Como el tiempo no estaba claro, nos hemos ido a Montserrat, a Gorros. Así, si llueve, la huida es fácil y rápida. La desventaja es que al estar tan alto, siempre hay viento, que escalando es bastante desagradable. Dentro de lo expuesta que está toda esta zona, nos hemos ido (Laura Pujol, Carlos Franco y yo) a la Miranda de la Magdalena, pared más protegida, a la espera de ver que hacía el tiempo. Hemos hecho dos vías y después les he “invitado” a comer en lo alto de la Magdalena Superior. Lo de la invitación es porque la única escalada posible de la Magdalena por el lado que estábamos es un III. …pero sin asegurar (bueno también está la vía Cuca, que abrió Manel Sugrañes, pero es más de lo mismo). La cosa tiene su gracia y hay que ponerle ganas. Vuelta a los tiempos clásicos de hace sesenta años. En el primer largo sólo hay un buril. En el segundo, lo mismo.
Laura era la primera vez que escalaba por esta zona y ha disfrutado contemplando el enorme panorama que hay desde la cumbre.
El día ha seguido negrote, pero con menos viento. Nos hemos hecho fotos en lo alto de la Magdalena Superior, hemos comido... y se me ha ocurrido tirar la piel del plátano al vacío, por un lado que no se escala y me he ganado una bronca de Laura. ¡No hay que tirar ni lo orgánico! El castigo es copiar cien veces -No volveré a tirar la piel de “lo platano” -, pero ya le he dicho a Laura que lo haría con el Word, con el copiar y pegar.
Hemos rapelado y nos hemos dirigido a la aguja más próxima, el Ullal (Canino) de la Magdalena, donde hay una vía antigua, recientemente reequipada, que ya la había hecho hace como unos veinte años con Jordi Lletche: la Atila (V-), pero con un comienzo que en mi opinión es más bien quintillo.
Atardecer agradable en la cumbre del Ullal, nuevo rapel muy cortito y “pa casa”, que es tarde. Nos ha llovido cuando ya bajábamos con el Funi. Todo muy calculado.
Por cierto, a Laura se le ha roto, escalando, el pantalón por el sitio más divertido posible. Verla rapelar era como ver al Barça: blaugrana. El blau del pantalón. El grana de…
En la foto superior estoy haciendo el primer largo de la Magdalena Superior. Se ve que voy a pelo. Ni un seguro.
En las fotos de abajo. Primero Laura conmigo y después con Carlos en la cumbre de la Magdalena Superior.
En las inferiores Laura, primero saliendo a la cumbre de la Magdalena Superior y después acabando la vía Iguazu en la Miranda.
El día ha seguido negrote, pero con menos viento. Nos hemos hecho fotos en lo alto de la Magdalena Superior, hemos comido... y se me ha ocurrido tirar la piel del plátano al vacío, por un lado que no se escala y me he ganado una bronca de Laura. ¡No hay que tirar ni lo orgánico! El castigo es copiar cien veces -No volveré a tirar la piel de “lo platano” -, pero ya le he dicho a Laura que lo haría con el Word, con el copiar y pegar.
Hemos rapelado y nos hemos dirigido a la aguja más próxima, el Ullal (Canino) de la Magdalena, donde hay una vía antigua, recientemente reequipada, que ya la había hecho hace como unos veinte años con Jordi Lletche: la Atila (V-), pero con un comienzo que en mi opinión es más bien quintillo.
Atardecer agradable en la cumbre del Ullal, nuevo rapel muy cortito y “pa casa”, que es tarde. Nos ha llovido cuando ya bajábamos con el Funi. Todo muy calculado.
Por cierto, a Laura se le ha roto, escalando, el pantalón por el sitio más divertido posible. Verla rapelar era como ver al Barça: blaugrana. El blau del pantalón. El grana de…
En la foto superior estoy haciendo el primer largo de la Magdalena Superior. Se ve que voy a pelo. Ni un seguro.
En las fotos de abajo. Primero Laura conmigo y después con Carlos en la cumbre de la Magdalena Superior.
En las inferiores Laura, primero saliendo a la cumbre de la Magdalena Superior y después acabando la vía Iguazu en la Miranda.
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