Y como el martes escalamos, el miércoles decidimos con Víctor ir a estirar las piernas un poco y nada mejor que al Matagalls en un día soleado y con muy buena visibilidad. Como al Matagalls se puede ascender por múltiples veredas, tocaba practicar variante, y es que nunca había pasado por el Monasterio de Sant Segimon.
Partimos de Coll Formich, ladeando la montaña hacia su vertiente norte que es donde se halla enclavado este Monasterio del siglo XVIII, ahora en restauración y al que no pudimos acceder al hallarse en obras subvencionadas por la Diputación. Creo que era su propietario el que se aproximó a nosotros (el Monasterio pasó a ser de propiedad privada con la amortización de Mendizábal) para decirnos que lo sentía, pero que no podíamos pasar y nos dio unas pequeñas explicaciones.
Visto el Monasterio, aunque únicamente por su exterior, emprendimos la tranquila y apacible ascensión a esta pequeña cumbre, pasando por la ermita de Sant Miquel dels Barretons, lugar que según la leyenda debe su nombre a que en su interior se guardaban unos sombreros de paja, que quien se los ponía dejaba de tener dolor de cabeza y además nunca más volvía a sufrir migraña. También aseguran que para dejar de tener dolor de cabeza basta dar un par de vueltas completas a la ermita por fuera.
Fotos:
Arriba: En la cumbre con Víctor.
Abajo:
Las dos primeras son del Monasterio.
La siguiente es la ermita de Sant Miquel dels Barretons.
Sigue Montserrat con zoom.
Luego ¡el puerto de Barcelona! con superzoom.
Por último, el Pirineo ya con bastante nieve.
Partimos de Coll Formich, ladeando la montaña hacia su vertiente norte que es donde se halla enclavado este Monasterio del siglo XVIII, ahora en restauración y al que no pudimos acceder al hallarse en obras subvencionadas por la Diputación. Creo que era su propietario el que se aproximó a nosotros (el Monasterio pasó a ser de propiedad privada con la amortización de Mendizábal) para decirnos que lo sentía, pero que no podíamos pasar y nos dio unas pequeñas explicaciones.
Visto el Monasterio, aunque únicamente por su exterior, emprendimos la tranquila y apacible ascensión a esta pequeña cumbre, pasando por la ermita de Sant Miquel dels Barretons, lugar que según la leyenda debe su nombre a que en su interior se guardaban unos sombreros de paja, que quien se los ponía dejaba de tener dolor de cabeza y además nunca más volvía a sufrir migraña. También aseguran que para dejar de tener dolor de cabeza basta dar un par de vueltas completas a la ermita por fuera.
Fotos:
Arriba: En la cumbre con Víctor.
Abajo:
Las dos primeras son del Monasterio.
La siguiente es la ermita de Sant Miquel dels Barretons.
Sigue Montserrat con zoom.
Luego ¡el puerto de Barcelona! con superzoom.
Por último, el Pirineo ya con bastante nieve.
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