El gobierno nos promete unos viernes de pasión. Le ha cogido tal afición al tema que ya son recorte-dependientes y necesitan una dosis semanal.
De pasión por las hazañas bélicas gubernamentales, que nos presentarán todos los fines de semana y de pasión porque las decisiones (por llamarlas de alguna manera) que irán tomando nos harán padecer más las consecuencias de esta plaga bíblica que le ha caído a España.
Ahora iniciamos otra etapa, ya prevista y lógica teniendo en cuenta el catecismo neoliberal que sigue el PP: las privatizaciones.
Como estaba anunciado en este blog (punto 6 de los 40 previstos que nos caerían al gobernar el PP) ahora toca privatizar todo lo que se pueda. Ironías de la vida, mientras tanto nos van nacionalizando todo lo que tenemos en Sudamérica. Alguien va con el paso cambiado.
Vimos hace unos días como Correos anunciaba el despido (perdón, bajas incentivadas, prejubilaciones, etc.) de 2.000 trabajadores. Como es una empresa pública el coste de estos despidos los pagaremos todos los españoles. Una vez saneada la empresa y limpia de personal “improductivo”, se procederá a privatizarla regalándola a unos amiguetes que años más adelante se acordarán de los políticos que les regalaron la empresa y les ofrecerán empleos cuando las urnas los echen (podemos darlo ya por seguro) a la calle.
Están en el punto de mira los Ferrocarriles (excepto la Red), incluyendo ya ahora los de cercanías en la privatización. Prepárense, por lo tanto, los usuarios de cercanías a pagar un 50% de más en el precio de sus billetes diarios para ir a trabajar y a llegar tarde muchos más días debido al bajo mantenimiento que tendrán los trenes (véase lo que ocurre en Argentina).
Vemos como estos últimos días una burbuja de indignación (este será el modelo social que veremos de forma continúa: la aparición de indignación puntual por algún tema, hasta que uno de ellos adquiera proporciones enormes y arrastre al país a una explosión de indignación suprema; pero aún faltan días para ello) ha nacido en Catalunya, donde ya estamos hartos de pagar peajes por doquier, mientras, además, con nuestros impuestos, se pagan los déficits de las radiales que concedió el gobierno, radiales que están en quiebra y que subsisten gracias a las subvenciones estatales.
Pero si se cabrean por esto, que se preparen, ya que el plan del Gobierno parece ser que pasa por hacer pagar por las autovías que ahora son libres. Pagar a los coches, ya que el transporte de mercancías quedaría exento. Todo el país será un extenso peaje.
Uno de estos viernes de pasión nos comunicará también el Gobierno que se ha creado un banco malo. Nos dirán que no les gusta (como siempre) hacerlo, pero que no tienen más remedio (como siempre) y que lo hacen por nuestro bien (como siempre). ¿De dónde saldrá el dinero para comprar toda esta porquería inmobiliaria invendible?
Pues he aquí que ideas no faltan y vayámonos preparando porque cualquier locura puede ser posible.
Una de estas locuras la propone Martin Feldstein, profesor en la Universidad de Harvard y antiguo consejero económico de Ronald Reagan, que apunta una posible solución desde las páginas del Financial Times. Este señor propone que a todos los Householders (tradúzcalo como usted quiera, familias o propietarios de vivienda) se les obligue a comprar bonos del Estado para llevar a cabo tan noble tarea. Según el tamaño del importe podríamos matar dos pájaros de un tiro: pagar el banco malo y suscribir deuda española ya que nadie la quiere. O sea, para resumir, una variante del corralito.
Ante esta amenaza uno se pregunta si hay que seguir teniendo el dinero en el banco.
Lo dicho, los viernes pasión. Y en agosto fotos de Urgandarín y señora de vacaciones en Palma, burlándose de toda España.
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