Estoy leyendo precisamente en estas fechas el libro de Max Otte, “El crash de la información”, excelente obra que espero comentar cuando finalice su lectura.
Max Otte es alemán, profesor en el Instituto de Ciencias Aplicadas de Worms, y se hizo famoso al escribir en el año 2006 un libro titulado "¡Qué viene la crisis!".
Explica Max Otte que “en nuestra sociedad hay determinadas fuerzas muy interesadas en convertir la información en desinformación. Nuestros medios de comunicación tratan continuamente (defendiendo los intereses que hay tras sus propietarios) de desfigurar, dar datos falsos, minimizar las circunstancias agravantes con mensajes positivos pero inanes, desorientar deliberadamente, soliviantar o aturdir, exagerar. Es decir, un amplio repertorio de desinformación”.
Atrás han quedado los tiempos en que los políticos (que siempre han tenido sus propios intereses) procuraban limitar los intereses económicos especiales y de las grandes empresas. “El Estado (en general) ha cedido frente las empresas, ha establecido un fiel pacto de no agresión con el pensamiento neoliberal y en muchos sentidos ha despejado el terreno de forma que pudiera desarrollarse el sistema con todo lo que trae consigo”, afirma Max Otte.
Nada mejor que abrir la prensa de hoy para comprobar la validez de estas afirmaciones.
Vemos un gobierno socialista tomando medidas neoliberales sin que le tiemble el pulso, aunque el cabreo ya aflore por todos los poros de la piel de este país. Y la misma firmeza con que aplica estas medidas al servicio de la gran empresa, la mantiene contra el clamor popular que le indica al gobierno que se ha suicidado políticamente. No hay la más mínima flexibilidad. ¿A que se debe está enorme contundencia, cuando hace menos de un año Zapatero afirmaba que la crisis no traería recortes sociales?
La primera posible desinformación del día viene de la utilización del dato de electricidad consumida en el día de la huelga. Nos dicen que el descenso en el consumo fue más o menos el mismo que en la huelga general con Aznar. ¿Quién puede verificar ese dato? ¿Por qué casualmente el Gobierno, justo cuatro días antes de la huelga les ha regalado a las Eléctricas la aprobación de un aumento de las tarifas de, nada más y nada menos, un 5%? ¿No nos estarán desinformando con un dato que sólo unos pocos saben si es cierto?
La realidad es que circulando por Barcelona ayer, tuve claro que la huelga no era ningún fracaso, ya que recorrer toda la larguísima calle Aragón o Gran Vía sin pillar un semáforo en rojo solo se consigue los Domingos, y no todos. Por lo tanto no me han de explicar nada. Ni me han de explicar el cabreo de la gente en la manifestación de la tarde que ocupó todo el Paseo de Gracia. Hay cabreo.
Manifestación totalmente necesaria a pesar de que nos han venido indicando que NO SERVIRÍA DE NADA. Según esta forma de pensar de nada ha servido echarse a la calle continuamente durante años para manifestar el rechazo a la violencia de ETA. Hemos podido comprobar durante años que ETA no ha entregado las armas porque los ciudadanos protestasen en la calle. Está dando ahora los pasos para hacerlo porque la policía ha desmontado la organización. Pero, ¿había que manifestarlo en la calle, o quedarse en casa porque NO SERVÍA DE NADA?
Ejemplo de desinformación/manipulación es también la editorial de El País de hoy, periódico que ya sabemos desde hace días para que lado barre. Véanse los artículos a los que da cabida hoy en sus páginas, en que el Presidente del Instituto de la Empresa Familiar pide más sangre (aún no es suficiente y como los vampiros el empresariado necesita más dosis) o el de Patxo Unzueta, un auténtico canto al determinismo político y económico, como si no hubiese otras soluciones, otras vías.
Dice la editorial de El País que UGT y CC.OO. tendrán que aceptar la negociación y la colaboración en la tarea (en el tema del recorte de las pensiones), ya que no tendría credibilidad alguna la convocatoria de otra huelga general. Deberíamos aprender de los franceses. Pretenden en Francia subir la edad de jubilación de 60 a 62 años (aquí de 65 a 67) y llevan ya cinco huelgas generales para protestar por la medida. Aquí, los medios de desinformación nos indican que con una huelga ya basta, ya que los sindicatos “perderían credibilidad”. Apaga y vámonos.
Y de ciegos es no ver lo de los grupos violentos, que en una Barcelona, que ha sido precursora históricamente de los movimientos radicales, afloran ya, no porque “sean un colectivo violento aislado” según crónicas de la desinformación, sino porque hay un paro juvenil del 40% sin solución ni futuro. ¿Se piensan nuestros políticos que toda está gente joven se va a quedar cruzada de brazos eternamente sin manifestar su rechazo a este sistema? Si el cauce político habitual se demuestra insuficiente, cuando no totalmente inútil, ¿es de extrañar que la rabia y la desesperanza se manifieste, como pus saliendo en forma de granos, a lo largo y ancho del tejido social?
A mi hasta me parece que hay suerte y aún es muy limitada la violencia. Que nadie dude que irá a más a medida que el tiempo hunda más a esta generación de gente joven, que observa atónita el retroceso, no sólo económico, sino social, con recortes continuos de derechos.
¿Alguien me puede explicar cual es el futuro de toda esta gente joven (estoy hablando de millones de personas) que subsisten gracias al apoyo de sus familias, cuando estas desaparezcan? ¿Alguien tiene la valentía de pensar un poco y tratar de imaginar escenarios a veinte años vista con este panorama económico y social? ¿O es que alguien cree que con las medidas económicas que se están tomando volverá a haber empleo para toda esta gente joven?
Para ver hasta que punto llega el tema de la desinformación, basta recordar como nos han bombardeado para justificar el despido libre y barato. Así nos han explicado por activa y por pasiva que esta reforma es necesaria y básica para generar empleo. De tontos sería no aceptarla ya que esto significa futuros puestos de trabajo, y ahora “el empresario no tendrá miedo a contratar”.
Pues bien, nada más aprobarse el decretazo laboral, se aprueban con el típico pasteleo, al que nos hemos venido habituando desde el primer día de nuestra transición, los Presupuestos del Estado para el 2011, en los cuales se comprueba que se prevé que la tasa de desempleo será la misma. ¡Bravo! ¡Vaya tomadura de pelo a los trabajadores!
Al menos podrían haber sido consecuentes y presupuestar un ligero incremento en el empleo. Pero ni eso. Supongo que esperan que mejore un poco y así desinformarnos diciéndonos que el empleo ES MEJOR QUE EL PRESUPUESTADO durante todo el año. Naturalmente lo que no dirán es que 4,5 millones de parados siguen sin empleo, que esa es la información.
Y un comentario adicional al tema del pasteleo presupuestario. Vemos una vez más como una "Transición" mal hecha permite que, después de treinta años, el Gobierno se salve de convocar elecciones gracias a la compra de un partido, en este caso el PNV, que se vende por el clásico plato de lentejas como son la cesión de unas transferencias. ¡Treinta años después aún hay transferencias por hacer! Hay que ver como la desinformación nos ha ido metiendo en la cabeza que la transición en España ha sido ejemplar. ¡Menuda mentira! ¡Pero si aún se mantiene el chalaneo del poder central con las Autonomías!
Respecto a los grupos violentos que nadie se extrañe de que las acciones de protesta vayan acompañadas cada vez de más violencia. Es lo consustancial. Todo lo que se ahorren las empresas en sus costes de despido, lo gastaremos en policía antidisturbios. Por cierto, los beneficiados de esta reforma serán los asesores legales de las empresas. Como para despedir libremente habrá que justificar ante los jueces que el “futuro deparará pérdidas a la empresa” (véase que estamos ya ante el despido preventivo), tendrán que contratar asesores para preparar los correspondientes informes. Por lo tanto todo lo que se ahorren en el coste del despido se lo gastarán en asesores. Una locura.
Nada más interesante que leerse los panfletos que llaman ya a la subversión. Hay uno editado por Melusina cuyo inquietante manifiesto publicado en Francia se ha traducido al castellano con el título La insurrección que viene y que está firmado por el grupo denominado Comité Invisible.
Dice así la contraportada del libro:
“No nos la pegarán con el golpe de la crisis, con el "vamos a empezar de cero" y el "bastará con ajustarse el cinturón durante una temporadita”.
En realidad, el anuncio de las desastrosas cifras del paro no nos suscita ningún sentimiento. La crisis es una manera de gobernar. Cuando este mundo parece no tener otra forma de sostenerse que mediante la gestión infinita de su propia derrota, querrían vernos detrás del Estado, movilizados, solidarios con una improbable chapuza de la sociedad. Pero resulta que nos repugna de tal manera unirnos a esta movilización, que puede ocurrir que uno decida más bien tumbar definitivamente al capitalismo”.
Las fotografías son mías. Me gusta mucho la que hice en la Bolsa. Una imagen que representa fielmente la estupidez institucional. El enorme coste de policía para “defender” unas pantallas de televisión, que eso es realmente la Bolsa. Pero los iconos capitalistas ni tocarlos, aunque los violentos arrasasen tiendas fashion o de telefonía.
¿Queremos reducir costes? Ahí tenemos uno. Las Bolsas, con sus edificios enormes y costes de mantenimiento descomunales son auténticamente inútiles. Hoy se hace todo a través de Internet y los cuatro brokers simbólicos que se aburren soberanamente porque nadie les llama por teléfono (presencialmente en el edificio solo hay cuatro jubilados que están ahí porque se aburren en casa) podrían estar en el despacho de su propia agencia. Un absurdo que permite mantener sueldos (¿verdad, Sr. Hortalá?) enormes a cambio de empleos vaciados de contenido. El colmo de la absurdidad es mantener Bolsas locales como la de Barcelona. Ya no existe la “Bolsa de Barcelona”. El mercado es único y electrónico. Ofrezco soluciones, para que no digan. Esta es de aplicación sencilla y sin daños colaterales (bueno, excepto el salario de Hortalá).
Puede verse en algunas fotos la columna de humo de los incendios que iba provocando "el grupo violento", así como otras que muestran como iba quedando el mobiliario urbano y los cajeros de los bancos. A uno de Caja Madrid le añadieron con pintura roja la palabra "SUEÑA".
Max Otte es alemán, profesor en el Instituto de Ciencias Aplicadas de Worms, y se hizo famoso al escribir en el año 2006 un libro titulado "¡Qué viene la crisis!".
Explica Max Otte que “en nuestra sociedad hay determinadas fuerzas muy interesadas en convertir la información en desinformación. Nuestros medios de comunicación tratan continuamente (defendiendo los intereses que hay tras sus propietarios) de desfigurar, dar datos falsos, minimizar las circunstancias agravantes con mensajes positivos pero inanes, desorientar deliberadamente, soliviantar o aturdir, exagerar. Es decir, un amplio repertorio de desinformación”.
Atrás han quedado los tiempos en que los políticos (que siempre han tenido sus propios intereses) procuraban limitar los intereses económicos especiales y de las grandes empresas. “El Estado (en general) ha cedido frente las empresas, ha establecido un fiel pacto de no agresión con el pensamiento neoliberal y en muchos sentidos ha despejado el terreno de forma que pudiera desarrollarse el sistema con todo lo que trae consigo”, afirma Max Otte.
Nada mejor que abrir la prensa de hoy para comprobar la validez de estas afirmaciones.
Vemos un gobierno socialista tomando medidas neoliberales sin que le tiemble el pulso, aunque el cabreo ya aflore por todos los poros de la piel de este país. Y la misma firmeza con que aplica estas medidas al servicio de la gran empresa, la mantiene contra el clamor popular que le indica al gobierno que se ha suicidado políticamente. No hay la más mínima flexibilidad. ¿A que se debe está enorme contundencia, cuando hace menos de un año Zapatero afirmaba que la crisis no traería recortes sociales?
La primera posible desinformación del día viene de la utilización del dato de electricidad consumida en el día de la huelga. Nos dicen que el descenso en el consumo fue más o menos el mismo que en la huelga general con Aznar. ¿Quién puede verificar ese dato? ¿Por qué casualmente el Gobierno, justo cuatro días antes de la huelga les ha regalado a las Eléctricas la aprobación de un aumento de las tarifas de, nada más y nada menos, un 5%? ¿No nos estarán desinformando con un dato que sólo unos pocos saben si es cierto?
La realidad es que circulando por Barcelona ayer, tuve claro que la huelga no era ningún fracaso, ya que recorrer toda la larguísima calle Aragón o Gran Vía sin pillar un semáforo en rojo solo se consigue los Domingos, y no todos. Por lo tanto no me han de explicar nada. Ni me han de explicar el cabreo de la gente en la manifestación de la tarde que ocupó todo el Paseo de Gracia. Hay cabreo.
Manifestación totalmente necesaria a pesar de que nos han venido indicando que NO SERVIRÍA DE NADA. Según esta forma de pensar de nada ha servido echarse a la calle continuamente durante años para manifestar el rechazo a la violencia de ETA. Hemos podido comprobar durante años que ETA no ha entregado las armas porque los ciudadanos protestasen en la calle. Está dando ahora los pasos para hacerlo porque la policía ha desmontado la organización. Pero, ¿había que manifestarlo en la calle, o quedarse en casa porque NO SERVÍA DE NADA?
Ejemplo de desinformación/manipulación es también la editorial de El País de hoy, periódico que ya sabemos desde hace días para que lado barre. Véanse los artículos a los que da cabida hoy en sus páginas, en que el Presidente del Instituto de la Empresa Familiar pide más sangre (aún no es suficiente y como los vampiros el empresariado necesita más dosis) o el de Patxo Unzueta, un auténtico canto al determinismo político y económico, como si no hubiese otras soluciones, otras vías.
Dice la editorial de El País que UGT y CC.OO. tendrán que aceptar la negociación y la colaboración en la tarea (en el tema del recorte de las pensiones), ya que no tendría credibilidad alguna la convocatoria de otra huelga general. Deberíamos aprender de los franceses. Pretenden en Francia subir la edad de jubilación de 60 a 62 años (aquí de 65 a 67) y llevan ya cinco huelgas generales para protestar por la medida. Aquí, los medios de desinformación nos indican que con una huelga ya basta, ya que los sindicatos “perderían credibilidad”. Apaga y vámonos.
Y de ciegos es no ver lo de los grupos violentos, que en una Barcelona, que ha sido precursora históricamente de los movimientos radicales, afloran ya, no porque “sean un colectivo violento aislado” según crónicas de la desinformación, sino porque hay un paro juvenil del 40% sin solución ni futuro. ¿Se piensan nuestros políticos que toda está gente joven se va a quedar cruzada de brazos eternamente sin manifestar su rechazo a este sistema? Si el cauce político habitual se demuestra insuficiente, cuando no totalmente inútil, ¿es de extrañar que la rabia y la desesperanza se manifieste, como pus saliendo en forma de granos, a lo largo y ancho del tejido social?
A mi hasta me parece que hay suerte y aún es muy limitada la violencia. Que nadie dude que irá a más a medida que el tiempo hunda más a esta generación de gente joven, que observa atónita el retroceso, no sólo económico, sino social, con recortes continuos de derechos.
¿Alguien me puede explicar cual es el futuro de toda esta gente joven (estoy hablando de millones de personas) que subsisten gracias al apoyo de sus familias, cuando estas desaparezcan? ¿Alguien tiene la valentía de pensar un poco y tratar de imaginar escenarios a veinte años vista con este panorama económico y social? ¿O es que alguien cree que con las medidas económicas que se están tomando volverá a haber empleo para toda esta gente joven?
Para ver hasta que punto llega el tema de la desinformación, basta recordar como nos han bombardeado para justificar el despido libre y barato. Así nos han explicado por activa y por pasiva que esta reforma es necesaria y básica para generar empleo. De tontos sería no aceptarla ya que esto significa futuros puestos de trabajo, y ahora “el empresario no tendrá miedo a contratar”.
Pues bien, nada más aprobarse el decretazo laboral, se aprueban con el típico pasteleo, al que nos hemos venido habituando desde el primer día de nuestra transición, los Presupuestos del Estado para el 2011, en los cuales se comprueba que se prevé que la tasa de desempleo será la misma. ¡Bravo! ¡Vaya tomadura de pelo a los trabajadores!
Al menos podrían haber sido consecuentes y presupuestar un ligero incremento en el empleo. Pero ni eso. Supongo que esperan que mejore un poco y así desinformarnos diciéndonos que el empleo ES MEJOR QUE EL PRESUPUESTADO durante todo el año. Naturalmente lo que no dirán es que 4,5 millones de parados siguen sin empleo, que esa es la información.
Y un comentario adicional al tema del pasteleo presupuestario. Vemos una vez más como una "Transición" mal hecha permite que, después de treinta años, el Gobierno se salve de convocar elecciones gracias a la compra de un partido, en este caso el PNV, que se vende por el clásico plato de lentejas como son la cesión de unas transferencias. ¡Treinta años después aún hay transferencias por hacer! Hay que ver como la desinformación nos ha ido metiendo en la cabeza que la transición en España ha sido ejemplar. ¡Menuda mentira! ¡Pero si aún se mantiene el chalaneo del poder central con las Autonomías!
Respecto a los grupos violentos que nadie se extrañe de que las acciones de protesta vayan acompañadas cada vez de más violencia. Es lo consustancial. Todo lo que se ahorren las empresas en sus costes de despido, lo gastaremos en policía antidisturbios. Por cierto, los beneficiados de esta reforma serán los asesores legales de las empresas. Como para despedir libremente habrá que justificar ante los jueces que el “futuro deparará pérdidas a la empresa” (véase que estamos ya ante el despido preventivo), tendrán que contratar asesores para preparar los correspondientes informes. Por lo tanto todo lo que se ahorren en el coste del despido se lo gastarán en asesores. Una locura.
Nada más interesante que leerse los panfletos que llaman ya a la subversión. Hay uno editado por Melusina cuyo inquietante manifiesto publicado en Francia se ha traducido al castellano con el título La insurrección que viene y que está firmado por el grupo denominado Comité Invisible.
Dice así la contraportada del libro:
“No nos la pegarán con el golpe de la crisis, con el "vamos a empezar de cero" y el "bastará con ajustarse el cinturón durante una temporadita”.
En realidad, el anuncio de las desastrosas cifras del paro no nos suscita ningún sentimiento. La crisis es una manera de gobernar. Cuando este mundo parece no tener otra forma de sostenerse que mediante la gestión infinita de su propia derrota, querrían vernos detrás del Estado, movilizados, solidarios con una improbable chapuza de la sociedad. Pero resulta que nos repugna de tal manera unirnos a esta movilización, que puede ocurrir que uno decida más bien tumbar definitivamente al capitalismo”.
Las fotografías son mías. Me gusta mucho la que hice en la Bolsa. Una imagen que representa fielmente la estupidez institucional. El enorme coste de policía para “defender” unas pantallas de televisión, que eso es realmente la Bolsa. Pero los iconos capitalistas ni tocarlos, aunque los violentos arrasasen tiendas fashion o de telefonía.
¿Queremos reducir costes? Ahí tenemos uno. Las Bolsas, con sus edificios enormes y costes de mantenimiento descomunales son auténticamente inútiles. Hoy se hace todo a través de Internet y los cuatro brokers simbólicos que se aburren soberanamente porque nadie les llama por teléfono (presencialmente en el edificio solo hay cuatro jubilados que están ahí porque se aburren en casa) podrían estar en el despacho de su propia agencia. Un absurdo que permite mantener sueldos (¿verdad, Sr. Hortalá?) enormes a cambio de empleos vaciados de contenido. El colmo de la absurdidad es mantener Bolsas locales como la de Barcelona. Ya no existe la “Bolsa de Barcelona”. El mercado es único y electrónico. Ofrezco soluciones, para que no digan. Esta es de aplicación sencilla y sin daños colaterales (bueno, excepto el salario de Hortalá).
Puede verse en algunas fotos la columna de humo de los incendios que iba provocando "el grupo violento", así como otras que muestran como iba quedando el mobiliario urbano y los cajeros de los bancos. A uno de Caja Madrid le añadieron con pintura roja la palabra "SUEÑA".
2 comentarios:
Kim, no se que parte te gustaria tomar en "rebelion en la granja", pero, si por mi fuera todas esta verdades que nos cuentas y me gustan, deberian ser escuchadas en otros ambitos mas populares (tv, radio, ....).
No se si por ser descendiente de familiares aragoneses (Pueblo hoy abandonado:Guardia), comparto todos tus escritos, aunque la fuerza a mi no me acompañe para tales fines (de momento).
Adelante con la causa (que la hay).
echanos una mano kim!:
www.29-s.net
agencia@29-s.net
671 448 054
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