Hay un dicho que afirma que nunca has de morder la mano que te da de comer. Según eso ningún trabajador debe criticar a su empresa, aunque esta haga las mil barbaridades.
De esta forma los empleados de banca han tenido que negar la existencia de una burbuja, jurar que los precios de la vivienda no bajarían nunca, asegurar que los tipos de interés siempre serán bajos y que en cambio la Bolsa subirá siempre.
Pero hay personas excepcionales que se atreven a veces a denunciar las mentiras o contradicciones de sus empleadores. Honestidad se le llama a eso.
Y así lo ha hecho Maruja Torres, colaboradora habitual del diario El País, a quien no le ha temblado el pulso al denunciar la esquizofrenia de este medio de comunicación.
Por un lado vemos como se llena el periódico de páginas sobre esos jóvenes que no encuentran empleo, o trabajan por salarios miserables o, sencillamente, trabajan sin cobrar, a lo que se le llama becarios, cuando la palabra correcta sería esclavos en versión siglo XXI.
Correcto sería trabajar como becario si unos meses después llegase la integración en la plantilla como asalariado. Vale que mientras aprendes no cobres si después lo haces. Pero no, becario y después a la calle.
Así lo vienen explicando los jóvenes de este país en una serie de artículos que está publicando este periódico denunciando el tema (ver artículos publicados).
Pero, claro, El País es el primero en tener sus salas de redacción llenas de becarios y ser una empresa que usa y abusa de la mano de obra gratuita (vamos superando a los chinos, ya que a estos al menos les dan un plato de arroz).
Esquizofrenia potente la de este medio de comunicación, que quiere siempre nadar y guardar la ropa. Pasa igual con el tema de la pérdida de derechos de los trabajadores, lo cual ya les gusta como empleadores que son, y no dudan en rechazar la huelga y apoyar a todos aquellos que quieren recortar los derechos laborales. Así El País ha ido dando páginas y páginas a “expertos económicos” con opiniones favorables al recorte, expertos que si en algo entienden es en manipular la realidad y vender mentiras.
Felicito a Maruja por haber sabido morder “la mano que le da de comer”. Se merecen el mordisco.
De esta forma los empleados de banca han tenido que negar la existencia de una burbuja, jurar que los precios de la vivienda no bajarían nunca, asegurar que los tipos de interés siempre serán bajos y que en cambio la Bolsa subirá siempre.
Pero hay personas excepcionales que se atreven a veces a denunciar las mentiras o contradicciones de sus empleadores. Honestidad se le llama a eso.
Y así lo ha hecho Maruja Torres, colaboradora habitual del diario El País, a quien no le ha temblado el pulso al denunciar la esquizofrenia de este medio de comunicación.
Por un lado vemos como se llena el periódico de páginas sobre esos jóvenes que no encuentran empleo, o trabajan por salarios miserables o, sencillamente, trabajan sin cobrar, a lo que se le llama becarios, cuando la palabra correcta sería esclavos en versión siglo XXI.
Correcto sería trabajar como becario si unos meses después llegase la integración en la plantilla como asalariado. Vale que mientras aprendes no cobres si después lo haces. Pero no, becario y después a la calle.
Así lo vienen explicando los jóvenes de este país en una serie de artículos que está publicando este periódico denunciando el tema (ver artículos publicados).
Pero, claro, El País es el primero en tener sus salas de redacción llenas de becarios y ser una empresa que usa y abusa de la mano de obra gratuita (vamos superando a los chinos, ya que a estos al menos les dan un plato de arroz).
Esquizofrenia potente la de este medio de comunicación, que quiere siempre nadar y guardar la ropa. Pasa igual con el tema de la pérdida de derechos de los trabajadores, lo cual ya les gusta como empleadores que son, y no dudan en rechazar la huelga y apoyar a todos aquellos que quieren recortar los derechos laborales. Así El País ha ido dando páginas y páginas a “expertos económicos” con opiniones favorables al recorte, expertos que si en algo entienden es en manipular la realidad y vender mentiras.
Felicito a Maruja por haber sabido morder “la mano que le da de comer”. Se merecen el mordisco.
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