Recibo a veces comentarios en mi blog de lo más variado. Algunos aportan mayor información y otros me corrigen y aportan nuevos datos y opiniones. Pero los hay que dan pena.
Desde la guerra que se entabló en mi blog entre aficionados a la escalada a raíz del accidente que le costó la vida a una joven escaladora catalana hace dos años, decidí poner un filtro a los comentarios. Es decir, no aparecen si no los autorizo. Uno es muy tolerante, pero todo tiene un límite.
Y el límite es muy fácil de establecer ya que catalogo los comentarios en base a dos criterios: Agresivos/Amigables y Anónimos/Con firma.
Así tenemos cuatro variantes:
1) Anónimos agresivos
2) Anónimos amigables
3) Con firma agresivos
4) Con firma amigables
Naturalmente, del tipo tres no recibo casi nunca ninguno. Nadie agrede y se identifica.
Los de tipo uno no suelen tener cabida en este blog. Yo doy la cara y lo mínimo que pueden hacer mis comentaristas es identificarse, pero si los comentarios aportan algo constructivo, aunque no vayan firmados, siempre serán admitidos.
Hoy he recibido un comentario del tipo uno. Parece ser que uno no acaba de expresarse del todo correctamente en la lengua de Cervantes. Decir “referentes” y cosas similares parece ser algo muy grave que me va a llevar directamente a los infiernos de Dante según el anónimo firmante.
Sepa mi anónimo comentarista que escribir por ejemplo el artículo sobre las Cajas que acabo de subir, aunque parezca una tontería, me ha llevado dos horas. Sintetizar la información lleva su tiempo. Y como lo más escaso que tenemos en esta vida es el tiempo, no puedo permitirme intentar que el escrito adquiera además la categoría de una página propia de Delibes. Escribo a bote pronto y gracias. Si me ganase la vida con ello procuraría (y debería) pulirlo más. Así que no se esfuerce señor/señora anónimo/a en corregir agresivamente mis escritos. No pierda usted el tiempo. Hágalo usted con nombre y apellidos, sea usted más amable, y tomaré en cuenta sus “sugerencias”. De momento, ser amable es gratuito.
Y puestos a enseñar modales (en mi cole enseñaban Urbanidad, no se si lo hacían/hacen en todos), aporto aquí un modelo, ejemplo de cómo se hacen las cosas:
Apreciado Joaquín: He leído tu artículo sobre tal y tal (aquí se pueden dar opiniones que no tienen por qué ser buenas sobre la bondad del artículo) y encuentro que la frase tal y tal sería más correcta escribiéndola de esta otra forma. Espero que te sirva de ayuda y la próxima vez no caigas en el error. Un abrazo.
Firmado: Tal y tal Pascual, o sea nombre y apellidos.
¿Vale?
Desde la guerra que se entabló en mi blog entre aficionados a la escalada a raíz del accidente que le costó la vida a una joven escaladora catalana hace dos años, decidí poner un filtro a los comentarios. Es decir, no aparecen si no los autorizo. Uno es muy tolerante, pero todo tiene un límite.
Y el límite es muy fácil de establecer ya que catalogo los comentarios en base a dos criterios: Agresivos/Amigables y Anónimos/Con firma.
Así tenemos cuatro variantes:
1) Anónimos agresivos
2) Anónimos amigables
3) Con firma agresivos
4) Con firma amigables
Naturalmente, del tipo tres no recibo casi nunca ninguno. Nadie agrede y se identifica.
Los de tipo uno no suelen tener cabida en este blog. Yo doy la cara y lo mínimo que pueden hacer mis comentaristas es identificarse, pero si los comentarios aportan algo constructivo, aunque no vayan firmados, siempre serán admitidos.
Hoy he recibido un comentario del tipo uno. Parece ser que uno no acaba de expresarse del todo correctamente en la lengua de Cervantes. Decir “referentes” y cosas similares parece ser algo muy grave que me va a llevar directamente a los infiernos de Dante según el anónimo firmante.
Sepa mi anónimo comentarista que escribir por ejemplo el artículo sobre las Cajas que acabo de subir, aunque parezca una tontería, me ha llevado dos horas. Sintetizar la información lleva su tiempo. Y como lo más escaso que tenemos en esta vida es el tiempo, no puedo permitirme intentar que el escrito adquiera además la categoría de una página propia de Delibes. Escribo a bote pronto y gracias. Si me ganase la vida con ello procuraría (y debería) pulirlo más. Así que no se esfuerce señor/señora anónimo/a en corregir agresivamente mis escritos. No pierda usted el tiempo. Hágalo usted con nombre y apellidos, sea usted más amable, y tomaré en cuenta sus “sugerencias”. De momento, ser amable es gratuito.
Y puestos a enseñar modales (en mi cole enseñaban Urbanidad, no se si lo hacían/hacen en todos), aporto aquí un modelo, ejemplo de cómo se hacen las cosas:
Apreciado Joaquín: He leído tu artículo sobre tal y tal (aquí se pueden dar opiniones que no tienen por qué ser buenas sobre la bondad del artículo) y encuentro que la frase tal y tal sería más correcta escribiéndola de esta otra forma. Espero que te sirva de ayuda y la próxima vez no caigas en el error. Un abrazo.
Firmado: Tal y tal Pascual, o sea nombre y apellidos.
¿Vale?
1 comentario:
Animo Joaquín.
Llevas entre manos un blog digno de envidiar con el que tienes a muchos lectores expectantes de tus aportaciones... Lo de aprobar los comentarios es algo que ni te imaginas que ocurrirá al inicio de la vida bloguera pero que se hace inevitable en que viertes dos opiniones que creen controversia, pero de ahí a la agresión verbal…
En fin, como dicen los sajones "Don't let the bastards put you down"
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