Además de bajarles los sueldos a los enseñantes y obligarles a tratárselas con los niños una semana antes que en cursos anteriores, les han eliminado también la jornada intensiva.
Divertido es ver y leer que el invento de adelantar una semana el curso, para después parar una semana en febrero/marzo, para que los niños “hagan actividades” extraescolares, se estrella de pleno con las crisis. Si algunos van justos hasta para pagar los libros, ¿cómo les van a pagar una semana de vacaciones a sus churumbeles? Y si no pueden enviarlos a ningún sitio ¿a quién le colocan el niño, si no tienen un euro? Rápidamente la Generalitat ha indicado que pone a disposición de las familias 1.375.000 euros para pagar estas vacaciones a algunos de ellos. O sea, que no hay dinero para sueldos de maestros, pero si para que los niños se lo pasen bien y se vayan a esquiar. Más incongruente imposible.
El enfado de los maestros por esta acumulación de despropósitos se ha traducido en la negativa de los enseñantes a efectuar actividades extras como salidas y colonias. Descubren ahora los aprendices de brujo de la Generalitat que los docentes no están obligados a ello, con lo que demuestran no tener ni idea de lo que llevan entre manos.
Si hay dinero para los niños, ¿por qué no se paga mejor a los docentes las horas extra que ponen para estas actividades?
Se han cancelado ya un 20-30% de actividades (50.000 niños sin colonias) lo que ha puesto los pelos de punta a todo el sector que vive del tema (autobuses, casas de colonias, etc.). Vemos la incompetencia manifiesta de los que han llevado a cabo toda esta movida sin prever las consecuencias que podrían derivarse del manejo tan alegre del Boletín Oficial. Se ha llegado a un punto en que los Gobiernos se piensan que el asalariado lo aguanta ya todo. Bueno es que estos reaccionen.
Divertido es ver poner el grito en el cielo a la patronal de este sector clamando por el mal que se hace a los niños y a las familias, cuando lo que les preocupa realmente es su bolsillo. Lástima que no se preocupen también por los problemas que todo esto está ocasionando en las familias de los enseñantes (pero esto no les afecta a su bolsillo).
Estos modelos, copiados de países con más recursos, no tienen cabida por aquí y menos con la crisis actual. Dicen que rectificar es de sabios. Veremos que salida le dan al tema, cuando además hay elecciones por el medio.
Divertido es ver y leer que el invento de adelantar una semana el curso, para después parar una semana en febrero/marzo, para que los niños “hagan actividades” extraescolares, se estrella de pleno con las crisis. Si algunos van justos hasta para pagar los libros, ¿cómo les van a pagar una semana de vacaciones a sus churumbeles? Y si no pueden enviarlos a ningún sitio ¿a quién le colocan el niño, si no tienen un euro? Rápidamente la Generalitat ha indicado que pone a disposición de las familias 1.375.000 euros para pagar estas vacaciones a algunos de ellos. O sea, que no hay dinero para sueldos de maestros, pero si para que los niños se lo pasen bien y se vayan a esquiar. Más incongruente imposible.
El enfado de los maestros por esta acumulación de despropósitos se ha traducido en la negativa de los enseñantes a efectuar actividades extras como salidas y colonias. Descubren ahora los aprendices de brujo de la Generalitat que los docentes no están obligados a ello, con lo que demuestran no tener ni idea de lo que llevan entre manos.
Si hay dinero para los niños, ¿por qué no se paga mejor a los docentes las horas extra que ponen para estas actividades?
Se han cancelado ya un 20-30% de actividades (50.000 niños sin colonias) lo que ha puesto los pelos de punta a todo el sector que vive del tema (autobuses, casas de colonias, etc.). Vemos la incompetencia manifiesta de los que han llevado a cabo toda esta movida sin prever las consecuencias que podrían derivarse del manejo tan alegre del Boletín Oficial. Se ha llegado a un punto en que los Gobiernos se piensan que el asalariado lo aguanta ya todo. Bueno es que estos reaccionen.
Divertido es ver poner el grito en el cielo a la patronal de este sector clamando por el mal que se hace a los niños y a las familias, cuando lo que les preocupa realmente es su bolsillo. Lástima que no se preocupen también por los problemas que todo esto está ocasionando en las familias de los enseñantes (pero esto no les afecta a su bolsillo).
Estos modelos, copiados de países con más recursos, no tienen cabida por aquí y menos con la crisis actual. Dicen que rectificar es de sabios. Veremos que salida le dan al tema, cuando además hay elecciones por el medio.
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