Ya sabemos que el negocio de la especulación no descansa nunca. Es como un ave carroñera que planea permanentemente a la búsqueda de víctimas que le proporcionen alimento.
Así vemos como se mueve del mercado del petróleo al de los alimentos, de las materias primas va y viene a las Bolsas recursivamente y cuando conviene infla los precios inmobiliarios hasta límites explosivos.
Ahora han descubierto una nueva fuente de ingresos. Se trata de los CDS, producto financiero que vivía tranquilamente el sueño de los justos, pero que ya fue causa de que la aseguradora estadounidense AIG (la más grande del mundo) quebrase en el 2008 teniendo que salir en su ayuda la Administración de EE.UU.
El CDS (credit default swaps) no es más que un seguro de impago. Por lo tanto, nada que objetar cuando es usado en este sentido. De esta forma, por ejemplo, los tomadores de Bonos Griegos, pueden asegurarse de que el Gobierno de ese país les pueda impagar algún día.
Sin embargo, como en la mayoría de derivados, uno puede comprar y vender CDS, o sea seguros, sin tener nada que asegurar. Se trata en este caso, obviamente, de especulación, ya que se juega con la posibilidad de que el valor del seguro suba o baje de precio.
Y como se pueden poner grandes cifras en este juego, es muy previsible que aparezcan en el mundo real tensiones, totalmente planificadas por los especuladores manipulando los medios y la opinión pública, orientadas a provocar alteraciones importantes en los precios de los CDS (aunque solo sea momentáneamente) y así obtener pingües beneficios en breve espacio de tiempo, lo que le da aún mayor rentabilidad a la operación.
Por lo tanto debería ya restringirse este campo especulativo al menos con dos fáciles medidas. La primera, que exista un mercado abierto donde se negocien estos instrumentos, de forma que se sepa quien juega, con quien lo hace y con cuanto dinero. La segunda, que no pueda comprar CDS quien no tenga nada que asegurar. O mejor dicho aún, solo si tienes los bonos puedes comprar CDS. Así de simple.
¿Hacen algo los Gobiernos por evitarlo? EE.UU. ya ha dicho que no piensa actuar.
¿A que puede deberse esto? Pues muy sencillo. Gran parte de los grandes carroñeros (por ejemplo Goldmans Sachs), se hallan en EE.UU. Por lo tanto los beneficios de los especuladores son beneficios al fin y al cabo para la nación. Y también sabemos que los dos partidos de EE.UU., demócrata y republicano, necesitan de grandes cantidades de dinero para financiar sus gastos electorales y del partido y que alguien ha de aportar ese dinero.
Sin embargo, como dice el refrán, las cañas se pueden volver lanzas, y algún día no muy lejano la especulación puede hacerlo sobre los CDS de la deuda americana que está tan apuradilla como la de otros muchos países que están ahora en el punto de mira de estos francotiradores. Sería divertido verlo.
Mucha crisis, pero este tema de los derivados parece ser que no hay nadie que le quiera meter mano. Palabras muchas (por ejemplo las de Merkel), pero hechos pocos.
Dos artículos recientes explican estupendamente los CDS:
Carlos Arenillas en El País
Jesús Sanchez Quiñones en El Confidencial
Así vemos como se mueve del mercado del petróleo al de los alimentos, de las materias primas va y viene a las Bolsas recursivamente y cuando conviene infla los precios inmobiliarios hasta límites explosivos.
Ahora han descubierto una nueva fuente de ingresos. Se trata de los CDS, producto financiero que vivía tranquilamente el sueño de los justos, pero que ya fue causa de que la aseguradora estadounidense AIG (la más grande del mundo) quebrase en el 2008 teniendo que salir en su ayuda la Administración de EE.UU.
El CDS (credit default swaps) no es más que un seguro de impago. Por lo tanto, nada que objetar cuando es usado en este sentido. De esta forma, por ejemplo, los tomadores de Bonos Griegos, pueden asegurarse de que el Gobierno de ese país les pueda impagar algún día.
Sin embargo, como en la mayoría de derivados, uno puede comprar y vender CDS, o sea seguros, sin tener nada que asegurar. Se trata en este caso, obviamente, de especulación, ya que se juega con la posibilidad de que el valor del seguro suba o baje de precio.
Y como se pueden poner grandes cifras en este juego, es muy previsible que aparezcan en el mundo real tensiones, totalmente planificadas por los especuladores manipulando los medios y la opinión pública, orientadas a provocar alteraciones importantes en los precios de los CDS (aunque solo sea momentáneamente) y así obtener pingües beneficios en breve espacio de tiempo, lo que le da aún mayor rentabilidad a la operación.
Por lo tanto debería ya restringirse este campo especulativo al menos con dos fáciles medidas. La primera, que exista un mercado abierto donde se negocien estos instrumentos, de forma que se sepa quien juega, con quien lo hace y con cuanto dinero. La segunda, que no pueda comprar CDS quien no tenga nada que asegurar. O mejor dicho aún, solo si tienes los bonos puedes comprar CDS. Así de simple.
¿Hacen algo los Gobiernos por evitarlo? EE.UU. ya ha dicho que no piensa actuar.
¿A que puede deberse esto? Pues muy sencillo. Gran parte de los grandes carroñeros (por ejemplo Goldmans Sachs), se hallan en EE.UU. Por lo tanto los beneficios de los especuladores son beneficios al fin y al cabo para la nación. Y también sabemos que los dos partidos de EE.UU., demócrata y republicano, necesitan de grandes cantidades de dinero para financiar sus gastos electorales y del partido y que alguien ha de aportar ese dinero.
Sin embargo, como dice el refrán, las cañas se pueden volver lanzas, y algún día no muy lejano la especulación puede hacerlo sobre los CDS de la deuda americana que está tan apuradilla como la de otros muchos países que están ahora en el punto de mira de estos francotiradores. Sería divertido verlo.
Mucha crisis, pero este tema de los derivados parece ser que no hay nadie que le quiera meter mano. Palabras muchas (por ejemplo las de Merkel), pero hechos pocos.
Dos artículos recientes explican estupendamente los CDS:
Carlos Arenillas en El País
Jesús Sanchez Quiñones en El Confidencial
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