Pistolas láser para medir las distancias al rival al módico precio de 5.000 euros la unidad, gafas de sol que incorporan un visor con un software para ver datos sobre la navegación, transmitidos vía inalámbrica por Internet desde el sistema de navegación del barco a las gafas, brújulas colgantes alrededor del cuello que se sitúan ante el ojo como si fuesen una lupa, pinganillos de alta tecnólogia pegados a la garganta con velcro, velas de carbono negro empleados por la industria militar en los tanques, softwares especiales para medir las prestaciones del barco y corregir ajustes en términos de milésimas, ordenadores de alta potencia para diseñar los cascos y el bulbo, cámaras en los mástiles para grabar todos los movimientos de las velas y mejorar las prestaciones, software especial (dedicado para un único barco) con la metereologia e información del viento al momento, al módico precio de 1 mill. de euros, telefonías, radiofrecuencias, software y más software y dinero, mucho dinero, cifras que realmente ponen los pelos de punta. Pues bien, a esto le llaman deporte y se publica en las páginas Deportivas de la prensa.
Me estoy refiriendo a este montaje tecnológico que surcará las aguas de Valencia por unos días y que vamos a comer y a cenar con él en los medios de comunicación, convirtiendólo en un tema de la máxima importancia y que dentro de pocos días, paradójicamente, ya nadie se acordará de él.
Dicen que hay que practicar deporte para mejorar la salud. No sé si se refieren a éste. Mi concepto de deporte está muy lejos de esto.
Sí que mejoraría la salud de muchas personas si el dinero dedicado a este "deporte" tuviese otros fines. Podéis hacer una multiplicación (lo siento, aún voy con las pelas): 2.500 MM. de pelas por los doce barcos que navegan = 30.000 MM. de pelas. Una bagatela.
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