lunes, junio 29, 2015

Grecia, al borde (del abismo)

Como siempre Krugman dejando claras las cosas. Gracias.

Es evidente, desde hace tiempo, que la creación del euro fue un terrible error. Europa nunca tuvo las condiciones previas para una moneda única de éxito, por encima de todo, el tipo de unión fiscal y bancaria que, por ejemplo, asegura que cuando la burbuja inmobiliaria estalla en Florida, Washington protege automáticamente a la tercera edad de cualquier amenaza sobre su atención sanitaria o sobre sus depósitos bancarios.

Abandonar una unión monetaria es, sin embargo, una decisión mucho más difícil y más aterradora que nunca; hasta ahora las economías con más problemas del Continente han dado un paso atrás cuando se encontraban al borde del abismo. Una y otra vez, los Gobiernos se han sometido a las exigencias de dura austeridad de los acreedores, mientras que el Banco Central Europeo ha logrado contener el pánico en los mercados.


Pero la situación en Grecia ha alcanzado lo que parece ser un punto de no retorno. Los bancos están cerrados temporalmente y el Gobierno ha impuesto controles de capital (límites al movimiento de fondos al extranjero). Parece altamente probable que el Ejecutivo pronto tendrá que empezar a pagar las pensiones y los salarios en papel, lo que, en la práctica, crearía una moneda paralela. Y la semana que viene el país va a celebrar un referéndum sobre la conveniencia de aceptar las exigencias de la troika —las instituciones que representan los intereses de los acreedores— de redoblar, aún más, la austeridad.

Grecia debe votar "no", y su Gobierno debe estar listo para, si es necesario, abandonar el euro.

Para entender por qué digo esto, debemos primero ser conscientes de que la mayoría de cosas —no todas, pero sí la mayoría— que hemos oído sobre el despilfarro y la irresponsabilidad griega son falsas. Sí, el gobierno griego estaba gastando más allá de sus posibilidades a finales de la década de los 2000. Pero, desde entonces ha recortado repetidamente el gasto público y ha aumentado la recaudación fiscal. El empleo público ha caído más de un 25 por ciento, y las pensiones (que eran, ciertamente, demasiado generosas) se han reducido drásticamente. Todas las medidas han sido, en suma, más que suficientes para eliminar el déficit original y convertirlo en un amplio superávit.

¿Por qué no ha ocurrido esto? Porque la economía griega se ha desplomado, en gran parte, como consecuencia directa de estas importantes medidas de austeridad, que han hundido la recaudación.

Y este colapso, a su vez, tuvo mucho que ver con el euro, que atrapó a la economía griega en una camisa de fuerza. Por lo general, los casos de éxito de las políticas austeridad —aquellos en los que los países logran frenar su déficit fiscal sin caer en la depresión—, llevan aparejadas importantes devaluaciones monetarias que hacen que sus exportaciones sean más competitivas.
Esto es lo que ocurrió, por ejemplo, en Canadá en la década de los noventa, y más recientemente en Islandia. Pero Grecia, sin divisa propia, no tenía esa opción.

¿Quiero decir con esto que sería conveniente el Grexit —la salida de Grecia del euro—? No necesariamente. El problema del Grexit ha sido siempre el riesgo de caos financiero, de un sistema bancario bloqueado por las retiradas presa del pánico y de un sector privado obstaculizado tanto por los problemas bancarios como por la incertidumbre sobre el estatus legal de las deudas. Es por eso que los sucesivos gobiernos griegos se han adherido a las exigencias de austeridad, y por lo que incluso Syriza , la coalición de izquierda en el poder, estaba dispuesta a aceptar una austeridad que ya había sido impuesta. Lo único que pedía era evitar una dosis mayor de austeridad.
Pero la troika ha rechazado esta opción. Es fácil perderse en los detalles, pero ahora el punto clave es que los acreedores han ofrecido a Grecia un "tómalo o déjalo", una oferta indistinguible de las políticas de los últimos cinco años.
Esta oferta estaba y está destinada a ser rechazada por el primer ministro griego, Alexis Tsipras: no puede aceptarla porque supondría la destrucción de su razón política de ser. Por tanto, su objetivo debe ser llevarle a abandonar su cargo, algo que probablemente sucederá si los votantes griegos tanto la confrontación con la troika como para votar sí la semana que viene.

Pero no deben hacerlo por tres razones. En primer lugar, ahora sabemos que la austeridad cada vez más dura es un callejón sin salida: tras cinco años, Grecia está en peor situación que nunca. En segundo lugar, prácticamente todo el caos temido sobre Grexit ya ha sucedido. Con los bancos cerrados y los controles de capital impuestos, no hay mucho más daño que hacer.

Por último, la adhesión al ultimátum de la troika conllevaría el abandono definitivo de cualquier pretensión de independencia de Grecia. No nos dejemos engañar por aquellos que afirman que los funcionarios de la troika son sólo técnicos que explican a los griegos ignorantes lo que debe hacerse. Estos supuestos tecnócratas son, en realidad, fantaseadores que han hecho caso omiso de todos los principios de la macroeconomía, y que se han equivocado en cada paso dado. No es una cuestión de análisis; es una cuestión de poder: el poder de los acreedores para tirar del enchufe de la economía griega, que persistirá mientras salida del euro se considere impensable.

Así que es hora de poner fin a este inimaginable. De lo contrario Grecia se enfrentará a la austeridad infinita y a una depresión de la que no hay pistas sobre su final.

Paul Krugman recibió el premio Nobel de Economía en 2008.

viernes, junio 19, 2015

Rajoy y el precedente Sanz, un buen artículo de Ekaizer

Ernesto Ekaizer | 18 jun 2015
 
Ignoro si Pedro Arriola ha facturado aparte o entra dentro de sus emolumentos el informe sociológico, por así decir, que ha resumido Mariano Rajoy en la primera parte de su discurso ante el Comité Ejecutivo del Partido Popular. Pero, en todo caso, es más de lo mismo. Las ideas forman parte de lo que ya le viene explicando a Rajoy desde las elecciones europeas de 2014. En tiempos de crisis económica y social se produce un aumento de los votos de la izquierda en sus diferentes versiones.

   No pasa nada. Es lo normal.

   Problema: los españoles abandonaron al PSOE y le castigaron el 20 de noviembre de 2011 de una manera despiadada prestando su voto al Partido Popular con la ilusión de acabar con la crisis. Confiaron en el producto que siempre vende el PP: la profesionalidad.

   Y en las europeas de 2014 y en las municipales y autonómicas de 2015 unos 5 millones de electores que habían votado al PP, quizá a pesar de Rajoy, decidieron darle la espalda. Y eso cuando el PP, según ha dicho y redicho el presidente del Gobierno y del partido, habría acertado en su gestión económica y social.

  La interpretación de Arriola verbalizada por Rajoy es que se les ha pedido muchos sacrificios a los ciudadanos y los efectos positivos no terminan de llegar a ellos.

    ¿No es posible otra interpretación? ¿Una diferente del pensamiento único al que se aferra Rajoy?

   Siempre es posible interpretar las cosas de otra manera.

  La respuesta está al alcance de cualquiera, a condición de quitarse las orejeras. Como la crisis que estamos sufriendo no es una crisis al uso, la salida de la misma, o lo que vulgarmente llamamos salida, tampoco es al uso.

  Rajoy ha estallado, por ejemplo, en la sesión de control del miércoles al hablar de lo que esperan los españoles. Y ha vuelto a decir que toda la culpa es del PSOE. Los socialistas provocaron la crisis. El presidente que en su investidura prometió no mentar la herencia porque, como dijo, ya sabemos que en política no existe la herencia a beneficio de inventario, es el que en la recta final de su legislatura no deja de invocar esa herencia.

  Pero, a diferencia de Rajoy, su ministro de Economía saliente - hacia Bruselas o a su casa al término de la legislatura- acaba de escribir al Eurogrupo una carta en la que presenta una versión diferente al cómic semanal que recita Rajoy sobre la crisis.

   Dice Luis de Guindos que "durante estos años la zona euro ha sufrido la peor crisis económica y financiera desde su creación". Añade que ha habido "que abordar las deficiencias de la constitución original de la Unión Monetaria". Por supuesto, describe también la crisis en 2011 y 2012.

   En otros términos, venimos de una crisis histórica donde por primera vez España formaba parte de una Unión Monetaria defectuosa en origen. Los defectos y el mal diseño agravaron la crisis, originada al otro lado del Atlántico, en Estados Unidos. y transmitida después a todo el planeta.

   Pero la salida ya no puede ser la misma que en las recesiones del pasado. Porque estamos en el euro.

   Lo que Rajoy suele repetir sobre las reformas estructurales sirve para entender el perfil de la supuesta salida de la crisis. Pero no parece que él haya captado la paradoja. Los cambios estructurales quieren decir que ya nada volverá a ser igual. Porque la desigualdad ha sido la respuesta a la crisis. Dentro y fuera. Un incremento de la desigualdad en España; un aumento de la desigualdad entre países del Norte y del Sur. Eso es la refundación germana del euro.

   Y es porque ocurre esto precisamente por lo que los ciudadanos se apartan por millones del PP.

  ¿Cómo no lo iban a hacer si estamos en una sociedad que se depaupera? La pauperización de los que menos tienen es la base de esta recuperación. En la economía capitalista las crisis no son una excepción, sino, cada vez más, la norma. La tendencia natural hacia la recuperación ha sido acompañada por las reformas estructurales. Te cambian la estructura, es decir, te desestructuran, y quieres que te sigan votando. Y cuando lo hacen cada vez menos, haces tronar el escarmiento contra tus adversarios, como volvió a hacer Rajoy. Se puede entender que en las Cortes dramatices, pero, ¿despotricar contra los PSOEs, Podemos, Ciudadanos en tu propia casa, en la calle de Génova?

   Si el PSOE es el demonio que provocó la quiebra de España, Rajoy dixit, ¿no es un oxímoron denunciarle al mismo tiempo por abandonar al PP como columna vertebral del bipartidismo de este país?

    Y junto con la crisis hay una aleación que no se puede pasar por alto: la que surge de la crisis, el paro  (23,78% según la Encuesta de Población Activa del primer trimestre de 2015 o 5.444.600 personas), la remodelación del estado de bienestar, el agotamiento de las prestaciones por desempleo... y la corrupción. Los ciudadanos no han olvidado Gürtel, Púnica, Luis Bárcenas, Álvaro Lapuerta y la Contabilidad B, los sms de Rajoy a Bárcenas y del ex tesorero a Rajoy.

   El presidente del Gobierno y del partido dijo ayer que la bajada de intención de voto del PP había sido fortísima en octubre de 2014 y recomendó que nos mirásemos las hemerotecas. Otra vez, pues, con la historieta de Sitges de finales de mayo pasado, cuando culpó de los males del PP al martilleo de las teles con los casos de corrupción.

   Que Rajoy ha perdido los papeles se advierte por algunos síntomas que todo presidente de Gobierno debe cuidar. El miércoles pasado al atacar al PSOE en la sesión de control del Congreso dijo que los socialistas y todos estos grupos extremistas radicales están dirigidos desde Venezuela. Ignora lo que son las relaciones internacionales. Lo que es América Latina. Pero es más: ¡ignora que España y Venezuela son miembros desde fechas muy recientes del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas!

   Pero a lo que vamos. El fantasma de Don Pedro Sanz. El presidente de La Rioja, Pedro Sanz, anunció el pasado martes, día 16 de junio, que a pesar de haber ganado las elecciones no será el candidato a la presidencia del Gobierno autonómico. Su renuncia ha sido exigida por Ciudadanos, que tenía la llave en la región. Y, ¿por qué? Porque a los partidarios de Albert Rivera, a quien Rajoy invitó a almorzar en La Moncloa   después de la catástrofe del 24-M, les parecía que era un escollo en las negociaciones. Querían el relevo como parte de lo que llaman regeneración.

   Bien.

  Y si en noviembre próximo fracasa su estrategia consagrada ayer - el PP o el caos -, Rajoy puede encaminarse hacia su Waterloo. Bajo la siguiente forma: si en el caso de Pedro Sanz Ciudadanos ha considerado que debía dar un paso al costado para la regeneración democrática, podría ocurrir otro tanto con el candidato del PP.

  Rajoy se aproxima más a Sanz que a...Cifuentes la nueva.






 
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