viernes, septiembre 03, 2010

¿Suprimir el dinero?


Leía plácidamente (versión electrónica de El País bajada directamente a mi lector Kindle Amazon), tomándome una cervecita en el bar restaurante Früh de Colonia, que los de siempre desean aplicarnos nuevos “avances” electrónicos que son, naturalmente, para nuestro bien, faltaría más.

Y el último avance, aunque pueda parecer utópico, sería suprimir el dinero físico. Dicho así hasta nos puede parecer una inmensa ventaja no tener que ir a los cajeros a sacar dinero y poder pagarlo todo con tarjetas o sucedáneos. Sin embargo detrás de lo que puede parecer un avance se esconden riesgos importantes.

Es en Japón donde el laboratorio de prácticas puede dar sus primeros pasos, ya que si hay alguien aficionado al dinero de plástico estos son los japoneses. Conseguir dar este paso en un país del tamaño del japonés supondría un paso muy sólido para los interesados en suprimir el dinero en los países del primer mundo (evidentemente se requiere un alto grado de desarrollo para llevar esto a cabo).

¿Y quienes son los interesados? ¿Somos nosotros?

Pues no, claro. Los interesados son los bancos y el Gobierno.

Los bancos por la rentabilidad directa que aportaría la supresión de los cajeros humanos y no humanos. Cada oficina bancaria cuenta con una persona, como mínimo, responsable de ingresos y reintegros en dinero físico. Dinero que hay que contar al final del día y cuadrar. Y transportar. Billetes y monedas viajando para aquí y para allá. Todo esto eliminado. Y se acabaron los atracos y los falsificadores (los de los billetes de 500, ya que los falsificadores electrónicos aumentarían).

Pero es que además el dinero solo podría estar en un banco. Sin dinero físico no lo puedes tener en casa, en el colchón. El ahorro queda depositado obligatoriamente en un banco. No hay escapatoria. Y si ya está en un banco ¿por qué te han de pagar por él? Más aún, ¿por qué no cobrar por tenerlo depositado ya que no tienes escapatoria? Intereses negativos le llaman a esto. Penalización del ahorro. Presión para que consumas. Así no hay depresiones. ¡Mira que querer ahorrar y encima guardando el dinero en casa malvados asalariados! El oligopolio bancario se pondría de acuerdo en meternos un buen mordisco mensual a nuestros ahorros. Es “por la gestión” nos dirían.

Para aquellos que piensen que no se llegaría al extremo de los intereses negativos, recuerdo las comisiones por depósito de valores, por ejemplo de acciones. Cuando no había mercado electrónico y las acciones se transmitían físicamente, tenía su lógica que el Banco cobrase por el trabajo de tener nuestras acciones guardadas en el Banco. Pero se pasó al mercado electrónico y hoy los documentos físicos de propiedad de las acciones no existen y únicamente hay anotaciones en la cuenta. Pues bien, los bancos siguen cobrando sus buenas comisiones por el tema.

Y naturalmente tarjeta (o tarjetas varias para todo tipo de pago), pagando naturalmente por ellas. Y seguramente como los medios de pago electrónicos aumentarán (principalmente usando el móvil), pues más comisiones por lo mismo. Al fin y al cabo ahora también nos cobran, paradójicamente, por sacar dinero de un cajero automático, cuando es un dinero que hemos llevado a los bancos y que gracias a él hacen su negocio que es prestarlo a terceros (bueno, ahora hacen otras cosas).

Y ya no tendríamos elección ante temores sobre sistema bancario. Podríamos cambiar de banco, pero el dinero SIEMPRE estaría en el sistema.

A los gobiernos esto también les hace tilín. Además de suprimir el coste de fabricar los billetes el gran beneficio lo obtendrían al quedar suprimido el dinero negro. Todo pago quedaría registrado y retratado. No habría otra posibilidad de pagar que la vía bancaria. Esta sería la parte buena (para los que no operan con dinero negro) y el fraude fiscal se reduciría notablemente. En contrapartida no podríamos hacer ningún pago sin que quedase reflejado en una cuenta bancaria. Transparencia total, intimidad cero. ¿Se puede obligar a dejar rastro de todas nuestras acciones económicas?

Muchas empresas también se verían beneficiadas, si exceptuamos las de seguridad, que perderían un buen bocado de negocio: el relacionado con la seguridad bancaria y el traslado de dinero. Y también los fabricantes de cajeros automáticos. ¡Adiós negocio!

Empresas que se verían favorecidas serían todas aquellas con altos cobros en efectivo, como por ejemplo los parkings, autopistas y supermercados.

Algunos lo tendrían crudo. ¿Pondrían un lector de tarjetas en el cepillo de San Antón de la iglesia parroquial? Y el trompetista del metro ¿se abriría una cuenta bancaria y se colocaría un lector inalámbrico en vez de la gorra actual? Las propinas quedarían sentenciadas definitivamente.

Ya no podríamos echarle monedas a ningún corrupto gritándole “pesetero” y la fontana de Trevi en Roma perdería su encanto. Y más cosas que se me escapan.

Me seguí tomando la cervecita, haciendo glup, glup… y pensando que al fin y al cabo siempre se podría obtener dinero físico... de paises que no hubieran dado el paso al dinero electrónico.

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