jueves, septiembre 12, 2013

Los que compran números

En la rifa de la vida todos compramos números, pero evidentemente unos compran más que otros.

Uno de ellos es el alpinista e himalayista aragonés Carlos Pauner al que ya le han ocurrido percances varios en el Himalaya de los que salió bien librado por poco.

Pero mira por donde el accidente te acontece donde menos te lo esperas y Pauner se lo ha encontrado en casa, en el rocódromo del centro comercial Puerto Venecia en Zaragoza.

Pauner cayó desde una altura de seis metros hasta el suelo en el rocódromo y el fuerte impacto le fracturó la pelvis, por lo que fue intervenido de urgencia en el hospital Miguel Servet y en estos momentos está ingresado en la UCI de Traumatología. Desde el hospital han informado que Pauner se encuentra consciente, está estable y su pronóstico es reservado.

El accidente se produjo cuando Carlos cayó en una de las vías del rocódromo y la persona que le aseguraba cometió un error con el dispositivo de aseguramiento, por lo que la cuerda no frenó.

Para que te fíes de tu asegurador. ¿Utilizaban Grigi? ¿O llevaban Grigi y el asegurador montó la cuerda mal? 

Otro que vivía tranquilo corriendo, saltando y triunfando por las montañas, pero que ahora también se dedica a comprar números, es Kilian Jornet. Hace unos días tuvo que pedir auxilio a la Gendarmería en los Alpes, en la Aiguille de Midi, ya que iba casi en pelotas (hay que evitar el peso para correr ligero) y la meteo cambió y casi se queda pajarito. Da gusto esto de ir al límite y si falla que me vengan a buscar. Los gendarmes de Chamonix están más que cabreados y con razón.

Ya me conozco la historia y fue preciamente en esa Aguja, en la Arista de las Cósmicas, cuando una cordada de tres personas, que iba en manga corta, nos adelantó. Más adelante se liaron y llegó la tormenta, se puso a nevar y nos cayó un rayo muy cerca. Poco después desde abajo oímos gritos pidiendo auxilio. Si mi amigo Santi no los llega a sacar (los izó casi a pulso con una cuerda que quedó destrozada), palman con toda seguridad. La broma nos costó dormir todos a pelo en el túnel del teléferico.

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