Probando, probando…
Más de cinco meses de reposo obligado debido a una caída con la bicicleta. Toda la vida escalando… y me la pego en medio de la city. Los edemas óseos (en este caso en la cadera) tienen eso, no son fracturas, pero las consecuencias, en cuanto a tiempo de cura, pueden ser parecidas o incluso más duraderas.
Pero todo llega. Ha hecho falta todo un invierno y media primavera para que pueda empezar la actividad. Mañana tendré diagnóstico médico actualizado. Voy a la visita con test de actividad, con caminatas que he decidido hacer estos últimos días para saber como estoy, aprovechando que por fin el buen tiempo ha hecho acto de presencia (y esta es la razón por la que esta semana no he escrito nada sobre economía).
He empezado caminando casi sin desnivel con estreno en la carretera de las aguas, en el Tibidabo. Luego montaña light, graduando en cada caso los kms. y el desnivel. Las cuatro inicialmente elegidas son bastante clásicas: Matagalls (desde Coll Formic), la Mola-Montcau (desde el Coll de les Estenalles), Taga (desde el collado más próximo) y el Puigsacalm, desde Vidrá. Visto que la cosa funcionaba, si exceptuamos la espalda, que se queja y sigue siendo el talón de Aquiles de esta recuperación, me fui para la estación de esquí de La Molina, para hacer el Puigllançada y la Tossa d’Alp (ya que no he podido esquiar, al menos una visita primaveral).
Y ayer, con mi santa, el camino que lleva al monasterio de Sant Pere de Casserres. Un camino precioso bordeando el pantano de Sau y el río Ter que lleva hasta este monasterio del siglo XI, donde se llega también en coche, aunque obviamente no es lo mismo hacerlo a pie.
La montaña, con tanta lluvia y nieve primaveral, está radiante y ante semejante espectáculo uno se siente en plena exhuberancia física, después de tantos meses de absoluta prisión condicional, aunque a veces, como dice el refrán, no hay mal que por bien no venga ya que he aprovechado para cambiar mis hábitos alimenticios y ahora mi chasis no soporta ya una mochila de 9 kgs., que es el peso que he liberado de mi cuerpo.
Adjunto unas cuantas fotos de la luz, los bosques, los prados, la nieve, las nubes, etc. etc. Ya estoy haciendo planes para Julio, ya que mis compañeros del verano pasado en los Alpes, Josep Emili y Sara, quieren hacer Pirineos.
Los sueños, esas ascensiones que quedan pendientes, aparecen de repente, y el bolígrafo solo hace que apuntar cosas, aún sabiendo que después vendrá la realidad, o sea los días de mal tiempo y el desgaste físico, y de lo soñado a lo hecho quedará un enorme trecho.
Como los tres escalamos la lista de sueños es amplia y la prioridad se la vamos a dar a aquellas cumbres que quedan lejos de Barcelona y no se pueden hacer en un finde. Falta que mi recuperación siga avanzando. Una cosa es caminar y otra escalar (y otra como ponerme cuando me siento). Y otra que gane más fondo físico, ya que lo que hecho estos días no deja de ser un entrenamiento y fácil. Lástima que haya tanta nieve, sino me lanzaría a hacer ya más desnivel.
Fotos.
La de arriba en el Matagalls.
Abajo.
Las tres primeras corresponden al Puigsacalm, con la ermita de Sant Bertomeu de Cavildases, la cumbre y los maravillosos prados que hay antes de llegar a ella.
Siguen dos en la cumbre del Taga.
Y las siguientes son de La Molina; las cinco primeras de la Tossa y la última en el Puigllançada. En la primera desde la Tossa pueden verse, de izquierda a derecha, el Port del Compte (creo), el Pedraforca y el Cadí. Nieve aún en las nortes y en el Pedra incluso en la enforcadura.
En las cumbres de la Cerdanya fronterizas muchisima nieve aún.
Más de cinco meses de reposo obligado debido a una caída con la bicicleta. Toda la vida escalando… y me la pego en medio de la city. Los edemas óseos (en este caso en la cadera) tienen eso, no son fracturas, pero las consecuencias, en cuanto a tiempo de cura, pueden ser parecidas o incluso más duraderas.
Pero todo llega. Ha hecho falta todo un invierno y media primavera para que pueda empezar la actividad. Mañana tendré diagnóstico médico actualizado. Voy a la visita con test de actividad, con caminatas que he decidido hacer estos últimos días para saber como estoy, aprovechando que por fin el buen tiempo ha hecho acto de presencia (y esta es la razón por la que esta semana no he escrito nada sobre economía).
He empezado caminando casi sin desnivel con estreno en la carretera de las aguas, en el Tibidabo. Luego montaña light, graduando en cada caso los kms. y el desnivel. Las cuatro inicialmente elegidas son bastante clásicas: Matagalls (desde Coll Formic), la Mola-Montcau (desde el Coll de les Estenalles), Taga (desde el collado más próximo) y el Puigsacalm, desde Vidrá. Visto que la cosa funcionaba, si exceptuamos la espalda, que se queja y sigue siendo el talón de Aquiles de esta recuperación, me fui para la estación de esquí de La Molina, para hacer el Puigllançada y la Tossa d’Alp (ya que no he podido esquiar, al menos una visita primaveral).
Y ayer, con mi santa, el camino que lleva al monasterio de Sant Pere de Casserres. Un camino precioso bordeando el pantano de Sau y el río Ter que lleva hasta este monasterio del siglo XI, donde se llega también en coche, aunque obviamente no es lo mismo hacerlo a pie.
La montaña, con tanta lluvia y nieve primaveral, está radiante y ante semejante espectáculo uno se siente en plena exhuberancia física, después de tantos meses de absoluta prisión condicional, aunque a veces, como dice el refrán, no hay mal que por bien no venga ya que he aprovechado para cambiar mis hábitos alimenticios y ahora mi chasis no soporta ya una mochila de 9 kgs., que es el peso que he liberado de mi cuerpo.
Adjunto unas cuantas fotos de la luz, los bosques, los prados, la nieve, las nubes, etc. etc. Ya estoy haciendo planes para Julio, ya que mis compañeros del verano pasado en los Alpes, Josep Emili y Sara, quieren hacer Pirineos.
Los sueños, esas ascensiones que quedan pendientes, aparecen de repente, y el bolígrafo solo hace que apuntar cosas, aún sabiendo que después vendrá la realidad, o sea los días de mal tiempo y el desgaste físico, y de lo soñado a lo hecho quedará un enorme trecho.
Como los tres escalamos la lista de sueños es amplia y la prioridad se la vamos a dar a aquellas cumbres que quedan lejos de Barcelona y no se pueden hacer en un finde. Falta que mi recuperación siga avanzando. Una cosa es caminar y otra escalar (y otra como ponerme cuando me siento). Y otra que gane más fondo físico, ya que lo que hecho estos días no deja de ser un entrenamiento y fácil. Lástima que haya tanta nieve, sino me lanzaría a hacer ya más desnivel.
Fotos.
La de arriba en el Matagalls.
Abajo.
Las tres primeras corresponden al Puigsacalm, con la ermita de Sant Bertomeu de Cavildases, la cumbre y los maravillosos prados que hay antes de llegar a ella.
Siguen dos en la cumbre del Taga.
Y las siguientes son de La Molina; las cinco primeras de la Tossa y la última en el Puigllançada. En la primera desde la Tossa pueden verse, de izquierda a derecha, el Port del Compte (creo), el Pedraforca y el Cadí. Nieve aún en las nortes y en el Pedra incluso en la enforcadura.
En las cumbres de la Cerdanya fronterizas muchisima nieve aún.
La última fotografía es en el Montcau.
Click en las fotos para verlas más grandes.
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