Ya vimos ayer como funciona la hipocresía de la derecha, votando contra lo que piensan por oportunismo electoral. No es nuevo, ya que ha pasado otras veces, por ejemplo, cuando Felipe González hizo el referéndum sobre la entrada de España en la OTAN. Si alguien quería entrar en la OTAN era la derecha española. Pues bien, votó en contra.
Ahora vemos el mismo absurdo. A la derecha española le encanta que la crisis la paguen los trabajadores y no los banqueros, por ejemplo. Por lo tanto, ¿qué hacía ayer votando en contra de las medidas del Gobierno si es lo que viene pidiendo desde el inicio de la crisis? Risa da ver a nuestra derecha votando lo mismo que los comunistas, como si fuesen los defensores del trabajador.
Oportunismo hipócrita, en mayúsculas, con el que intentan engañar a la gente. Que nadie piense que cuando gobierne la derecha les van a subir de nuevo los sueldos a los funcionarios, que es lo que deberían hacer, ya que ayer votaron en contra de esta medida; o bajar el IVA o subir las pensiones. Que nadie se engañe. Tontos no somos.
La derecha española está explotando todos aquellos argumentos populistas posibles que permitan llevar el agua a su molino. Uno de ellos es el despilfarro. Parece ser ahora que esta crisis es la crisis del despilfarro del Gobierno. Resulta ahora, que en dos días, se han convertido en unos manos rotas. Si hacemos caso a lo que flota en el ambiente esta crisis la han generado unos funcionarios que no dan ni clavo y que cobran lo indecible. Nada mejor que meterles mano, previa campaña de linchamiento moral.
Así lo explicaba perfectamente Paloma Ponce en una carta al Director de El País, en la cual decía que “si los funcionarios eligen más seguridad a cambio de menos sueldo, ¿de qué se quejan los que eligieron, y ganaron, más dinero? Cuando los que habían elegido más dinero lo ganaban a montones y los funcionarios seguían, a pesar de la enorme subida de los precios, con sus sueldos miserables pero seguros, eran unos pringados, y ahora, cuando su elección les da la única ventaja por la que aceptaron tener un sueldo en el que la subida mayor ha sido de un 3% en 20 años, sin contar las múltiples congelaciones, ¿tampoco es justo?, ¿siempre van a ser los paganos, vengan las cosas como vengan?”
Pero vayamos al tema despilfarro. El problema es que de repente nos damos cuenta que tenemos déficit y grande. Y que estamos muy endeudados. Y que nuestro Gobierno ya no puede hacer lo que quiere, ya que hay a quien de repente no le gusta el endeudamiento que tenemos (y que hace cuatro días les parecía muy bien) y nos dan ordenes de recortarlo ipso facto y obedecemos, aunque salte todo por los aires. ¿Pero no habíamos votado a nuestros políticos para que elijan las medidas de política económica que creyeran más acertadas? ¿Resultará ahora que no podemos tomar medidas keynesianas y hemos de tomar las que se consideran menos oportunas para salir de una crisis y con la posibilidad de agravarla?¿Ha dejado de ser esto una democracia, si lo ha sido alguna vez?
Vidal-Folch lo explicaba muy bien hace unos días (¿Culpa de la crisis o del "despilfarro"?). El problema no es que se gaste más, el problema es que no se ingresa: la recaudación fiscal ha caído, nada más y nada menos que en un 26,9%, como consecuencia en su mayor parte de la recesión. El IVA allegó un 28% menos y el IRPF, un 24,3% menos. Esa caída de ingresos (más el aumento de gastos) produjo un agujero de 99.785 millones, el 9,49% del PIB (11,2% contando el de las otras Administraciones). De esos nueve puntos, unos cuatro fueron culpa del ladrillo.
Por lo tanto casi cuatro de los nueve puntos del déficit (el 41,7% del total) se deben directamente al ladrillo (ya tenemos culpable, en vez de los funcionarios).
El tema ingresos no se quiere tocar excluido el aumento del IVA que nos llegará en breve. Y sin embargo ahí está el filón. Y no se trata tan solo de subir los impuestos “a los que más tienen” o a "los muy ricos". Se trata de subirlos a las rentas altas, pero parece ser que el Gobierno no tiene claro a quién ni cuanto y sigue perdido en un mar de dudas.
Ahora vemos el mismo absurdo. A la derecha española le encanta que la crisis la paguen los trabajadores y no los banqueros, por ejemplo. Por lo tanto, ¿qué hacía ayer votando en contra de las medidas del Gobierno si es lo que viene pidiendo desde el inicio de la crisis? Risa da ver a nuestra derecha votando lo mismo que los comunistas, como si fuesen los defensores del trabajador.
Oportunismo hipócrita, en mayúsculas, con el que intentan engañar a la gente. Que nadie piense que cuando gobierne la derecha les van a subir de nuevo los sueldos a los funcionarios, que es lo que deberían hacer, ya que ayer votaron en contra de esta medida; o bajar el IVA o subir las pensiones. Que nadie se engañe. Tontos no somos.
La derecha española está explotando todos aquellos argumentos populistas posibles que permitan llevar el agua a su molino. Uno de ellos es el despilfarro. Parece ser ahora que esta crisis es la crisis del despilfarro del Gobierno. Resulta ahora, que en dos días, se han convertido en unos manos rotas. Si hacemos caso a lo que flota en el ambiente esta crisis la han generado unos funcionarios que no dan ni clavo y que cobran lo indecible. Nada mejor que meterles mano, previa campaña de linchamiento moral.
Así lo explicaba perfectamente Paloma Ponce en una carta al Director de El País, en la cual decía que “si los funcionarios eligen más seguridad a cambio de menos sueldo, ¿de qué se quejan los que eligieron, y ganaron, más dinero? Cuando los que habían elegido más dinero lo ganaban a montones y los funcionarios seguían, a pesar de la enorme subida de los precios, con sus sueldos miserables pero seguros, eran unos pringados, y ahora, cuando su elección les da la única ventaja por la que aceptaron tener un sueldo en el que la subida mayor ha sido de un 3% en 20 años, sin contar las múltiples congelaciones, ¿tampoco es justo?, ¿siempre van a ser los paganos, vengan las cosas como vengan?”
Pero vayamos al tema despilfarro. El problema es que de repente nos damos cuenta que tenemos déficit y grande. Y que estamos muy endeudados. Y que nuestro Gobierno ya no puede hacer lo que quiere, ya que hay a quien de repente no le gusta el endeudamiento que tenemos (y que hace cuatro días les parecía muy bien) y nos dan ordenes de recortarlo ipso facto y obedecemos, aunque salte todo por los aires. ¿Pero no habíamos votado a nuestros políticos para que elijan las medidas de política económica que creyeran más acertadas? ¿Resultará ahora que no podemos tomar medidas keynesianas y hemos de tomar las que se consideran menos oportunas para salir de una crisis y con la posibilidad de agravarla?¿Ha dejado de ser esto una democracia, si lo ha sido alguna vez?
Vidal-Folch lo explicaba muy bien hace unos días (¿Culpa de la crisis o del "despilfarro"?). El problema no es que se gaste más, el problema es que no se ingresa: la recaudación fiscal ha caído, nada más y nada menos que en un 26,9%, como consecuencia en su mayor parte de la recesión. El IVA allegó un 28% menos y el IRPF, un 24,3% menos. Esa caída de ingresos (más el aumento de gastos) produjo un agujero de 99.785 millones, el 9,49% del PIB (11,2% contando el de las otras Administraciones). De esos nueve puntos, unos cuatro fueron culpa del ladrillo.
Por lo tanto casi cuatro de los nueve puntos del déficit (el 41,7% del total) se deben directamente al ladrillo (ya tenemos culpable, en vez de los funcionarios).
El tema ingresos no se quiere tocar excluido el aumento del IVA que nos llegará en breve. Y sin embargo ahí está el filón. Y no se trata tan solo de subir los impuestos “a los que más tienen” o a "los muy ricos". Se trata de subirlos a las rentas altas, pero parece ser que el Gobierno no tiene claro a quién ni cuanto y sigue perdido en un mar de dudas.
Además de esta medida, de justicia distributiva, hay otras mucha más, tal como nos explicaba Enrique Martinez Florez (El neoliberalismo y la catástrofe): “para reducir el déficit fiscal se puede actuar por vía de aumentar los ingresos, recuperar los impuestos sobre Patrimonio y Sucesiones y Donaciones, actuar sobre el Impuesto sobre la Renta y el de Sociedades y, sobre todo, luchar contra el fraude fiscal. Se puede actuar sobre el gasto, reduciendo el gasto militar y las inversiones en armamento, eliminando las exenciones fiscales a los premios de la lotería, eliminando la subvención a la Iglesia y suprimiendo el FROB de saneamiento bancario”.
Medidas todas ellas que naturalmente no oiréis mencionar a la derecha.
Podríamos empezar por el fraude y meterle mano ya de una vez (hasta sorprende ver como en Italia van a hacerlo). Casualmente los PIIGS se caracterizan por su alto nivel de fraude. Si estos países tienen déficit es principalmente porque el Estado no recauda lo que debiera. Fijémonos que los países con mayores problemas de deuda son precisamente los países con mayor fraude fiscal: Grecia (25,2 % del PIB), Italia (22,2 % del PIB) y España (19,8 % del PIB, al igual que Portugal). En Grecia que es, como ya sabemos, la que está peor, ser Inspector de Hacienda es un trabajo muy lucrativo ya que los sobornos hacen de esta profesión un verdadero privilegio.
Y el otro tema fácil sería el siempre inútil armamento. Es sorprendente que asimilemos con tanta naturalidad los enormes gastos dirigidos a un sector que no nos incrementa la calidad de vida a los ciudadanos. ¿Por qué únicamente los partidos más a la izquierda ven lo evidente? (Valderas: "Ni la Junta ni el Gobierno tienen huevos para recortar a la Iglesia").
¿Cuánto nos cuestan nuestras “empresas militares” en el extranjero? Pues 713,5 MM. de euros al año. Las cifras las podéis ver en este excelente análisis de Cristina Galindo en el que explica con detalle como se nos escapa el dinero como agua entre los dedos. Y no valen las comparaciones. Si Grecia está loca (y tiene el déficit que tiene en parte por su gasto militar) no debemos compararnos con ella y justificar que nuestro gasto militar en % del PIB es bajo en comparación con otros países.
La deuda militar supone 27.000 MM. de euros. Estamos en los proyectos del avión A-400, el caza Eurofighter, el helicóptero Eurocopter y otras muchas tonterías similares, como la del soldado del futuro, proyecto en el que se llevan invertidos 26 MM. de euros (parece mentira que la ministra de defensa no toque de pies a tierra).
Pero el problema ya no es el coste de compra de estos juguetes. El problema está en su coste de mantenimiento salvaje (un Eurofighter cuesta mantenerlo un 40% más que el modelo anterior y por cada hora de vuelo se lleva 20.000 dólares de las arcas públicas).
Pero el gran gasto del ejército es el empleo de casi 140.000 personas (68,6 % del gasto militar), a todas luces injustificado. Puestos a buscar ahorros ¿no sería ya el momento de fusionar los tres ejércitos y evitar duplicidades.? Si queremos recortar despilfarros empecemos por estos y si después no llega, busquemos otros posibles, sin olvidarnos de lo dicho antes, los ingresos.
Lo que no podemos hacer es calificar de despilfarro, como hace la derecha, a los paliativos sociales a las familias (pagos a los desempleados y nuevos subsidios a los de larga duración) y los estímulos fiscales a las empresas (del automóvil al Plan E) que costaron 36.910 millones de euros, casi un 37% del déficit, y que han supuesto 3,7 de sus 9,4 puntos.
Lo que queda de gasto populista, o sea el despilfarro, está muy acotado. ¿Ha sido despilfarro el cheque-bebé (400 millones anuales) o el regalo electoral de los 400 euros en el IRPF (6.000 millones)? En total, el 6,4% de los 99.785 millones del déficit. O sea, unas seis décimas del PIB. El chocolate del loro. El problema no viene de aquí.
Los problemas de esta crisis tienen otras causas de nivel más alto. Y nada mejor para entenderlo que ver (recomiendo que más de una vez) la entrevista de Iñaki Gabilondo a Carlos Martínez, presidente de ATTAC, en CNN+. Una excelente explicación de donde vienen nuestros males, males que precisamente, además de no solucionarse, están incluso aumentando. Soluciones las hay, falta la voluntad politica de aplicarlas. La voluntad y la posibilidad. ¿Estamos atados de pies y manos?
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