En Heidelberg, cuna del Romanticismo, y a pesar de que cada mañana me bajaba el diario El País a mi lector de libros electrónico (Kindle), me di el capricho de comprarme el diario en papel para darme el gusto de leerlo tomándome una cervecita, que por esas tierras abunda y además es excelente.
Y decidí hacerme una foto con la primera página, en la que puede leerse que “El frenazo del PIB de EEUU pone en alerta a la Reserva Federal”. Es decir, la cosa sigue sin chutar.
Pues bien, vemos ahora como tan solo una semana después las bolsas suben de nuevo. ¿Qué ha ocurrido en ese espacio de tiempo? Pues la aparición del dato de empleo de EE.UU. que indica que se han destruido 54.000 puestos de trabajo en tan solo un mes y el paro vuelve a repuntar al 9,6% (aprovecho para recordar que en EE.UU. las cifras de paro solo cuentan a los parados que buscan trabajo. Los que no se apuntan a las solicitudes de empleo no cuentan como parados y se estima que son ya unos 2,4 millones. Podemos añadir a esto que hay 8,9 millones de personas forzadas a trabajar parcialmente). En España tampoco desmerecemos: ya antes de finalizar la campaña veraniega aumenta el paro de nuevo. ¡Que otoño nos espera!
Una noticia mala que debería tumbar en teoría las bolsas en base a razonamientos racionales. Sin embargo ¡suben! y lo hacen porque el dato de empleo esperado era peor. Buen sistema este de subir las bolsas. Si cada mes se hace lo mismo, es decir esperar un muy mal dato de empleo y luego, al comprobar que no es tan malo, el subidón al publicarse la noticia permite aumentar su valor, podremos ver como las bolsas llegan al cielo mientras el empleo se va al infierno.
Y nada mejor que el gráfico que adjunto en que se ve la evolución del empleo en EE.UU. en esta crisis comparada con la que tuvo en recesiones anteriores. Nunca había evolucionado tan mal. Entonces ¿a que viene esta euforia? ¿O es que el desempleo ya no es un factor que preocupe mínimamente ya que los beneficios de las grandes fortunas siguen acumulando millones y millones como si nada?
¿Crisis? Véase el bolsillo de Amancio Ortega, propietario de Inditex (Zara), la mayor fortuna de España, que sigue acumulando billetes como si nada. Pero, claro, si las señoras deciden engordarlo con sus visitas permanentes a sus tiendas, esto no tiene arreglo. Pienso yo que a estos niveles de acumulación este hombre ya no debe saber que hacer con tanto billete en el bolsillo. Podría, por ejemplo, mejorar las condiciones salariales de sus empleados, digo yo, y así favorecer la distribución de la riqueza y ayudar de esta forma a superar la crisis.
Pero no, jugar al Monopoly es lo preferido por esta gente a quien ahora se les permite enriquecerse sin límites mientras muchos trabajadores van a pasar a la miseria total. ¿No se pueden subir los impuestos a estos patrimonios tan salvajes para pagar esos 426 euros porque NO HAY DINERO? ¿Cómo duda el PSOE en hacerlo? ¿A quién sirven nuestros políticos?
Ahora ya se ve que lo que se intenta es llevar las Bolsas a niveles que permitan a los grandes patrimonios volver a valorar sus fortunas a los precios previos a la recesión. Una vez lo consigan la paz y la tranquilidad invadirá sus cuerpos y descansarán plácidamente pensando que gracias a la crisis han conseguido darle otra rebanada a los salarios y a los derechos de los trabajadores, lo que les permitirá acumular más y más rápido. Un mundo perfecto y en orden de nuevo. Para ellos, claro.
Y decidí hacerme una foto con la primera página, en la que puede leerse que “El frenazo del PIB de EEUU pone en alerta a la Reserva Federal”. Es decir, la cosa sigue sin chutar.
Pues bien, vemos ahora como tan solo una semana después las bolsas suben de nuevo. ¿Qué ha ocurrido en ese espacio de tiempo? Pues la aparición del dato de empleo de EE.UU. que indica que se han destruido 54.000 puestos de trabajo en tan solo un mes y el paro vuelve a repuntar al 9,6% (aprovecho para recordar que en EE.UU. las cifras de paro solo cuentan a los parados que buscan trabajo. Los que no se apuntan a las solicitudes de empleo no cuentan como parados y se estima que son ya unos 2,4 millones. Podemos añadir a esto que hay 8,9 millones de personas forzadas a trabajar parcialmente). En España tampoco desmerecemos: ya antes de finalizar la campaña veraniega aumenta el paro de nuevo. ¡Que otoño nos espera!
Una noticia mala que debería tumbar en teoría las bolsas en base a razonamientos racionales. Sin embargo ¡suben! y lo hacen porque el dato de empleo esperado era peor. Buen sistema este de subir las bolsas. Si cada mes se hace lo mismo, es decir esperar un muy mal dato de empleo y luego, al comprobar que no es tan malo, el subidón al publicarse la noticia permite aumentar su valor, podremos ver como las bolsas llegan al cielo mientras el empleo se va al infierno.
Y nada mejor que el gráfico que adjunto en que se ve la evolución del empleo en EE.UU. en esta crisis comparada con la que tuvo en recesiones anteriores. Nunca había evolucionado tan mal. Entonces ¿a que viene esta euforia? ¿O es que el desempleo ya no es un factor que preocupe mínimamente ya que los beneficios de las grandes fortunas siguen acumulando millones y millones como si nada?
¿Crisis? Véase el bolsillo de Amancio Ortega, propietario de Inditex (Zara), la mayor fortuna de España, que sigue acumulando billetes como si nada. Pero, claro, si las señoras deciden engordarlo con sus visitas permanentes a sus tiendas, esto no tiene arreglo. Pienso yo que a estos niveles de acumulación este hombre ya no debe saber que hacer con tanto billete en el bolsillo. Podría, por ejemplo, mejorar las condiciones salariales de sus empleados, digo yo, y así favorecer la distribución de la riqueza y ayudar de esta forma a superar la crisis.
Pero no, jugar al Monopoly es lo preferido por esta gente a quien ahora se les permite enriquecerse sin límites mientras muchos trabajadores van a pasar a la miseria total. ¿No se pueden subir los impuestos a estos patrimonios tan salvajes para pagar esos 426 euros porque NO HAY DINERO? ¿Cómo duda el PSOE en hacerlo? ¿A quién sirven nuestros políticos?
Ahora ya se ve que lo que se intenta es llevar las Bolsas a niveles que permitan a los grandes patrimonios volver a valorar sus fortunas a los precios previos a la recesión. Una vez lo consigan la paz y la tranquilidad invadirá sus cuerpos y descansarán plácidamente pensando que gracias a la crisis han conseguido darle otra rebanada a los salarios y a los derechos de los trabajadores, lo que les permitirá acumular más y más rápido. Un mundo perfecto y en orden de nuevo. Para ellos, claro.
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