General de Tráfico española. Mal panorama se les presenta. ¿Cómo cuadrar el círculo, satisfacer al electorado, recaudar al máximo y no estropearlo todo?
Pues bien, la solución ya la tienen, pero cuesta de 6 a 9 MM. de euros según estimaciones y como no hay ni para pipas, pues pillados están.
Porque la solución es implantar la velocidad variable en todos los tramos que ahora están limitados a 80 Km. por hora. De día se pone a 80 Km. por hora (bueno, se va variando continuamente para así poder multar más y recuperar de esta forma la fuerte inversión) y por la noche se ponen a 120 Km./hora. Así se le dice al electorado que se cumple lo prometido y a los ecologistas y médicos se les dice que velan por el medio ambiente.
La cuadratura del círculo. La tomadura de pelo absoluta. Y más multas a la vista.
De momento, como hay anticiclón, lo que aumenta la contaminación, han utilizado esto como excusa para aplazar el cambio… y así seguir multando y conseguir que los colectivos anti-medida callen.
Nada más fácil cuando estas en la oposición que prometer algo tan fácil como cambiar las señales de 80 por otras de 120. Así de fácil lo vieron los de CiU. Pero una cosa es estar en la oposición y otra gobernar. Así tenemos también que el nuevo jefe de la polícia catalana dice ahora que no apoya retirar las cámaras que hay en las comisarías, contra lo prometido en campaña electoral.
En un momento en el que no hay un euro en las arcas se han dado cuenta que lo de los 80 Km./hora es una fuente de ingresos sensacional ya que las multas caen como fruta madura. Por otra parte los colectivos defensores del medio ambiente e incluso los médicos) ya han avisado del deterioro para la salud que puede suponer volver a circular a 120 Km./hora. Y más aún: los accidentes aumentarán. Y en cuanto crezca la cifra de fallecidos serán devorados por los medios y por la Dirección General de Tráfico española. Mal panorama se les presenta. ¿Cómo cuadrar el círculo, satisfacer al electorado, recaudar al máximo y no estropearlo todo?
Pues bien, la solución ya la tienen, pero cuesta de 6 a 9 MM. de euros según estimaciones y como no hay ni para pipas, pues pillados están.
Porque la solución es implantar la velocidad variable en todos los tramos que ahora están limitados a 80 Km. por hora. De día se pone a 80 Km. por hora (bueno, se va variando continuamente para así poder multar más y recuperar de esta forma la fuerte inversión) y por la noche se ponen a 120 Km./hora. Así se le dice al electorado que se cumple lo prometido y a los ecologistas y médicos se les dice que velan por el medio ambiente.
La cuadratura del círculo. La tomadura de pelo absoluta. Y más multas a la vista.
De momento, como hay anticiclón, lo que aumenta la contaminación, han utilizado esto como excusa para aplazar el cambio… y así seguir multando y conseguir que los colectivos anti-medida callen.
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