Krugman escribe hoy en el NYT sobre Irlanda. Empieza recordando que Jonathan Swift escribió un ensayo en 1729 (Una modesta propuesta) ofreciendo una solución a la miseria Irlandesa: comerse a los niños. Muy apropiado, decía este sarcástico escritor, para los terratenientes que ya se han comido a los padres de estas criaturas.
Más o menos trescientos años después la cosa sigue igual, aunque en vez de terratenientes ahora son banqueros y no se comen al personal pero lo empobrecen en grado sumo.
El triangulo construcción-bancos-políticos (al que se añade en los bancos el inversor extranjero) montó una colosal burbuja cuya explosión ha llevado a los bancos a la bancarrota. Cabría esperar, dice Krugman, que los que invirtieron en estos bancos, personas adultas que en teoría sabían lo que hacían, compartan las correspondientes pérdidas. Pero no. Las pérdidas privadas se han convertido en pérdidas públicas.
Tratar de dar confianza con ajustes salvajes es un error enorme. En primer lugar, y tal como se está viendo, Irlanda sigue pagando los mismos costes por la deuda, como si no hubiese pasado nada. Pero en segundo lugar es que estas medidas llevarán a una recesión mayor y las cuentas públicas (el déficit) empeorarán, por más que suban los impuestos. Es una escalera que solo lleva al infierno social.
Supongo que El País el domingo publicará el artículo traducido.
Efectivamente
Más o menos trescientos años después la cosa sigue igual, aunque en vez de terratenientes ahora son banqueros y no se comen al personal pero lo empobrecen en grado sumo.
El triangulo construcción-bancos-políticos (al que se añade en los bancos el inversor extranjero) montó una colosal burbuja cuya explosión ha llevado a los bancos a la bancarrota. Cabría esperar, dice Krugman, que los que invirtieron en estos bancos, personas adultas que en teoría sabían lo que hacían, compartan las correspondientes pérdidas. Pero no. Las pérdidas privadas se han convertido en pérdidas públicas.
Tratar de dar confianza con ajustes salvajes es un error enorme. En primer lugar, y tal como se está viendo, Irlanda sigue pagando los mismos costes por la deuda, como si no hubiese pasado nada. Pero en segundo lugar es que estas medidas llevarán a una recesión mayor y las cuentas públicas (el déficit) empeorarán, por más que suban los impuestos. Es una escalera que solo lleva al infierno social.
Supongo que El País el domingo publicará el artículo traducido.
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