Ya hace meses unos físicos advirtieron que la puesta en marcha del acelerador de partículas (LHC) en Ginebra, de 27 Km. de diámetro, lo cual ocurrió ayer, podría ocasionar un agujero negro. No hay que explicar que tal ocurrencia nos depararía un final inmediato a todos. Muerte súbita, sin avisar y sin sufrimiento.
Físicos del CERN han indicado que la probabilidad de que esto ocurra es de uno a 50 millones. ¡Esta es una probabilidad del orden de la lotería Euromillones que compra todo el mundo! Nada descabellado, aunque difícil, ya que no veo sitio en el infierno para tanta gente de golpe.
Otros físicos indican que sí, que se producirán agujeros negros, pero que serán “minis”. O sea que tranquilos, que ni se notan.
La finalidad de este acelerador de partículas es descubrir a Susy. Ya escribí sobre este tema en el verano del 2006, cuando en mis vacaciones aproveché para tragarme un libro sobre la Teoría de Cuerdas (El Universo Elegante de Brian Greene).
Susy es como se denomina a la Supersimetría y la finalidad del acelerador es encontrar partículas atómicas que la teoría actual predice y que no se han encontrado. Si se encuentran se confirma la teoría y se sientan las bases para desarrollar una completa Teoría del todo. Y si no aparecen… a) la teoría está mal y se acepta que la Teoría de Cuerdas era un juego de salón y se queda la física en bolas o b) se construye un acelerador más grande… y ese sí, ese se nos traga.
Stephen Hawking se ha jugado 100 dólares a que no las encontrarán. Yo me limito a copiar lo que dice en la página 222 del citado libro de Greene: “Dado que nuestros más poderosos aceleradores de partículas pueden alcanzar energías sólo del orden de mil veces la masa del protón, menos de la milésima de una billonésima de la energía de Planck, estamos muy lejos de ser capaces de buscar en el laboratorio cualquiera de esas nuevas partículas que predice la teoría de cuerdas”. Bueno, esto era hasta este acelerador y no sé si su puesta en marcha permite ir mucho mas allá, visto lo que hace falta.
Angie me dice que le haría mucha ilusión que encontrasen el bosón, porque como se apellida Bonson, sería como encontrar a un familiar lejano. A mí lo que me ilusionaría sería que encontrarán el Gravitón. Y es que es el culpable de que me pueda caer escalando. Al menos identificar a este impresentable, aunque nada podamos hacer para que no actúe permanentemente (¡a pesar de que no tiene masa, el muy canalla!).
Y dos artículos más (1 y 2), muy interesantes, en que se explica lo que se busca, con el título pretencioso de "a la busqueda de la partícula de Dios".
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