martes, mayo 29, 2012

Col d’Aspin y Hourquette d’Ancizan


¡Mis primeros puertos franceses en los Pirineos! ¡Y los dos son puertos del Tour de Francia! ¡Y los dos de una tirada! Una jornada sensacional.

Es la mejor época del año para hacer estos puertos: poco tráfico (y era sábado), todo de un verde impresionante y sin calor aún. ¿Qué más se puede pedir?

Salí de Graus bien de mañanita, con el objetivo de empezar a pedalear a las diez. Graus estaba que explotaba. Unos 2.300 ciclistas se habían concentrado para realizar la que ya debe ser la marcha cicloturista más importante del Pirineo. Espectacular ver tanta bicicleta junta (y coches y familias acompañantes, muchos de ellos durmiendo donde podían, porque no hay oferta hotelera/camping que pueda dar cama a esta explosión ciclista). Dos recorridos de diferente pelaje para los participantes (pero ambos duros): uno de 135 km. y otro de más de 200 km., ambos con puertos, por eso la prueba se denomina “Marcha cicloturista de los puertos de la Ribagorza”.

Sería cuestión de participar en la corta, pero me dan pavor las montoneras que se crean, con el peligro de irte al hospital por una caída en grupo, ya que es demasiada gente ¡y además cada año crece de forma impresionante! No tendrán más remedio que limitar por sorteo la participación.

Pasé el túnel de Bielsa, que sigue en obras, y dejé el coche en Arreau, en el parking del Carrefour, y desde allí partí para hacer en solitario este bello circuito. Otro colega español aparcó a mi lado, con el objetivo de hacer el Aspin y el Tourmalet, todo seguidito, ¡vaya traca!, pero llevaba coche escoba que lo recogía en Luz-St. Saveur.

Al bajar el túnel el tiempo en la otra vertiente no era el mismo, cosa que suele pasar frecuentemente, y el Aspin se hallaba entre nubes que se iban levantando poco a poco y al final del recorrido hasta vi el sol.

Doce bellos kilómetros, tranquilos (me esperaba más follón, pero, claro, siempre paso por aquí en julio-agosto) y con la agradable sinfonía de los grillos en plan coral durante toda la subida. Impresionante el ruido que pueden llegar a hacer. En coche no te enteras de esto, claro.

Dos paraditas a beber (me da miedo hacerlo en marcha con tráfico) y a reposar ligeramente ya que hay cuatro kilómetros seguidos que superan o están próximos al 8%, pero con tramos muy cortos al 10, 11 y hasta 12%.

Muchas pintadas en el suelo, especialmente vascas, con los temas de siempre. Y es que el Tour lo siguen muchos vascos, ya que hay una afición al ciclismo tremenda. Sorprendente que sean visibles aún pintadas con el nombre del francés Richard Virenque, que pasó por este puerto en primer lugar dos años seguidos, en el tour del 94 y en el 95 (y en el 58 y 63 Bahamontes). Buena pintura la que utilizaron sus seguidores.

Cuando subía ya bajaban (bastantes) los ciclistas gabachos, y es que madrugan más al otro lado de la frontera. Pero siempre da la misma sensación: cuando tu subes crees que ya todos bajan. Y es que bajar es muy rápido y subir muy lento, lo que ayuda a incrementar esta percepción ya que los que suben están más tiempo viendo a los que bajan. Todos abrigaditos en la bajada, que aún es mayo y la vertiente francesa es más fresca.

Foto asegurada en el puerto, ya que colegas para intercambiar cámaras no faltaban. Prácticas en francés e inglés. Unos minutos para recomponer el azúcar y disfrutar del panorama, especialmente hacia el Midi de Bigorre, aún con nieve. Y recordar que este puerto es uno de los más visitados por el Tour, ya que ha pasado por él en 66 ocasiones.

Bajada corta pero disfrutona por un bosque espléndido con cuatro km. seguidos al 8%. Nada más empezar a bajar me invadió la niebla de forma creciente y cuando llegué al bello y plácido lugar de la Payolle no veía ni a veinte metros. Me hice un lío buscando la carretera hacia la Hourquette d’Ancizan, el siguiente puerto a subir, y tomé la carretera al lago de La Payolle, en vez de la del puerto. Media vuelta, unos kms, de propina (y mira que he pasado por aquí muchas veces, pero con niebla todo cambia…) y seguí hacia abajo hasta encontrar la buena.

Y poco después, entre los jirones de niebla, empecé a disfrutar de este puerto sin igual. Como ya se acercaba el mediodía y los gabachos comen todos exactamente a la misma hora (para ello les tocan un pito desde lo alto de la Torre Eiffel) tuve la ascensión más plácida y solitaria que se puede tener en un puerto de montaña asfaltado. Y asfaltado perfecto porque el año pasado pasó el Tour por aquí por primera vez en su historia y lo dejaron sensacional.

Llegué al puerto solito, en medio de la nube. Hice una foto a los letreros indicadores y me dispuse a realizar el descenso vertiginoso de este puerto, que por la vertiente del pueblo de Ancizan (que le da nombre) es mucho más duro y en la bajada la bicicleta se desmanda cual caballo desbocado. Tuve que darle tanto al freno que al llegar, justo encima de Ancizan, en el desvío donde puedes elegir entre irte hacia el Norte (Guchen) o hacia el sur (Arreau), tuve que parar un rato para resucitar a mis dedos.

El comienzo de este puerto por este lado es muy duro. Justo al final del puerto, antes de parar, me crucé con un grupo (todos uniformados de rosa ¡que guapitos!) y ya sacaban la lengua asmados (que satisfacción da cruzarse con un grupo que sube sudando cuando uno ya ha hecho el trabajo) y es que el primer tramo es al 15% (aunque yo diría que dentro del pueblo es el 20%).

Una vez en Ancizan, volví a tomar la carretera hacia Arreau, que como baja ligeramente permite llegar al punto de partida muy rápidamente. Después de tanta subida, el llano, o ligera bajada, saben a gloria.

Y un error lo de aparcar en un Super porque, nada más llegar y cambiarme, ataqué sus estanterías de valiente para resarcir las calorías perdidas.

Llegué a Graus cuando aún bajaban por la carretera grupos de ciclistas de la marcha cicloturista (venían del último puerto, del Coll de Fadas) escoltados por la Benemérita y eran las seis de la tarde. ¡Esto si que es una asmada!

Pero hablando con alguno de ellos, acabada la marcha, me explicaron que esto no es nada. Que me mirara la de Dolomitas (Maratona dles Dolomites con 13.000 participantes en tres diferentes recorridos) y con siete puertos, o la de los Alpes, La Marmotte (con más de 4.000 participantes, 174 km. y 5.000 m. de desnivel), una marcha legendaria que recorre el Alpe-d’Huez (1.880 m), el Glandon (1.818 m), el Télégraphe (1.570 m), el Galibier (2.642 m) y el Lautaret (2.057 m)., para saber lo que es duro de verdad. Yo me fui a dormir muy contento con mi Aspin y la Hourquette en el bolsillo.

Datos: Aspin (1.490 m.): 12 Km. 800 m. de desnivel. Del km. 7-8 un 9% con tramos del 12 y 10%.

H. d’Ancizan (1.564 m.): 10,1 Km. 476 m. (aunque la carretera baja 40 m. en el km. 6-7. El Km. más duro es el 4-5 al 7,7%, pero hay cortos tramos al 10-11% e incluso uno al 13%.

Recorrido total, con el error: 45,6 km. El desnivel acumulado, con el error y con la bajada que hay subiendo a la Hourquette, unos 1.500 m.




Ver fichas:




Este año el Tour volverá a pasar por el Aspin (miércoles 18 de julio) en una etapa durísima, con el Aubisque, Tourmalet, Aspin y Peyresourde de una tacada.

Fotos (click en la foto para verla a mayor tamaño. Están tomadas con el móvil).
Arriba: en el Col d'Aspin
Abajo:
1-2 Subiendo el Aspin. La primera es el tramo final, cuando se vislumbra al fondo el collado, pero aún falta sudar un poco.
3-5 Col d'Aspin
6-10 Subiendo la Hourquette. Espectadores silenciosos (pero muy atentos) no me faltaban. 
11-13 La Hourquette
14 El pueblo de Ancizan


Vídeo de subida en moto del Aspin desde Arreau. Una forma de verlo rápidamente.


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