miércoles, enero 27, 2010

¡Esto si que es endeudarse! Las tarjetas de crédito y el compromiso de los estadounidenses


De piedra me he quedado (aunque ya sabía que era una cifra bárbara) al saber que en EE.UU. hay expedidas 1.300.000.000 tarjetas de crédito. Si tenemos en cuenta que la población es de 305 MM. de habitantes, tocan a cuatro per capita, pero claro, si no contamos a los niños y a los que no tienen un dólar en el bolsillo, tendremos una cifra entre cinco y seis tarjetas por individuo. Un 14% de la población tiene 10 o más tarjetas. Un 51% de la población tiene al menos dos tarjetas.

¿Y las usan? ¿Se endeudan con ellas? Pues sí. Nada más y nada menos que el saldo pendiente de pagar con las tarjetas de crédito al cierre del 2009 era de (¿estáis sentados?) 972,73 billones de dólares, con una media familiar de 10.679 $.

Increíble, más si tenemos en cuenta que en el año 1968 este saldo era de 8 billones de dólares.
Esto nos da idea de la locura consumista de los EE.UU. (tan bien retratada por Vicente Verdú en su libro Planeta Americano), país en que las compras han visto un auténtico boom gracias al incremento del endeudamiento obtenido al haberse aumentado los límites de crédito de las tarjetas en base a la revalorización del valor de la vivienda, lo que permitía a los Bancos conceder más créditos basados en garantías reales (para entendernos, la tarjeta, o tarjetas de crédito, van en el paquete de la hipoteca) y que se ha venido abajo al hundirse el mercado inmobiliario.

Dicen George A. Akerlof y Robert Shiller, en el excelente libro que estoy acabando de leer, Animal Spirits y tratando el tema del ahorro (naturalmente estas cifras de endeudamiento ya nos indican que en EE.UU. el ahorro es cero), que entre 1980 y 1992 se triplicaron las declaraciones de insolvencia personal. La aversión al compromiso es ya cultural en EE.UU. y el dejarle la casa o la tarjeta de crédito al banco y salir por piernas se está convirtiendo en el hobby nacional. Las normas sociales han cambiado desde el momento que no hay ya desprestigio personal por actuar así.


El alto nivel de rupturas matrimoniales, el paraíso del divorcio, la falta de compromiso con la empresa, donde cambiar a menudo de trabajo está bien visto, la falta de raíces familiares y territoriales que les llevan a trabajar hoy en Boston y mañana en California, explican muy bien por qué, sólo un año después de ser votado Obama como presidente, la gente ya le esté dando la espalda. ¡Adios compromiso!


Y es que en el aspecto político en EE.UU. tampoco hay pacto; hoy te voto y pasado mañana ya no. Obama se ha equivocado siguiendo estrategias de cambio orientadas al largo plazo, cuando lo urgente es dar empleo de forma inmediata: ¡es el paro, estúpido!, le están gritando las clases medias frustradas. Es lo único que cuenta y por lo que parece ser que le votaron. Francisco G. Basterra lo explicaba perfectamente hace unos días en su artículo
¿Aún queda presidencia?.

Click en el gráfico para verlo más grande.


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