lunes, septiembre 15, 2008

MARGALEF

Un puente de cuatro días y mil posibilidades de hacer algo en el Pirineo, que requieren varios días festivos para poder hacerlas. Mi objetivo era hacer en Francia los picos Trois Conselliers, Reboul-Vidal y Turón de Neouvielle, haciendo la crestita de segundo grado que lo une con el “Tres Consejeros”. Josep Emili y la Sara, aterrizados en esta tierra después de dos meses por Perú, proponían algo más exigente y largo: la NE del Astazou. Y es que hace unos años estuvimos allí mismito y la climatología nos desmontó los planes. Y ahora también.
Hemos tenido la primera entrada de aire frío importante (bueno, en Agosto no estuvo nada mal la que nos expulsó de Ordesa) y ya ha nevado y hasta cota 1.800 m. 
He visto hoy fotos en la TV3 de La Renclusa bastante nevada y está a 2.100 m.
Por lo tanto tocaba cambiar de “chip” y para esto tenemos las tierras bajas de Tarragona. Josep Emili y la Sara se fueron ya el Jueves a Margalef. Yo me fui para allí el Sábado por la mañana con Laura Pujol, ya que renuncié al puente y trabajé el viernes, así tengo un día para gastármelo en mejor ocasión.
El sábado, a pesar de huir hacia el Sur, aún entraba aire frío y escalamos ligeramente abrigados. Y el domingo nos achicharramos. Cambio de más de diez grados en 24 horas.
Hacia ya tiempo que no escalaba en Margalef. Cada sitio tiene su roca y te has de adaptar. Margalef me gusta. Es como el culo del mundo, pero en plan catalán.
Tranquilidad absoluta. El sábado mucha gente huyendo del Pirineo. Pero el domingo muy poca… y es que había que buscar vías a la sombra. Nos lo hemos pasado muy bien, hemos escalado hasta que mis dedos se han quejado (mi punto débil en este momento) y sobre todo hemos hablado mucho. Hubo un momento en que Laura, haciendo un largo, pidió silencio, porque le dabámos tanto al palique que no se concentraba y no encontraba como hacer un paso.

La foto del coche, con la presa de Margalef detrás, tiene su gracia. Al acabar de escalar el sábado Josep Emili y Sará se dieron cuenta que sus anillos de boda y reloj, que se sacan para escalar, no aparecían. Volvieron al pie de las vías a buscarlos. Y ahí está Laura esperando y partiéndose de risa. Al final los anillos y reloj aparecieron en una de sus mochilas. Típico problema de comunicación matrimonial. Ambos afirmaron haber mirado ese bolsillo... y ninguno lo había hecho. No se culpabilizaron mucho.

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