La crisis inmobiliaria y bancaria va a dejar a los contribuyentes (o sea ustedes y yo) con los bolsillos vacíos. Hemos heredado una burbuja y unos agujeros (psicodélica la herencia si no fuese porque hay mucho dinero por el medio) que ahora hemos de tapar.
Pero lo grave son las soluciones que se están tomando. Ayer en el New York Times y hoy ya en El País traducido al español, Krugman se desespera. Esto ya no son ayudas. Son estafas reglamentadas. Obama se está equivocando tremendamente y si esto sale mal (que según Krugman saldrá mal) aún estaremos peor.
A las críticas se apunta Stiglitz, Premio Nobel de Economía de 2001, que ha calificado el plan de "robo a los contribuyentes americanos al exponerlos a demasiado riesgo".
Para entender bien lo que ha planeado Geithner, o sea Obama, leeros este artículo en El País (mejor leerlo varias veces).
Cuando se creía que el plan de Paulson (gobierno Bush) estaba abandonado, ha vuelto. En vez de capitalizar bancos se vuelve a la compra de sus activos tóxicos (eufemismo para denominar las viviendas que no valen nada porque no hay quien las compre).
Krugman nos recuerda como lo hizo Suecia con su crisis bancaria. Se trata de que el Gobierno se asegure la confianza del sistema garantizando muchas deudas bancarias (aunque no necesariamente todas). Al tiempo, asume el control provisional de los bancos verdaderamente insolventes, para limpiar sus balances.
¿Por qué ahora no se hace lo mismo? Pues porque inocentemente (aquí en España pasa lo mismo) se cree que los activos en realidad valen mucho más de lo que parece. Si se valorase todo a precio de burbujazo otra vez, los bancos no tendrían ningún problema. Se trata, como sea, de volver a “colocar” los precios del mercado “donde Dios manda”.
¿Y como se consigue esto? Pues se trata de usar fondos públicos para subir esos precios con un complejo plan, en el que el Gobierno presta ese dinero a INVERSORES PRIVADOS que son los que compran esos activos. Si el valor de los activos (las viviendas) sube, los inversores privados se hinchan y la banca respira. Si no lo consigue y bajan, los inversores se escaquean y usted y yo, que para esto estamos, pagamos.
SENSACIONAL. No me extraña que la Bolsa de EE.UU subiera ayer un 7%.
Tal es el pastelazo que se pueden repartir los inversores que han pedido garantías de que si se hinchan, después no venga el Gobierno con tasas impositivas adicionales.
A Krugman ya no le preocupa sólo el hecho de que el Plan falle. El problema es que cuando veamos que no va, ya se habrá perdido mucho tiempo y nos recuerda que cada mes se pierden 600.000 empleos en EE.UU.
Pero lo grave son las soluciones que se están tomando. Ayer en el New York Times y hoy ya en El País traducido al español, Krugman se desespera. Esto ya no son ayudas. Son estafas reglamentadas. Obama se está equivocando tremendamente y si esto sale mal (que según Krugman saldrá mal) aún estaremos peor.
A las críticas se apunta Stiglitz, Premio Nobel de Economía de 2001, que ha calificado el plan de "robo a los contribuyentes americanos al exponerlos a demasiado riesgo".
Para entender bien lo que ha planeado Geithner, o sea Obama, leeros este artículo en El País (mejor leerlo varias veces).
Cuando se creía que el plan de Paulson (gobierno Bush) estaba abandonado, ha vuelto. En vez de capitalizar bancos se vuelve a la compra de sus activos tóxicos (eufemismo para denominar las viviendas que no valen nada porque no hay quien las compre).
Krugman nos recuerda como lo hizo Suecia con su crisis bancaria. Se trata de que el Gobierno se asegure la confianza del sistema garantizando muchas deudas bancarias (aunque no necesariamente todas). Al tiempo, asume el control provisional de los bancos verdaderamente insolventes, para limpiar sus balances.
¿Por qué ahora no se hace lo mismo? Pues porque inocentemente (aquí en España pasa lo mismo) se cree que los activos en realidad valen mucho más de lo que parece. Si se valorase todo a precio de burbujazo otra vez, los bancos no tendrían ningún problema. Se trata, como sea, de volver a “colocar” los precios del mercado “donde Dios manda”.
¿Y como se consigue esto? Pues se trata de usar fondos públicos para subir esos precios con un complejo plan, en el que el Gobierno presta ese dinero a INVERSORES PRIVADOS que son los que compran esos activos. Si el valor de los activos (las viviendas) sube, los inversores privados se hinchan y la banca respira. Si no lo consigue y bajan, los inversores se escaquean y usted y yo, que para esto estamos, pagamos.
SENSACIONAL. No me extraña que la Bolsa de EE.UU subiera ayer un 7%.
Tal es el pastelazo que se pueden repartir los inversores que han pedido garantías de que si se hinchan, después no venga el Gobierno con tasas impositivas adicionales.
A Krugman ya no le preocupa sólo el hecho de que el Plan falle. El problema es que cuando veamos que no va, ya se habrá perdido mucho tiempo y nos recuerda que cada mes se pierden 600.000 empleos en EE.UU.
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