viernes, septiembre 20, 2013

Un “paseo” sensacional por Laspaúles y más allá

Lo de paseo lo pongo entre comillas porque si bien este recorrido que hice por la Alta Ribagorza es corto (55 km.), es bastante duro, ya que recorre los puertos de Espés, Espina, Castanesa y Bonansa (y si alguien quiere alargarlo un poco más se puede llegar hasta el Coll de Fadas).

Se nota que estamos a las puertas del otoño. La temperatura por la mañana es fría, no así a mediodía, y la atmósfera es clara y meridiana. Una visibilidad fantástica.

Dejé el coche pasados los túneles de Obarra y de entrada, sin calentamiento, hay que enfrentarse a un primer kilómetro de subida hacia Espés de armas tomar, donde notaremos en las piernas lo que es un 14% en frío. Se trata de una estrecha carretera que hasta hace bien poco era una pista. Ahora la han incluido en la ruta de los puertos de la Ribagorza y está perfectamente señalizada para los ciclistas.

En cuanto se llega a Espés se abre el panorama. El color verde domina el paisaje en su parte inferior y el cielo azul en la superior. El Turbón será testigo de nuestra subida durante parte del trayecto, incluso subiendo a Castanesa. Se pasa próximos a Espés Alto, y poco después se corona el puerto, cerca del desvío que lleva a Abella.

Espés alto


 Subiendo Espés tendremos el Turbón a la vista justo enfrente.


Final de puerto, con el Gallinero al fondo, y la magnifica pista que sube a Piedras Blancas, lugar desde donde parten numerosos parapentistas ya que es un lugar privilegiado para este deporte.

Han arreglado (parcheado) esta carretera este verano por lo que esta llena de microgravilla que no desaparece hasta que después de una corta bajada llegamos a la carretera que viene de Coll de Fadas y cruza Laspaúles, la N-260, que va de Castejón de Sos hasta Catalunya.

Territorio de terratenientes (322 habitantes entre 12 pueblos) este de Laspaúles y por lo tanto gana siempre en las elecciones el PP (muy gallego el tema), no sea que vengan los comunistas y te quiten la tierra.

Un alivio dejar atrás la gravilla y después de seguir bajando hasta la capital del municipio al que da nombre, emprendemos una corta subida hasta el Coll de l’Espina, limite de Laspaúles.


Bajada furibunda y agradecida hasta el desvío que nos lleva a Noales, donde empezaremos ya la subida de siete kilómetros que nos llevará a Castanesa.

Desvío en Noales. A la derecha empieza la subida a Castanesa. Al fondo empieza la subida a l'Espina.


El primer kilómetro es muy malo, pero en cuanto dejamos el primer desvío hacia Denuy, la carretera se ensancha milagrosamente y el firme es perfecto.


Se pasa por Erbera


Parece ser que la mejora de esta carretera iba asociada con el proyecto de Aramón (empresa propietaria al 50% de la estación de esquí de Cerler) de construir en la zona de Basibé (Baciver) y Tous (Els Tous) una amplia estación de esquí, conectada con la estación de Cerler por el collado de Basibé. Delirios del final de la era de la burbuja inmobiliaria y evidencia, como comenté el año pasado, de que algunos políticos aún siguen acariciando quimeras sin enterarse de lo que hay.

Subida corta pero dura de verdad y con una dificultad añadida. Una flotilla áerea de tábanos me atacó en pleno 12% y me faltaban manos para librar la desigual batalla (y huir en una pendiente tal está complicado).

Subida hacia Castanesa. El Vallibierna y el Culebras se divisan al fondo. Unos tres miles que ya subí (en dos ocasiones) hace años.

Encontraremos el último cartel ciclista, que indica que coronas puerto, justo enfrente del restaurante Ca de Graus y, cosas raras hay que ver, quedan unos metros aún de subida.

Castanesa
 

Puede verse a la derecha de los dos coches el cartel de final de puerto. A la izquierda el restaurante Ca de Graus.

 

A partir de ahí se acaba lo bueno y la carretera a Fonchanina se estrecha al máximo. Me crucé con un coche y puse pié a tierra porque el ancho no permite alegrías. El piso es aceptable, aunque nada que ver con la subida a Castanesa.

De Fonchanina se puede seguir valle arriba por una pista de paso restringido. Me han dicho que tiene 10 km. y me iré un día con la BTT.

Toda esta zona alrededor de Castanesa sufrió un impresionante incendio el año pasado que tuvo en jaque a todo el valle y que finalmente se resolvió gracias a que el ejército tomó cartas en el asunto y utilizó el bisturí de forma radical (así me lo contó hace pocos días un ganadero de Espés).

Aún se notan las consecuencias de este incendio, a pesar de que los arbustos ya han brotado y los bosques quemados ya han sido talados. Eso se nota cuando se ven áreas en las que no hay ni un solo árbol.

Subiendo a Castanesa y bajando a Fonchanina se ve al fondo el Vallibierna. Yo pensaba que alcanzar Fonchanina seguiría siendo carretera arriba, pero no, bajas y al regresar te toca apechugar unos kilómetros de buena pendiente.
La mini carretera (bajada) llega a Fonchanina. Al fondo la Sierra Negra y justo a la derecha el Vallibierna, casi despareciendo.


Fonchanina es un lugar de cuatro casas y me hizo mucha gracia ver en una casa el rótulo con el nombre del pueblo, rótulo que tiene muchos años, ya que es como antiguamente se indicaba a los visitantes el nombre del pueblo, ya que no había señales de tráfico. Bueno, no había ni carretera.

Fonchanina. Puede verse la casa con el rótulo con el nombre del pueblo. Toda una reliquia.


La bajada de Castanesa es magnífica. Ni un coche y un piso formidable. ¡Y la venganza! De golpe empezaron a sonar en el casco unos ¡PAM!¡PAM! formidables. Eran mis queridos tábanos que finalmente caían derrotados al chocar con mi sólida melonera. ¡Como me reí!

Llegué a Noales y seguí por la carretera que lleva a Catalunya. Lamentable y muy peligroso tramo que está hecho fosfatina, lo que me sorprendió porque por aquí pasa la marcha cicloturista "Puertos del Ribagorza" y es una ruta muy turística. Y antes de llegar a Catalunya tomé en el mismo río Baliera la carretera que lleva a Bonansa y que corona en el puerto del mismo nombre.

Inicio del puerto de Bonansa

Alto de Bonansa. La punta del fondo es el Picollosa (macizo de Cotiella) con el que me peleé sin éxito hace dos años.


El puerto empieza en el mismo desvío y en siete durillos kilómetros (las piernas ya llevaban su buena dosis) alcancé el collado y bajé (con un enorme viento) ya a las aguas del Isábena, hasta encontrar mi coche que estaba allí fiel, esperándome al lado de unas paredes cosidas con parabolts por Luichy.

Una deliciosa jornada.

Marrón: Pedaleo
Naranja: Sin pedalear
Rojo: Frenando
Violeta: A caballito sobre el sillín.
El Ibike Newton+ que llevo me lo graba todo.



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