Estábamos avisados, pero no hasta el punto de que en Barcelona nevaría en abundancia y además cuajaría. No se veía algo así, en un mes de marzo, desde el año 1984, en que también cayeron 20 cm. En 1993 cayeron 18 cm. en un mes como este.
Empezó a nevar plácidamente de buena mañana. No cuajaba en el suelo, pero sí en los tejados. Hacia las tres de la tarde cambió radicalmente y pasó a ser una auténtica tormenta de nieve, cuajando en las calles. Yo vivo relativamente cerca del mar. En la parte alta de la ciudad ya me imaginaba que podría ser mucho peor.
Salí un momento con el coche por el Ensanche en plena nevada y realmente era impresionante, ya que no se veía a cien metros por la abundancia de nieve cayendo. Pero se podía circular, todo muy lento y con precaución.
Tenía claro que hoy por la mañana iba a leer las protestas de la gente por lo ocurrido. El resumen siempre es el mismo. Todas las personas afectadas querían para ellas solitas, con dedicación plena:
1. Una máquina quitanieves
2. Un policía
3. Una persona que les informase
4. Una persona que echase sal para poder circular (esto da risa, ya que la sal a posteriori no sirve para deshacer la nieve).
5. Una estufa para estar calentitos
6. Y si era menester que les llevasen la cena y unas mantas
No se si la gente no tiene imaginación o no sabe multiplicar, pero cuando los afectados son millones las soluciones inmediatas no existen, es imposible, y no podemos pedir estar preparados para cosas así que duran doce horas y ocurren cada quince años.
Naturalmente los periódicos hoy vienen llenos de quejas. Iba a escribir sobre este tema, el de la necesidad de que Papá Estado nos de solución siempre a nuestros problemas, aunque se trate de algo excepcional, pero lo que pensaba escribir lo explica perfectamente Enric Company en su artículo “Culpables del mal tiempo”. El autor no sale de su asombro ante la paradoja continua que ofrecemos los ciudadanos, que toleramos mal que los poderes públicos se inmiscuyan en nuestras vidas, pero al mismo tiempo les pedimos que lo tengan todo absolutamente controlado y con recursos infinitos, incluso en materia tan difícil como la metereológica.
Errores en lo público los hay, como los del Ayuntamiento hoy, que ha retirado muchos coches con la grúa municipal que la gente ayer dejó abandonados al quedar atascados, y no ha dudado en multarlos y cobrar el servicio de grúa, total 200 euros. Impresentable nuestra alcaldía que ante la indignación de la gente ha decidido a mediodía retirar las multas, faltaría más. Pero lo que la gente se pregunta es, ¿dónde estaban estas grúas municipales que tanta falta hacían ayer para retirar coches atascados?
Originalmente la grúa municipal estaba concebida para mejorar el tráfico de una ciudad, es decir retirar coches mal aparcados y que dificultaban la circulación, pero pronto se transformó en una máquina de hacer dinero, siendo una de las principales fuentes de ingresos de muchos Ayuntamientos. Se ha perdido tanto el Norte que los propios creadores de este “servicio” ya no piensan en que pueda servir para otra cosa, cuando ayer estas grúas debían haber salido a la calle y ayudar.
Los que han colaborado en gran manera, una vez más, para que esto sea un caos, han sido los de Endesa. Tan preocupados en crear valor para el accionista está visto que se descuidan en gastar el dinero suficiente para que las instalaciones mantengan un nivel de servicio mínimamente decente. Una nevada no puede causar el hundimiento de ¡33! torres de alta tensión, como ha ocurrido. De ser así, los habitantes de los países nórdicos ya hace años que habrían muerto congelados.
Tanto criticar a la empresa pública y resulta que la privada, además de sacarnos el dinero, nos da un servicio infame, como podemos comprobar constantemente. ¿Se puede hacer, ya de una vez, algo contra Endesa?
Empezó a nevar plácidamente de buena mañana. No cuajaba en el suelo, pero sí en los tejados. Hacia las tres de la tarde cambió radicalmente y pasó a ser una auténtica tormenta de nieve, cuajando en las calles. Yo vivo relativamente cerca del mar. En la parte alta de la ciudad ya me imaginaba que podría ser mucho peor.
Salí un momento con el coche por el Ensanche en plena nevada y realmente era impresionante, ya que no se veía a cien metros por la abundancia de nieve cayendo. Pero se podía circular, todo muy lento y con precaución.
Tenía claro que hoy por la mañana iba a leer las protestas de la gente por lo ocurrido. El resumen siempre es el mismo. Todas las personas afectadas querían para ellas solitas, con dedicación plena:
1. Una máquina quitanieves
2. Un policía
3. Una persona que les informase
4. Una persona que echase sal para poder circular (esto da risa, ya que la sal a posteriori no sirve para deshacer la nieve).
5. Una estufa para estar calentitos
6. Y si era menester que les llevasen la cena y unas mantas
No se si la gente no tiene imaginación o no sabe multiplicar, pero cuando los afectados son millones las soluciones inmediatas no existen, es imposible, y no podemos pedir estar preparados para cosas así que duran doce horas y ocurren cada quince años.
Naturalmente los periódicos hoy vienen llenos de quejas. Iba a escribir sobre este tema, el de la necesidad de que Papá Estado nos de solución siempre a nuestros problemas, aunque se trate de algo excepcional, pero lo que pensaba escribir lo explica perfectamente Enric Company en su artículo “Culpables del mal tiempo”. El autor no sale de su asombro ante la paradoja continua que ofrecemos los ciudadanos, que toleramos mal que los poderes públicos se inmiscuyan en nuestras vidas, pero al mismo tiempo les pedimos que lo tengan todo absolutamente controlado y con recursos infinitos, incluso en materia tan difícil como la metereológica.
Errores en lo público los hay, como los del Ayuntamiento hoy, que ha retirado muchos coches con la grúa municipal que la gente ayer dejó abandonados al quedar atascados, y no ha dudado en multarlos y cobrar el servicio de grúa, total 200 euros. Impresentable nuestra alcaldía que ante la indignación de la gente ha decidido a mediodía retirar las multas, faltaría más. Pero lo que la gente se pregunta es, ¿dónde estaban estas grúas municipales que tanta falta hacían ayer para retirar coches atascados?
Originalmente la grúa municipal estaba concebida para mejorar el tráfico de una ciudad, es decir retirar coches mal aparcados y que dificultaban la circulación, pero pronto se transformó en una máquina de hacer dinero, siendo una de las principales fuentes de ingresos de muchos Ayuntamientos. Se ha perdido tanto el Norte que los propios creadores de este “servicio” ya no piensan en que pueda servir para otra cosa, cuando ayer estas grúas debían haber salido a la calle y ayudar.
Los que han colaborado en gran manera, una vez más, para que esto sea un caos, han sido los de Endesa. Tan preocupados en crear valor para el accionista está visto que se descuidan en gastar el dinero suficiente para que las instalaciones mantengan un nivel de servicio mínimamente decente. Una nevada no puede causar el hundimiento de ¡33! torres de alta tensión, como ha ocurrido. De ser así, los habitantes de los países nórdicos ya hace años que habrían muerto congelados.
Tanto criticar a la empresa pública y resulta que la privada, además de sacarnos el dinero, nos da un servicio infame, como podemos comprobar constantemente. ¿Se puede hacer, ya de una vez, algo contra Endesa?
1 comentario:
Ahora ya no hay excusa y la MAT será algo urgente, seguro.
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