viernes, mayo 14, 2010

Las medidas de Zapatero: ¡adiós Keynes!

Afirma Robert Skidelsky en el capítulo de introducción de su libro “El regreso de Keynes” que “cuando el sistema padece conmociones, los agentes no saben qué ocurrirá después y, enfrentados a la incertidumbre, no reajustan sus gastos, sino que se abstienen de gastar hasta que se despejen las brumas, provocando, así, la entrada en barrena de la economía”.

“Una economía conmocionada no puede sostenerse; por el contrario, se convierte en un globo que pierde aire. De ahí que Keynes encomendara a los gobiernos dos tareas: insuflar aire a la economía cuando empiece a deshincharse, y minimizar las posibilidades de que ocurran conmociones, primero de los deberes".

Estábamos realizando en España el primero de los deberes aunque muy parcialmente, ya que lo primero que se ha hecho es insuflar aire a los bancos. Luego ha quedado un poco de aire para el resto (por ejemplo el Plan2000E), pero ahora, con las medidas de Zapatero
el aire no solo se insufla, sino que se extrae a gran velocidad y por decreto-ley.

Anular las inversiones previstas, rebajar salarios al sector público, congelar las pensiones y aumentar los impuestos (IVA, Actos Jurídicos Documentados y Transmisiones Patrimoniales), producirá un descenso generalizado del consumo y una pérdida notable de la renta disponible del asalariado español. La conmoción está en marcha, cuando era lo que había que evitar.

Hemos leído hasta la saciedad que el ajuste de nuestro país pasaba por una bajada de precios para "volver a ser competitivos". Uno de los precios es el salario, que es el precio del trabajo, pero sólo uno de los precios. ¿Bajarán el resto de los precios? Conociendo este país no debemos esperarlo mínimamente. El empresario español continuará intentando mantener beneficios y si baja el consumo, al contrario, subirá precios para mantenerlo. Bastará esperar el paso del tiempo para comprobarlo (aunque la manipulación del IPC será impresionante) ya que la inflación sería el remate a la pérdida del poder adquisitivo.

Por lo tanto el sector privado asistirá a partir de julio a un descenso acusado de sus ventas y más las de todos aquellos que dependían del gasto de inversión del Gobierno, que ahora reduce en gran manera, incluidas las farmacéuticas que también recibirán lo suyo.

El aumento impositivo no servirá de nada. Cobrar más IVA sobre unas ventas que bajan lleva al mismo nivel de ingresos.

Y así tenemos una nueva rueda infernal a la baja, ante el aplauso de algunos Políticos que demuestran ser unos cafres económicos impresionantes (véase Duran i Lleida, quien ha abogado por la reducción del gasto desde el primer día). Todas estas medidas no crearán ni un puesto de trabajo, como indica Marc Vidal.

El chantaje a toda una nación es impresionante. Empezando por la intromisión de Obama (que ya se ha ganado la antipatía de los españoles) presionando a Zapatero (ese “valiente” en palabras de Obama), siguiendo por Zapatero presionando a los sindicatos, continuando por los políticos de la derecha y de esa pretendida izquierda, que ahora vemos que es tan neoliberal como la derecha presionando a su vez a los trabajadores y finalizando por los medios de comunicación presionando a todo el mundo y que como ejemplo significativo tenemos a El País en su edición de hoy. Ya no se trata de darle páginas a terceros, como a Guillermo de la Dehesa. Hoy es su línea editorial la que pide que los sindicatos no cumplan su función, que es defender al trabajador. Increíble. Voy a tener que cambiar mis hábitos de lectura. Ya no sirve este periódico como referente del trabajador.

Y es que ahora la embestida inicia una segunda fase: el trabajador privado. Se trata ahora de acabar con la resistencia a la implantación de todas esas medidas que persiguen con ahínco (“nuevo modelo laboral”) y que según los empresarios (El País es un empresario más) nos llevarán al reino de la luz, o sea a reducir el desempleo y al fin de la recesión.

Menos mal que aún queda alguien que sabe explicar que toda esta serie de desatinos económicos no nos va a llevar a ningún lado. Lo dice Martine Aubry, primera secretaria del Partido Socialista francés: "una cosa es el rigor, que consiste en gestionar bien el dinero público y otra la austeridad". "Esta puede ser injusta y puede acabar por ahogar el despegue de la economía, y entonces no habremos hecho sino dar dos pasos atrás para coger impulso y saltar al abismo".

Hasta Gallardón le ha recordado a Zapatero aquel dicho de la mili: "orden más contraorden es igual a desorden".

Sigo esperando que alguien, del partido que sea, puestos ya a recortar gastos públicos, nos recuerde el despilfarro que supone el gasto de nuestros ejércitos en Afganistán. Nada más fácil, si se quiere (y nos dejan hacerlo, claro, visto que aquí el que decide es Obama) que recortar este inútil gasto. Si la civilización occidental se ha inventado un nuevo enemigo, que vayan sus inventores (que casualmente son los que fabrican armas) a defender sus intereses. Nosotros no tenemos ya para pagar a los médicos o a los profesores y seguimos despilfarrando en el otro extremo del planeta. Es el momento de la mantequilla y no de los cañones.

Como vemos la indecencia política va alcanzando niveles hasta hace poco tiempo impensables. Pero que nadie crea que esto queda así. Falta el último asalto: la reducción de los salarios del resto de españoles, que llegará probablemente haciendo caer al Gobierno actual, ya que las medidas actuales no arreglarán nada, al contrario agravarán la recesión (ahora ya podríamos decir Gran Recesión) y oiremos por parte del empresariado español aquello de ¡más madera que es la guerra! O sea salarios de 600 euros.

Por cierto, las agencias de viaje, que proliferaban como los chiringuitos inmobiliarios, que vayan buscando como “cambiar su modelo”. No van a vender un clavo este verano.

Los españoles, conmocionados unos, y con la incertidumbre el resto, van a reducir su consumo de forma impresionante creando una espiral bajista de grandes dimensiones. El avión en barrena, el globo sin aire.

Ese brote verde (manipulación artística que tendría que ser premiada convenientemente) que es el dato último de PIB (+0,1%), que certifica oficialmente el fin de la recesión es la ironía-guinda que destaca encima de este pastel en que se ha convertido la economía española.

Y por último recordar aquel poema de Bertol Brecht:

Primero cogieron a los comunistas,
y yo no dije nada por que yo no era un comunista.
Luego se llevaron a los judíos,
y no dije nada porque yo no era un judío.
Luego vinieron por los obreros,
y no dije nada porque no era ni obrero ni sindicalista.
Luego se metieron con los católicos,
y no dije nada porque yo era protestante.
Y cuando finalmente vinieron por mí,
no quedaba nadie para protestar.



(Gracias Luis por el chiste, procedente del diario Público).


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