Nos habla de inflación general y en especial de inflación en los alimentos. Y diferencia entre 24 economías emergentes y los países desarrollados (EEUU, Japón y Europa).
Quién se lleva la peor parte son los países emergentes en los precios de los alimentos. Su crecimiento es espectacular.
Ayer sin ir más lejos el trigo batió su record histórico: 10 $ un bushel (unos 35,2 litros). Ha doblado el precio desde Junio. Y puede seguir subiendo por varias razones: mayor demanda, mal tiempo y el hecho de que muchos países que tienen anclada su moneda al dólar ven como la devaluación de éste añade un problema suplementario, al ser un factor que aumenta los precios adicionalmente.
Países que son grandes importadores de este tipo de alimentos (por ejemplo, Egipto es el mayor importador mundial de trigo) ven aparecer un problema que parecía descartado: la gente no tiene ya ni para comer.
Y así han decidido intervenir los precios. Ya sabemos que esto no es nada bueno, ya que distorsiona los mercados y no permite que la oferta y demanda se ajuste.
Son los países menos demócratas los que primero suelen intervenir los precios. Desde la antigua Roma los dictadores tienen bien aprendido que las masas, cuando no comen, son los que pueden cuestionar su poder. Así tenemos a Venezuela, que amenaza incluso con nacionalizar las empresas de alimentación si no se adaptan a los precios fijados por el Gobierno. De igual forma tenemos acciones en China, Tailandia, Malasia, Rusia, Méjico (las populares tortillas, comida básica para ese país, disparan su precio), etc. Vemos, una vez más, cómo los mercados dejan de ser eficientes y son intervenidos por los Gobiernos para evitar problemas sociales de gran calado. (¿Qué tiene que decir a esto “El economista camuflado”?).
La polémica esta servida y seguir los comentarios en la Blogosfera pone a veces los pelos de punta.
He leído en un blog un comentario de un ciudadano de EEUU que afirmaba: “si nos suben el petróleo, nosotros les subimos los alimentos y así nos quedamos en paz. Nosotros no tenemos petróleo y a ellos no les crece el trigo en la arena”.
Parece ser que este ciudadano no piensa en que la mayoría de países afectados no son productores de petróleo. Incluso países productores, como Irán, tienen problemas, ya que no producen productos petrolíferos acabados y han de importarlos.
La única esperanza a todas estas subidas es que la actual recesión en curso acabe por debilitar la demanda y en consecuencia los precios. De no ser así tendríamos el peor de los escenarios: la estanflación.
Quién se lleva la peor parte son los países emergentes en los precios de los alimentos. Su crecimiento es espectacular.
Ayer sin ir más lejos el trigo batió su record histórico: 10 $ un bushel (unos 35,2 litros). Ha doblado el precio desde Junio. Y puede seguir subiendo por varias razones: mayor demanda, mal tiempo y el hecho de que muchos países que tienen anclada su moneda al dólar ven como la devaluación de éste añade un problema suplementario, al ser un factor que aumenta los precios adicionalmente.
Países que son grandes importadores de este tipo de alimentos (por ejemplo, Egipto es el mayor importador mundial de trigo) ven aparecer un problema que parecía descartado: la gente no tiene ya ni para comer.
Y así han decidido intervenir los precios. Ya sabemos que esto no es nada bueno, ya que distorsiona los mercados y no permite que la oferta y demanda se ajuste.
Son los países menos demócratas los que primero suelen intervenir los precios. Desde la antigua Roma los dictadores tienen bien aprendido que las masas, cuando no comen, son los que pueden cuestionar su poder. Así tenemos a Venezuela, que amenaza incluso con nacionalizar las empresas de alimentación si no se adaptan a los precios fijados por el Gobierno. De igual forma tenemos acciones en China, Tailandia, Malasia, Rusia, Méjico (las populares tortillas, comida básica para ese país, disparan su precio), etc. Vemos, una vez más, cómo los mercados dejan de ser eficientes y son intervenidos por los Gobiernos para evitar problemas sociales de gran calado. (¿Qué tiene que decir a esto “El economista camuflado”?).
La polémica esta servida y seguir los comentarios en la Blogosfera pone a veces los pelos de punta.
He leído en un blog un comentario de un ciudadano de EEUU que afirmaba: “si nos suben el petróleo, nosotros les subimos los alimentos y así nos quedamos en paz. Nosotros no tenemos petróleo y a ellos no les crece el trigo en la arena”.
Parece ser que este ciudadano no piensa en que la mayoría de países afectados no son productores de petróleo. Incluso países productores, como Irán, tienen problemas, ya que no producen productos petrolíferos acabados y han de importarlos.
La única esperanza a todas estas subidas es que la actual recesión en curso acabe por debilitar la demanda y en consecuencia los precios. De no ser así tendríamos el peor de los escenarios: la estanflación.
2 comentarios:
La continua subida de los precios de los cereales es debida al posible, pero bien camuflado "Peak Oil", la solución que se vislumbra en el horizonte es el "biodiesel", (producido con alcoholes y aceites de gramíneas. De esto no habla casi nadie, no es políticamente correcto, para seguir llenando los depósitos de los BMW del primer mundo el tercero o el cuarto va a pasar hambre. Cosas del mercado...es extraño que vislumbrandose una recesión los precios del petroleo sigan tan altos, la producción casi ha tocado techo y la demanda sigue desbocada.
Por otra parte seria interesante empezar a plantearse si la recesión es coyuntural o estamos ante un hecho estructural, es decir el sistema capitalista está empezando a extinguirse como se extinguió en su momento (s XVII) el sistema mercantilista, y hace falta un relevo, o entramos en una segunda edad media, ya veremos...
Como has planteado que la las intervenciones de los estados alteran la eficiencia de los mercados, y creo que hay conceptos más interesantes a los que atender, como resiliencia, te hago llegar esta carta al director que me publicó Angulo a principios de septiembre de 2007.
EFICIENCIA VERSUS RESILIENCIA
En física se utiliza el término resiliencia para expresar la capacidad de un material de recobrar su forma original después de haber sido sometido a altas presiones.
En psicología el término resiliencia se refiere a la capacidad de los sujetos para reponerse a tragedias o periodos de dolor emocional.
En economía la eficiencia es la capacidad administrativa de producir el máximo de resultados con el mínimo de recursos.
Así pues para subir una pared lo más eficiente sería no encordarse ni utilizar seguros, ya que pesan, hay que instalarlos y recogerlos y además hay que comprarlos o pedirlos prestados, pero en general las personas optan por un sistema resiliente que minimice los daños de un fallo que produzca una caida.
La cuestión a plantear, a partir de un esbozo del significado de resiliencia y eficiencia, es si la sociedad en que vivimos se construye pensando, aunque sea un poco, en su capacidad de resiliencia.
Desde el punto de vista de una eficiencia a largo plazo, la supervivencia de un sistema, el más resiliente es el más eficiente.
Un crecimiento económico muy centrado en la construcción (y si la construcción falla?), un consumo de bienes basado en un transporte ágil y relativamente barato, (y si el transporte se complica? Tenemos redes de abastecimiento “locales”?), el turismo, una “necesidad” creada de la que se puede prescindir mejor que de calzar, vestir y comer (y si el turismo falla?).
Queda la esperanza de que la necesidad es una gran maestra que enseña mucho, y si la necesidad no consigue sus objetivos puede intentarlo la desesperación que también es una gran maestra.
Ambrosio
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