martes, febrero 08, 2011

Esta vez es diferente


Este es el título (This time is different) de otro de los libros leídos en el 2010. Escrito por Kenneth S. Rogoff (ex economista jefe del FMI, catedrático en Harvard y aficionado al ajedrez) y Carmen M. Reinhart (investigadora del Peterson Institute) fue publicado en el 2009 y no ha sido, extrañamente, traducido al español, algo incomprensible ya que ha sido un éxito internacional en el ámbito del libro económico.

Con el título avanzan ya el tema sobre el que versa la obra. Esta vez es diferente (ocho siglos de locura financiera) es la frase con la que durante muchos años los neoliberales sostuvieron que el castillo de naipes financiero que se iba construyendo no se derrumbaría nunca. Las cosas habían cambiado con la globalización y el ciclo económico había muerto. Esta vez era diferente. EE.UU. ha repetido incluso los errores de los japoneses (podían haber aprendido la lección), incluyendo el mantenimiento de bancos zombies. A esto nos apuntamos también los españoles.

Pues no. No era diferente. Ocurrió igual que otras muchas veces a lo largo de la historia económica. Era más de lo mismo y acabó como otras veces antes: crisis y recesión de órdago.

Rogoff y Reinhart (nacida en La Habana) estudian en este libro las crisis económicas desde la Edad Media (las crisis Chinas desde el año 1200) hasta la fecha. Han construido una base de datos sin igual sobre las crisis económicas y sus consecuencias, por lo que han debido contar con un equipo de gente impresionante para poder recabar toda la información que ha sido necesaria para permitir analizar a los autores lo ocurrido durante ocho siglos.

Y la conclusión en el fondo no es nada nueva. El ser humano es un ser biológicamente defectuoso que viene cometiendo secularmente los mismos errores. La memoria histórica no existe.

Este domingo El País publicó una entrevista a los autores realizada en Davos. Dos páginas que recomiendo leer ya que nos resumen muy bien la situación económica actual y que todo el mundo puede entender. Uno se queda muy satisfecho después de su lectura ya que lo que afirman es casi en su totalidad lo que vengo pensando y sosteniendo en este blog. Nada mejor que ratifiquen las ideas propias aquellos que tienen más prensa.

He aquí resumido lo que afirman en estos momentos:

1) Refuerzan en esta entrevista conjunta su bien ganada fama como pesimistas al asegurar que "una reestructuración de deuda en Grecia, Irlanda y Portugal es "inevitable", y no solo eso: "Además es deseable, pero España no está en esa lista" "Hacer catastrofismo con el euro y con España ya no es realista".

2) Las reformas del Gobierno son positivas. Pero habrá que ver qué sucede con la banca: al final la historia muestra que las deudas privadas se convierten en deudas públicas, y si el Estado entra en las cajas debe ser muy cuidadoso para que no ocurra algo similar a lo que pasó en Irlanda.

3) El precio de la vivienda va a caer más, y los activos de las entidades bancarias deben reflejar ese deterioro antes de que el Estado haga su entrada con las nacionalizaciones.

4) Lo peor ha pasado en lo relativo a la crisis fiscal europea. Los emergentes tiran con fuerza de la economía mundial. Han vuelto los beneficios y los mercados lo notan. Entramos en un periodo más estable, lejos ya del pánico de los últimos meses. Pero eso quiere decir poco: en Europa y en EE UU hay un problema de crecimiento; el estancamiento durará al menos un lustro. Con el paro y esa lenta recuperación, los problemas en el sector financiero son inevitables.

5) Los primeros problemas sociales se están empezando a ver: los riesgos geopolíticos no van a dejar de crecer en los próximos meses. Eso, a fin de cuentas, es lo que suele ocurrir históricamente cuando a una crisis financiera se le suma una crisis económica de estas dimensiones, especialmente en zonas geográficas donde además hay carencias de todo tipo y, sobre todo, grandes desigualdades. Atentos a las desigualdades porque van a dar tremendos quebraderos de cabeza.

6) Los problemas derivados del altísimo endeudamiento público y privado no van a desaparecer rápidamente: no hay por qué tener tanta prisa, las dificultades derivadas de la montaña de deuda acumulada están aquí para quedarse durante mucho tiempo. Gobiernos y mercados están mirando a 2011, pero lo realmente preocupante no es este año sino el próximo lustro, prácticamente la próxima década: algunos países van a tener que hacer algo, y pronto, para que no veamos graves problemas o al menos un larguísimo estancamiento.

7) Para los emergentes, ahí está de nuevo la inflación y el fantasma de una nueva burbuja. Y para todo el mundo -y eso vale, desde luego, también para países como Estados Unidos y España- tal vez la mayor amenaza son las tensiones políticas, las crisis sociales, de las que hemos visto sólo el principio. Los beneficios de las multinacionales están creciendo y la participación de los trabajadores en el reparto de la riqueza ha estado cayendo: ése es un problema global.

8) Europa y EE UU necesitan crecimiento: no este año, sino en el medio plazo. Y los periodos de resaca tras un alto endeudamiento no suelen ser precisamente de crecimiento robusto. El mayor desafío de política económica es detectar bien los problemas, poner sobre la mesa las políticas adecuadas y saber esperar: no hay forma de arreglar esto rápidamente, aunque eso sea difícil de explicar para los políticos. La austeridad no surte efectos de inmediato. Las reestructuraciones bancarias tampoco: el crédito no resurge de la noche a la mañana.

9) Grecia, Portugal e Irlanda difícilmente van a evitar reestructuraciones de sus deudas públicas o privadas. Una suspensión de pagos -o como vaya a llamarse eso finalmente en cualquiera de sus variantes, como la reestructuración de la deuda con una modificación de los tipos de interés o de los plazos- está próxima e incluso es deseable, si uno atiende a lo que ha ocurrido en crisis similares a lo largo de la historia.

10) Europa no puede seguir jugando a arreglar los problemas solo cuando se asoma al abismo, en el último momento: para marzo debería tener listo un mecanismo claro de reestructuración de la deuda, aunque somos conscientes de las dificultades que eso entraña.

11) Está claro, por ejemplo, que la banca va a sufrir y puede haber nuevos rescates, y con ellos nuevas sombras sobre la crisis de deuda soberana. En crisis como estas, la deuda privada y en particular la deuda del sector financiero acaban convirtiéndose en deuda pública. Un caso extremo es el que hemos visto en Irlanda. Antes de que eso ocurra es fundamental hacer una valoración muy conservadora de todo lo que pueda ser susceptible de pasar del sector privado al sector público. De lo contrario, puede repetirse el caso irlandés.

12) Tres años después del inicio de la crisis, pretender a estas alturas que hay un problema únicamente de liquidez es delirante. Por eso es tan importante definir bien cómo se van a hacer las reestructuraciones, con qué recortes, para que todo el proceso se haga de forma relativamente tranquila. Lo más interesante del caso de España va a ser cómo se hace esa reestructuración bancaria. Hay que tener un enorme cuidado con no repetir el error irlandés: conviene ser muy pesimista sobre el valor de esa deuda, muy relacionada con el pinchazo inmobiliario. Parece que aún hay quien piensa que simplemente creciendo como Singapur se acabaron los problemas de deuda. Pues bien, ese crecimiento no se va a producir en la economía española, eso es imposible.

13) Hasta ahora toda la atención estaba sobre Europa. Incluso el dólar no se depreció lo que debía porque Europa estaba acaparando portadas con Irlanda y Grecia. Además, hay un círculo vicioso relacionado con la deuda: las familias tienen los mismos problemas en EE UU, en España o en Reino Unido. El problema del desempleo está relacionado con esos enormes booms de consumo previos a la crisis, financiados con crédito fácil: llega el momento de desendeudarse, eso perjudica la recuperación y por eso el desempleo va para largo.

Por último comentar que España aparece en el libro como la reina del mambo en Europa, América del Norte, América Latina y Oceanía en impagos o reestructuraciones de su deuda (Pág.99) desde el año 1800: 13 veces (los austeros alemanes no se quedan mancos, con ocho), aunque hay que tener en cuenta que muchos países de la lista en esa fecha aún no existían.

1 comentario:

Alberto Medina dijo...

Este libro apareció ayer en el suplemento de negocios de El País, va a ser lectura para el verano, si no me quedan muchas asignaturas...

Un saludo.

 
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