El Port del Cantó es otro puerto del Pirineo que discurre transversalmente (Este-Oeste), y está más al norte del que subí hace unos días, el Coll de Boixols, comunicando Adrall (un pequeño pueblo muy próximo a la Seo de Urgell) con Sort.
Un puerto de primera con sus 20 kms. de subida desde Sort (y 1.092 m. de desnivel acumulados) y 27 desde la otra vertiente. Elegí la vertiente de Sort por ser un poco menos dura y porque la vertiente de Adrall es perversa, ya que tiene una bajada en plena subida (en el pueblo de Pallerols), lo que desmoraliza mucho cuando sudas tanto para ganar metros.
Una buena tanda de kilómetros para llegar a Sort, pero con la ventaja de pasar con el coche previamente por el puerto y planificar un poco la jugada.
Aparqué justo antes del puente que cruza el río Noguera Pallaresa, tan querido por los amantes del rafting, en una residencia geriátrica que tiene unos estupendos árboles que protegen de un sol que ya calienta lo suyo, aunque el aire era aún frío.
El problema de este puerto es que empieza guerrero con cuatro kilómetros al 7% (incluso un tramo al 7,5%) que sin calentamiento previo sientan bastante mal a las piernas. Hasta llegar a Vilamur uno no recupera el buen ritmo.
Después de este pueblo se hace más llevadero el puerto con cinco kilómetros con desnivel agradable y, ventajas de subir tantos metros en tan pocos kilómetros, el aire se vuelve más fresco aunque también se volvió fuerte que, por suerte, me vino de espaldas en casi todo el trayecto de subida.
En los últimos kilómetros el puerto vuelve a sus andadas. Se ve el collado final, pero para llegar a él la carretera se va de excursión por la ladera de la montaña para ganar metros y cuatro km. antes del final encontramos 7% y hasta 8% (kms. 13-15). La llegada al collado es al 7,2%.
Un gustazo ver el valle tan verde, con los caballos corriendo por las praderas y nieve en los altos, ya que tan sólo hace unos días volvió a nevar. La norte del Cadí lucía bien blanca. La velocidad a la que vas con la bici te permite descubrir lo que es imposible ver subido en un coche.
Divertido ver un cartel de puerto tan preciso: 1.720,8 metros. Nunca había visto decimales en ningún puerto.
Bastante tráfico para ser día laborable (pero sin problema, ya que la carretera es ancha) y muchos grupos de moteros ingleses y holandeses y alguna que otra Harley solitaria que se dejaba oír de lejos.
La bajada, excelsa, con un viento en contra terrible que a veces casi me dejaba clavado. Eso sí, me abrigué bien.
Llegué abajo con las manos hechas polvo de estar frenando tanto rato (37 minutos de bajada, pero hay una subida en Rubió, nada más empezar a bajar el puerto, que alarga el tiempo de bajada).
Bajar un puerto no es nada descansado. Bajo tenso ya que no quiero pasar de 60 Km./h. en ningún momento y a esta estupenda bici que tengo le va la marcha.
Refresco en Sort para recuperar mis destruidas tasas de azúcar en sangre antes de empezar el largo regreso y si alguien se pregunta si compré lotería en la Bruixa d’Or, pues no.
En Rubió, casi enfrente del restaurante, cerca ya del collado, hay una excelente fuente de agua donde llené las garrafas que siempre viajan en mi coche.
La nieve durará poco en las cumbres ya que entre la subida al puerto y el regreso por la tarde se veía claramente que lo blanco estaba sufriendo estragos debidos a la subida de temperaturas que se produjo por la tarde.
Mientras subía el puerto mi tocayo Joaquín Rodriguez “Purito” triunfaba en la etapa de Dolomitas del Giro que pasaba por el Giau (¡Dios mío, no me imagino subiendo ese puerto tan duro y largo!), puerto que he pasado en muchas ocasiones cuando he ido a escalar a Dolomitas. La llegada fue en Cortina d’Ampezzo (donde acaban el Giau y el Falzarego, otro puerto que tal).
“Purito” sigue de líder en el Giro, ojala que lo gane, aunque está complicado.
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