jueves, mayo 27, 2010

Sant Pere de Casserres


Sant Pere de Casserres es un antiguo monasterio benedictino en el término municipal de Masías de Roda, en la comarca catalana de Osona (España). Se encuentra situado en la parte interior de un meandro muy pronunciado del río Ter, actualmente medio rodeado por el embalse de Sau. Un lugar muy bello al que se puede acceder directamente en coche, o mediante un precioso camino que discurre cerca de la carretera (ida y vuelya ocho kilometros desde el Parador de Sau) y que permite acceder bordeando las paredes que delimitan el río Ter/pantano de Sau, ya que ahora esta tan lleno que el río está embalsado en este tramo que da la vuelta completa al Monasterio.

Consta que en el año 1006, la vizcondesa Ermetruit de Osona-Cardona, junto con su nuera Engúncia (guapos nombres), recaudaban dinero para la fundación del monasterio que querían convertir en el cenobio familiar. Finalmente fue Engúncia de Osona-Cardona quien pudo ver la consagración de la abadía en el año 1053, aunque ya estaba instalada una comunidad benedictina desde unos años antes. Fue lugar de enterramiento de este linaje y de otras familias nobles de la comarca, principales benefactores de la comunidad. Fue también lugar de retiro para algunas mujeres solas que venían a morir a Sant Pere. Dejaban en herencia sus bienes a cambio de estar acompañadas en el momento de su fallecimiento.

En el año 1079, los vizcondes de Cardona unieron el monasterio a la abadía benedictina de Cluny, pasando a ser el centro administrativo de las posesiones de este monasterio en Catalunya, entre ellas el monasterio de Sant Ponç de Corbera. Las malas relaciones con el obispado de Vic, los terremotos y la despoblación hicieron que entrar en decadencia.

Su prior Pere de Mataró estuvo preso en el palacio episcopal de Vic mientras un grupo de hombres saqueaban el monasterio. A partir de entonces comenzó a tener priores comendatarios. El primero de ellos fue Pero de Luna, futuro papa de Aviñón y de Peñíscola, Benedicto XIII en 1376.

En 1573, Felipe II, ante la muerte de su último prior, lo unió al colegio de jesuitas de Belén de Barcelona, hasta que Carlos III en 1767 decretó la expulsión de la Compañía de Jesús. A partir de entonces, el cenobio quedó en manos de particulares hasta el año 1991 cuando el Consell Comarcal de Osona adquirió el edificio. Entre 1994 y 1998 el Consell Comarcal junto con la Generalidad de Cataluña realizaron una reforma completa, respetando la estructura y el sistema de construcción original.

Fue declarado Monumento Histórico Artístico en el año 1931.

La iglesia de Sant Pere es de planta cuadrangular, algo
más ancha que larga, con tres naves separadas por dos pilares cruciformes que soportan los arcos torales. Están cubiertas las tres naves por bóvedas de cañón y acabadas cada una de ellas con un ábside semicircular, cubiertos con bóveda de cuarto de esfera. Estaban decorados con pinturas murales, que aún se pueden ver algunos fragmentos en su lugar.

En el exterior los ábsides están decorados al estilo lombardo, con un friso de arcuaciones ciegas y lesenas. El ábside central en lugar de arcuaciones tiene ventanas y un friso de dientes de sierra.

El campanario es de torre cuadrada y solamente de dos pisos. En el piso superior tiene dos ventanas de medio punto en cada lado. Su tejado es a cuatro vertientes.
El Claustro fue construido en la segunda mitad del siglo XI, con la misma composición que el claustro del monasterio de Santa Maria de l'Estany, con soportales con una hilera de columnas y columnas también en los ángulos.

Los capiteles son diferentes y muestran ornamentaciones vegetales y geométricas.
En el Museo Episcopal de Vich se conservan algunos capiteles y dos sarcófagos, uno datado entre los siglos IX y X y otro con el escudo de los Tavernet ( nobles enterrados en el monasterio). También se conserva una lipsanoteca de cristal del siglo XI y por último unos fragmentos de sus pinturas murales.

Existe una leyenda, documentada ya en 1554, que habla sobre la fundación de este cenobio. Según la antigua historia, el monasterio se fundó sobre la tumba de un niño de la casa de Cardona. Este infante habló con tan sólo tres días de edad y explicó que moriría a los treinta días. Ordenó que su cuerpo fuera colocado a lomos de una mula y que en lugar en que el animal se detuviera se construyera un monasterio que quedaría bajo la advocación de San Pedro.

El monasterio aún conserva los restos momificados de un infante que la tradición popular atribuye al hijo de los de Cardona. Las reliquias fueron veneradas durante muchos años por los habitantes de la zona que le atribuían poderes sobrenaturales. Durante los periodos de sequía se realizaba una procesión que llevaba la urna con los restos del niño hasta el Ter para que se solucionara el problema.


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