lunes, septiembre 06, 2010

Indra adivina el futuro

¿Existe la predestinación? ¿Está ya todo escrito sobre nuestras vidas? Está también todo escrito para los sucesos y objetos que nos rodean, nuestra casa, nuestro coche, el florero, ¿se nos romperá esa cara cerámica que compramos en nuestro último viaje?

Si no podemos elegir y está todo escrito poco nos queda por hacer. Adiós Libre Albedrío. Un ser omnisciente decide todo lo que nos ocurrirá y entra esas cosas se halla la Bolsa, que evidentemente también quedará sujeta a las leyes del Determinismo. El determinismo fuerte sostiene que no existen sucesos genuinamente aleatorios o azarosos, y en general el futuro es potencialmente predecible a partir del presente.

Con estas bases no es sorprendente que de vez en cuando aparezcan en el mercado financiero programas y productos que nos aseguran que nos van a predecir la evolución de los valores en bolsa. Así lo hace en estos momentos Indra, quien junto con los departamentos de Informática de la Universidad de Murcia y la Universidad Carlos III de Madrid, ha desarrollado un sistema basado en “tecnología semántica” (ostras, ¡qué tecnología más avanzada!) para predecir la evolución de los valores en bolsa.

Este maravilloso programa tiene un nodo que se alimenta de la información que existe en Internet y es capaz de anotarla semánticamente según la valoración de los títulos en función de la cuenta de resultados de una empresa y la influencia que puedan tener los datos externos (análisis fundamental) y el histórico de cotización de un activo (análisis técnico).

Asimismo, la solución cuenta nada más y nada menos que con un "entrenador de red neuronal" --una herramienta de inteligencia artificial que debe ser la pera-- para que “el sistema se adapte a las nuevas situaciones del mercado así como actualizadores de los parámetros utilizados en el cálculo de las predicciones”.

Anonadado me quedo leyendo estas cosas. Me imagino a un Director de una Empresa de las Cotizadas viendo como se hunde, según predicciones del programa, la acción a dos años vista. ¡Dios mío!, exclamaría el Director, ¡que burrada voy a hacer en los próximos meses que ocasionará tal desmadre! De risa la cosa.

Por lo tanto, como el futuro ya está escrito, basta seguir lo que el programa diga y comprar y vender siguiendo sus órdenes. ¡A hincharse!¡Todos a Hawai!

El problema será si todos los que operan en Bolsa siguen las instrucciones de este programa, porque cuando diga que hay que vender naturalmente nadie comprará lógicamente y entonces ¿qué pasará?

A estas alturas parece mentira que aún intenten vendernos motos. Y hasta hay quien cree en todo esto. Incautos no faltan.

Los alquimistas, intentando eternamente convertir el oro en plomo, son los precursores de estos programas de Bolsa. Creerme, las piedras filosofales no existen.

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