Gracias a la Globalización hemos visto como se deslocalizaban fábricas, se desplazaba la mano de obra y el dinero viajaba libre de trabas de un país a otro.
Pero faltaba la Globalización del fraude. No iba a ser menos. Si todo lo podemos cambiar de país, por que no llevarnos nuestros beneficios a paraísos fiscales. Algo ya muy viejo, pero por lo que se ha visto estos días, la cosa está adquiriendo grandes dimensiones.
Y es que la recaudación de la Hacienda de un país ha de registrar fácilmente en sus macromagnitudes el aumento del fraude cuando adquiere estas proporciones.
Esto siempre acaba así: estas dando unos bastonazos en el golf y te encuentras con un buen amigo de toda la vida, apurado por que no gana las magnitudes que ve en su proximidad social. Te pregunta si haces algo fiscalmente y como uno es débil al final le chivas como lo haces: ¡Es Liechtenstein, estúpido!. Y así, uno tras otro, la bola crece y al final no hay un rico que tribute y se destapa la trama.
O sea, resumen: la mayoría de personas cobran como mileuristas y los mismos mindundis son los que tributan para pagar el mantenimiento del Estado, ya que las grandes fortunas ganan más que nunca y como les parece poco no quieren contribuir a pagar los faroles de la calle y las señales de tráfico.
Si los alemanes, que parecen tan serios, tenían un fraude de estas dimensiones, no quiero ni pensar en lo nuestro, con un empresariado muy aficionado al tema y con Gibraltar, Andorra y Mónaco a la vuelta de la esquina. ¡Ahora entiendo de que viven en estos países!
Esto de la globalización es fantástico (para algunos).
Pero faltaba la Globalización del fraude. No iba a ser menos. Si todo lo podemos cambiar de país, por que no llevarnos nuestros beneficios a paraísos fiscales. Algo ya muy viejo, pero por lo que se ha visto estos días, la cosa está adquiriendo grandes dimensiones.
Y es que la recaudación de la Hacienda de un país ha de registrar fácilmente en sus macromagnitudes el aumento del fraude cuando adquiere estas proporciones.
Esto siempre acaba así: estas dando unos bastonazos en el golf y te encuentras con un buen amigo de toda la vida, apurado por que no gana las magnitudes que ve en su proximidad social. Te pregunta si haces algo fiscalmente y como uno es débil al final le chivas como lo haces: ¡Es Liechtenstein, estúpido!. Y así, uno tras otro, la bola crece y al final no hay un rico que tribute y se destapa la trama.
O sea, resumen: la mayoría de personas cobran como mileuristas y los mismos mindundis son los que tributan para pagar el mantenimiento del Estado, ya que las grandes fortunas ganan más que nunca y como les parece poco no quieren contribuir a pagar los faroles de la calle y las señales de tráfico.
Si los alemanes, que parecen tan serios, tenían un fraude de estas dimensiones, no quiero ni pensar en lo nuestro, con un empresariado muy aficionado al tema y con Gibraltar, Andorra y Mónaco a la vuelta de la esquina. ¡Ahora entiendo de que viven en estos países!
Esto de la globalización es fantástico (para algunos).
No hay comentarios:
Publicar un comentario