martes, noviembre 23, 2010

La Germanización de Europa

Aparece un comentario en mi anterior post, titulado “Antón Costas y Alemania”, comentario que pretende descargar de culpas al dinero alemán (mejor decir el dinero alemán que los alemanes en global) y no entiende lo que quiere decir Antón Costas cuando afirma que Alemania está intentando Germanizar Europa.

No voy a entrar en el debate moral sobre la culpabilidad del endeudamiento que tenemos. No está claro, por ejemplo, quien es más culpable, si el consumidor de droga o el traficante que la vende. El chorro de dinero barato con que nos inundaron al entrar en el euro no dejaba de ser una tentación en la que era difícil no caer, después de décadas de dinero carísimo. ¿Es culpable el pescador que engaña al pez ofreciéndole un irresistible cebo, o lo es el pez, que hambriento no sabe resistirse?

Pero lo que si deseo aclarar es lo que significa la Germanización de Europa o "la bota gamada económica", como yo la denomino, exagerando un poco.

La Unión Monetaria hace aguas de forma indudable. No funciona y no puede funcionar porque las asimetrías se están acentuando. Una Unión Monetaria sin Tesoro y sin Política Fiscal común, entre otras muchas carencias, no marcha. Se han puesto los bueyes delante de la carreta, nos hemos liado la manta a la cabeza y hemos entrado en una unión que, después de años de bondades, ahora, al ponerse el sistema en tensión, nos perjudica a un nivel que no podemos asumir.

Sobre las asimetrías y los riesgos que se corrían entrando en el Euro ya se escribió largo y tendido en su momento, meses antes de que se fusilase a la peseta. No faltó quien anticipó lo que podía ocurrir en caso de crisis, pero los críticos fueron acallados y tildados de ignorantes. ¿Cómo nos podíamos negar a tener por moneda al marco, que pasaba a denominarse euro? Era como un sueño desprendernos de nuestras infectas pesetas.

Tal como explica ampliamente Alberto Recarte en su segundo libro sobre la crisis (El desmoronamiento de España), el modelo económico español ha basado siempre las correcciones de las crisis económicas, fiscales y monetarias con devaluaciones crónicas.

En las páginas 55-58 lo explica claramente: “La tragedia fue que un proceso de devaluaciones de más de ciento veinte años determinó la estructura del sector financiero, la del resto de los sectores económicos, el comportamiento del sector público, el de las autoridades monetarias, el de los sindicatos y el de los empresarios. Todos sabían que en último extremo, cuando la pérdida de competitividad de la economía era insostenible, sobrevenía una devaluación, acompañada o no de reformas, y que el que mantuviera su liquidez y la financiación bancaria podría sobrevivir y prosperar.

Por eso en las crisis con devaluaciones nunca hubo protestas de las grandes industrias, los grandes comerciantes o los agricultores. Sólo era necesario que los beneficios de los siguientes años fueran lo suficientemente altos como para compensar las pérdidas que había provocado la crisis previa”.

Y ahora no podemos devaluar. Nuestro sistema de siempre no existe. No podemos corregir al viejo estilo los excesos derivados de ese dinero fácil y barato que nos proporcionaba principalmente Alemania y que ayer teníamos y hoy no, porque el dinero es muy cobarde y la globalización le permite estar hoy aquí y mañana allá sin pagar ningún peaje.

La pregunta del millón es si los sabios y eruditos miembros del BCE no vieron que este dinero barato estaba formando una burbuja. Si hubieran subido los tipos de interés y encarecido el dinero oportunamente se habría acabado rápidamente el burbujazo inmobiliario, fuente de todos nuestros males. ¿Por qué no lo hicieron?

Pues sencillamente por que lo importante es lo que les conviene a ellos y no a los otros países de la Unión Monetaria.

Esta Unión Monetaria no puede funcionar con un país con enormes superávit permanentes (Alemania), auténtica máquina de acumular billetes, lo cual le obliga a revaluar (China es otros caso semejante) su moneda, mientras muchos países de esta Unión muestran déficit, lo que aconsejaría devaluar.

Una Unión de este tipo no puede funcionar cuando unos países como Alemania pagan tipos de interés bajos por su deuda y otros se ven obligados a pagar enormes diferenciales respecto a este país. ¿Qué política se aplica?

Pues muy sencillo. Se están aplicando las políticas que benefician los intereses Alemanes. Aquí no hay solidaridad que valga. Ya lo vemos en las reuniones del G-20. Muchas palabras (solo palabras) sobre lo que hay que hacer, pero acabada la reunión salen todos corriendo para hacer cada uno lo más conveniente para su país.

¿Nada a objetar a que los alemanes defiendan sus intereses y nos impongan austeridad cuando el médico indica que la medicina ha de ser la contraria? Sus objetivos son lo contrario de lo que necesitan sus socios. Alemania exporta el paro a sus vecinos, ya que estos al no poder devaluar no pueden mejorar su competitividad. No nos ha de extrañar que ellos tengan bajo paro y PIB en aumento (y en el colmo del recochineo hasta proponen subir sus salarios), ya que las políticas que aplican persiguen precisamente eso y solo eso. Estamos atrapados en una jaula sin posible escapatoria.

Y no puedo dejar de remarcar lo que está ocurriendo en Irlanda. Vemos como aquella pequeña noticia, a la que nadie daba importancia, mostraba un agujero tremendo en la Banca Irlandesa y ha acabado el tema como el rosario de la aurora, o sea a farolazos de dinero prestado. Pero el agujero tiene dos dimensiones. Una, que puede ser defendible, es que haya que aportar dinero para capitalizar los bancos y evitar que quiebren. Pero otra, muy diferente, es también tapar las deudas de estos bancos, es decir los bonos que en su día emitieron para captar dinero con el que hacer negocio. ¿Quiénes son los inversores privados que dejaron ese dinero? Pues principalmente inversores alemanes. Por lo tanto la ayuda a los bancos Irlandeses tiene como misión salvar los intereses alemanes. Se les presta dinero pero con el objetivo de que devuelvan lo que deben, y naturalmente los costes de esa deuda los pagarán los contribuyentes irlandeses (se calcula en 23.000 euros por irlandés).

Vemos una vez más (ya vimos lo de los submarinos griegos-alemanes) que lo que priva para Alemania es salvaguardar lo suyo. Si los inversores alemanes se equivocaron y prestaron el dinero a quien no debían, pues es su riesgo y deberían asumirlo con una quita a la inversión efectuada. Es el riesgo de mercado ¿No? Eso que tanto nos venden. Pero ya vemos que no, que quien pagará el error es el pueblo irlandés. Otros que están atrapados en el euro. Alemania siempre gana. Si va bien gano yo y si va mal pagas tú. Es su concepción de una "Unión".

¿Cuánto sufrimiento social pueden soportar estos países en bancarrota?¿Cuantos años se puede seguir soportando estos niveles impresionantes de paro? ¿No acabará explotando? Yo particularmente opino que esto se acabará cuando Francia y/o Italia decidan romper la baraja. Todo llegará.

Creo que queda claro lo que es Germanizar Europa: imponer sus interese egoístas por encima de los intereses del grupo. La insolidaridad ha sido una constante histórica de este país. Supongo que ahora se entiende el concepto. No es nada complicado entenderlo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Creo que lo que se intenta es que la actividad económica consistente en que el dinero produzca dinero en renta fija, en bonos del estado, no se vaya al garete. El miedo a repercutirles pérdidas a los bonistas del estado no creo que sea sólo para evitar pérdidas a los tenedores de bonos de nacionalidad alemana.

¿Cómo encaja con la hipótesis del rescate para beneficio de tenedores de bonos, especialmente alemanes, la propuesta de Angela Merkel de que los bonos estatales que se emitan a partir de 2011 incluyan la Claúsulas de Acción Colectiva con previsión de posibles demoras en los pagos o quitas?

 
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