lunes, mayo 10, 2010

El escritor, última película de Román Polanski


En esta vida si no vas deprisa te aplastan rápido. Quería escribir ya hace días sobre la excelente última película de Polanski (Oso de Plata en Berlín a la mejor dirección este año, 60ª edición), titulada El Escritor, aunque debería titularse El negro como explico más adelante, pero hoy me ha chafado la guitarra Rafael Argullol escribiendo un buen artículo en El País (Las vengadoras).

La película esta basada en una novela de
Robert Harris, el Poder en la sombra (The Ghost), y trata de Tony Blair sin disimulo, aunque en teoría estamos ante un supuesto primer ministro inglés (Adam Lang) al que le ocurre todo lo que le ocurrió a Blair.

Conocido es el tema de la guerra de Irak y la importancia que tuvieron Blair y Aznar al darle el apoyo a Bush que le negó la ONU para iniciar una guerra sin fin basada en miserables mentiras. Así, recientemente hemos visto como a Blair
se le a hecho comparecer ante una comisión de investigación que trata de explorar como el Reino Unido acabó metido en esta intervención militar por gracia de este político. La investigación solo ha servido para que Blair se afirme en su creencia de que todo esto fue necesario y diga que no se arrepiente: "Volvería a hacer todo lo posible para expulsar a Sadam Husein", dijo sin recato en una entrevista, aunque ha negado que hubiera un pacto secreto con Bush.


El conflicto iraquí hundió su carisma y su legado de político laborista y significó la tumba de su brillante carrera, que no su ruina económica ya que, cosas del mundo en que vivimos, Blair gana más dinero que nunca (el ex primer ministro ha ganado más de 11,5 millones en menos de tres años) y más que ganará cuando publique sus memorias a final de año (The Journey, Random House).

La película busca desenmascarar el apoyo incondicional, que mostró en todas sus decisiones mientras gobernó, a las políticas internacionales de Bush. Tanto es así, que Irak fue la gota de agua para su Ministro de Asuntos Exteriores,
Robin Cook, quien afirmó que “no puedo aceptar la responsabilidad colectiva de la decisión de comprometer a Reino Unido en una acción miliar en Irak sin consenso internacional o respaldo interior" y dimitió.


La película es un roman à clef, es decir todos los personajes en la ficción tienen su pareja en la realidad, con nombre y apellidos. ¿Cómo es que Blair no demandó a Harris al publicar la novela? Pues probablemente porque sería admitir que lo que dice el libro es verdad. Lo que no contaba Blair es que Polanski la llevase al cine. La gente lee poco pero el cine se ve más.

El personaje central de la película es el escritor que ha contratado Blair para que escriba sus memorias y que sustituye a otro que acaba de ser asesinado. Lo que va descubriendo el "negro", que así se llama quien escribe para otros, no lo voy a explicar y por eso hay que ir a verla, pues queda claro el por qué de la ayuda incondicional de Blair a Bush.

Perfecta la interpretación que hace de Blair el exagente 007, Pierce Brosnan, que había quedado encasillado en este papel. Pero para mí el papelazo lo hace Olive Williams, representando a la mujer de Blair, Cherie Booth, que es parte importante de la trama de este thriller. A esta actriz pude verla recientemente en el film An Education, representando (irreconocible) el papel de profesora de Literatura.

Hemos podido ver que cuando se supo que Polanski estaba rodando la película, los poderes fácticos se echaron encima de él y rápidamente lo recluyeron en Suiza en arresto domiciliario con la excusa de algo que hizo en EE.UU. hace más de 30 años y que en teoría,
como nos explica Polanski, ya pagó por ello.
En su arresto domiciliario Polanski acabó de montar la película y ahora está pendiente de que lo extraditen a EE.UU. La mano de la CIA es muy alargada y no permite que al poder USA, o a sus aliados, se les toque lo más mínimo. Polanski ya nos avanzó esto de los poderes intocables en la que probablemente es una de sus mejores películas: Chinatown.

Supongo que algunos pensarán que mientras a Blair se le está sacando a la luz toda la ropa sucia, Aznar se está yendo de rositas de todo esto. Un atentado islamista de enormes consecuencias tuvo lugar en nuestro país como venganza por nuestra intervención en Irak. Aznar, por suerte, pagó con la pérdida del poder (o más bien la pagó el PP, culpable de sus adhesiones incondicionales que lo llevaron a su derrumbe político) y nadie ha propuesto en este país una comisión de investigación al estilo de la inglesa. Sería hora de emprender acciones, al menos para que nos explique cuales fueron sus razones para fumarse el puro de las Azores, aunque de momento, como Blair, gane dinero a espuertas, diciendo banalidades por los foros que le monta el poder Neocon. Las ayudas se cobran.

Criticas de la película de David Trueba y Carlos Boyero.

Trailer


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