Esto de las crisis, aunque no lo parezca, da de comer a más de uno. Niño Becerra, catedrático de Estructura Económica de la Facultad de Economía IQS, que se ha hecho famoso a nivel local por haber anticipado “la que nos está cayendo” (la frase más usada últimamente, tal como nos relataba Elvira Lindo) ha publicado en varias ocasiones libros sobre el ocaso de los Dioses que nos espera, acertando en negar las teorías interesadas de que esto era una crisis pasajera. Aún no me he (nos hemos) olvidado de aquello de que “esto solo lo arreglamos entre todos”, que, como hemos podido comprobar, se ha arreglado más bien metiendo mano al bolsillo de unos muchos para beneficio de unos pocos, tal como era de temer cuando nos dejaron ir la frasecita con la propuesta.
Niño Becerra acertó y acierta al definir esta crisis como una crisis sistémica. Esto no es una recesión, ni una depresión, esto es un hundimiento del sistema, que se está intentando apuntalar a base del sacrificio de millones de personas y de décadas de progreso. En esto he estado de acuerdo con él desde el primer momento, igual que cuando leí que veríamos como el crash empezaba de verdad en el 2010. Muchos, al ver que esto no ocurría en la forma tan radical que avanzaba este economista, ya se atrevieron a advertir que el futurólogo de la crisis había pinchado en hueso. Sin embargo a partir de las decisiones tomadas por Zapatero en mayo de 2010 era fácil predecir que la política de austeridad precisamente donde nos llevaría era al escenario previsto por Niño Becerra (o incluso para España a otro aún peor).
Y para seguir en el “candelabro”, parece ser que hay que publicar continuamente (o para recoger los réditos de la fama y llenar el bolsillo) y ahora Niño Becerra nos ha obsequiado con un caro panfleto (así lo califica él, lo de caro lo añado yo) de tamaño libro de bolsillo, que no aporta nada nuevo y que se titula "Más allá del crash". En realidad se trata de un panfleto-tomadura de pelo. Teniendo en cuenta que cuesta 15€, nunca tanta paja económica proporcionó tanto (con permiso de Oriol Amat). Mucha caradura. Me explico.
Hasta la página 17 nada a destacar. De la página 17 a la 59, se exponen una serie de preguntas con respuesta, con afán educador, lo que siempre es de agradecer dado el grado de desconocimiento de la economía que muestra la mayor parte de la gente. El inconveniente es que a estas alturas la gente ya se está doctorando en recesiones y crisis, en sus causas y en sus soluciones.
Y ahí se acaba todo. De la página 61 a la 103, se dedica a dar respuesta a las grandes preguntas: ¿Dónde estamos?¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Y ahora ¿Qué? Y después de dar muy breve respuesta a estas preguntas, Niño Becerra se lanza a decirnos cómo será el futuro visto por su especial bola.
Y una cosa es predecir un escenario a unos pocos años vista y otra describirnos el futuro, económico, social e incluso político del mundo que les tocará vivir a nuestros hijos, toda una sarta de utopías, que naturalmente pueden acertarse o no, pero que no están soportadas por el más mínimo razonamiento económico, político ni social, y cuando no hay reflexión profunda sobre todo lo que se vaticina, lo escrito deja de tener al más mínimo valor. Para opiniones de esas tenemos tertulianos en todos los medios cada día. Siempre el mismo error de los economistas, ¿por qué son tan aficionados a predecir el (su) futuro?
Pero el panfleto sigue. De la página 91 a la 102 nos da unas cifras de cómo está España que a estas alturas ya las conocen hasta los pinches de cocina y que seis meses después de escrito el libro ya deben modificarse, como era de esperar, ya que todo va muy acelerado.
Y de la 103 a la 186 (¡la mitad del panfleto!) nos hace una cronología de la crisis, por si no nos acordamos de que fue en mayo del 2010 cuando Zapatero empezó la ofensiva contra el bolsillo y los derechos del trabajador español.
Por lo tanto panfleto no, más bien un panfletillo bastante impresentable. Es de desear que cuando se ponga a escribir Niño Becerra la próxima vez, nos aporte algo más consistente y que contribuya con temas más profundos y estudiados a la “Ciencia” de la economía, aunque ya sabemos que la tentación de publicar cuando está asegurada la venta de cualquier cosa que se escriba es muy grande. Tiene mérito que el mamotreto vaya ya por la cuarta edición en pocas semanas, más aún con el precio que tiene.
Un libro que os lo podéis ahorrar. Dedicando unas horas a leer la prensa diaria se obtiene el mismo grado de información.
Niño Becerra acertó y acierta al definir esta crisis como una crisis sistémica. Esto no es una recesión, ni una depresión, esto es un hundimiento del sistema, que se está intentando apuntalar a base del sacrificio de millones de personas y de décadas de progreso. En esto he estado de acuerdo con él desde el primer momento, igual que cuando leí que veríamos como el crash empezaba de verdad en el 2010. Muchos, al ver que esto no ocurría en la forma tan radical que avanzaba este economista, ya se atrevieron a advertir que el futurólogo de la crisis había pinchado en hueso. Sin embargo a partir de las decisiones tomadas por Zapatero en mayo de 2010 era fácil predecir que la política de austeridad precisamente donde nos llevaría era al escenario previsto por Niño Becerra (o incluso para España a otro aún peor).
Y para seguir en el “candelabro”, parece ser que hay que publicar continuamente (o para recoger los réditos de la fama y llenar el bolsillo) y ahora Niño Becerra nos ha obsequiado con un caro panfleto (así lo califica él, lo de caro lo añado yo) de tamaño libro de bolsillo, que no aporta nada nuevo y que se titula "Más allá del crash". En realidad se trata de un panfleto-tomadura de pelo. Teniendo en cuenta que cuesta 15€, nunca tanta paja económica proporcionó tanto (con permiso de Oriol Amat). Mucha caradura. Me explico.
Hasta la página 17 nada a destacar. De la página 17 a la 59, se exponen una serie de preguntas con respuesta, con afán educador, lo que siempre es de agradecer dado el grado de desconocimiento de la economía que muestra la mayor parte de la gente. El inconveniente es que a estas alturas la gente ya se está doctorando en recesiones y crisis, en sus causas y en sus soluciones.
Y ahí se acaba todo. De la página 61 a la 103, se dedica a dar respuesta a las grandes preguntas: ¿Dónde estamos?¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Y ahora ¿Qué? Y después de dar muy breve respuesta a estas preguntas, Niño Becerra se lanza a decirnos cómo será el futuro visto por su especial bola.
Y una cosa es predecir un escenario a unos pocos años vista y otra describirnos el futuro, económico, social e incluso político del mundo que les tocará vivir a nuestros hijos, toda una sarta de utopías, que naturalmente pueden acertarse o no, pero que no están soportadas por el más mínimo razonamiento económico, político ni social, y cuando no hay reflexión profunda sobre todo lo que se vaticina, lo escrito deja de tener al más mínimo valor. Para opiniones de esas tenemos tertulianos en todos los medios cada día. Siempre el mismo error de los economistas, ¿por qué son tan aficionados a predecir el (su) futuro?
Pero el panfleto sigue. De la página 91 a la 102 nos da unas cifras de cómo está España que a estas alturas ya las conocen hasta los pinches de cocina y que seis meses después de escrito el libro ya deben modificarse, como era de esperar, ya que todo va muy acelerado.
Y de la 103 a la 186 (¡la mitad del panfleto!) nos hace una cronología de la crisis, por si no nos acordamos de que fue en mayo del 2010 cuando Zapatero empezó la ofensiva contra el bolsillo y los derechos del trabajador español.
Por lo tanto panfleto no, más bien un panfletillo bastante impresentable. Es de desear que cuando se ponga a escribir Niño Becerra la próxima vez, nos aporte algo más consistente y que contribuya con temas más profundos y estudiados a la “Ciencia” de la economía, aunque ya sabemos que la tentación de publicar cuando está asegurada la venta de cualquier cosa que se escriba es muy grande. Tiene mérito que el mamotreto vaya ya por la cuarta edición en pocas semanas, más aún con el precio que tiene.
Un libro que os lo podéis ahorrar. Dedicando unas horas a leer la prensa diaria se obtiene el mismo grado de información.
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