Iba a subir el Chief Executive de Citigroup, Charles O. Prince III, en su ascensor privado, que lleva directamente de su aparcamiento a su despacho, cuando de repente se averió. Cosas que pasan. Una vez más la teoría del caos.
Esa puñetera avería llevará a 17.000 empleados de la compañía a la calle. Y a otros 9.500 los deportarán por diferentes lugares del mundo (India, Polonia, etc.). Y es que el presidente tuvo que subir en el ascensor de los mindundis. Tuvo que subir apretadito, ya que subía lleno, y las distancias entre cuerpos se redujeron a cero y hasta su body llego a rozarlos y su nariz a olerlos. Cuando salió del ascensor llegó a la conclusión que en su banco, el más grande del mundo, hay mucha gente y que tocaba aligerar la estructura, así la próxima vez que ocurra una nueva avería no tendrá que sufrir en el ascensor, apretadito con tanto currante.
Bromas aparte, lo que pasa es que las acciones de Citigroup han llegado a bajar un 10% en lo que va de año. Y Charles O. Prince III debe de tener en su cartera unas stock options que a este paso no le van a aportar un euro.
Por lo tanto, como dice el refrán, obras son amores y no buenas razones: echo a 17.000 mindundis, aligero momentaneamente la cuenta de resultados, las acciones se revalorizan, yo cobro... y que les den a todos.
Dicen que Citigroup tiene las tres BBB: Big deals, big ambitions y big costs (grandes negocios, grandes ambiciones y grandes costes). Sobra, por lo tanto, la última B. ¡A reducir costes!¿Y que costes se pueden reducir rápidamente sin pensar mucho?
Sin embargo la bolsa no reaccionó muy bien ayer y la cotización cayó. No hay bastante, pues. Tendrá que echar a más mindundis. Todo sea por sus stock options.
Si estos reajustes ocurren cuando los resultados de las entidades financieras son los mejores de la historia, ¿que pasará cuando vayan mal?.
Yo creo que a quien hay que darle la patada es a Charles O. Prince III. Un directivo que de golpe se da cuenta que sobran (si es que sobran) 17.000 empleados, es que se ha estado tocando las pelotas (con perdón) durante mucho tiempo.
Esa puñetera avería llevará a 17.000 empleados de la compañía a la calle. Y a otros 9.500 los deportarán por diferentes lugares del mundo (India, Polonia, etc.). Y es que el presidente tuvo que subir en el ascensor de los mindundis. Tuvo que subir apretadito, ya que subía lleno, y las distancias entre cuerpos se redujeron a cero y hasta su body llego a rozarlos y su nariz a olerlos. Cuando salió del ascensor llegó a la conclusión que en su banco, el más grande del mundo, hay mucha gente y que tocaba aligerar la estructura, así la próxima vez que ocurra una nueva avería no tendrá que sufrir en el ascensor, apretadito con tanto currante.
Bromas aparte, lo que pasa es que las acciones de Citigroup han llegado a bajar un 10% en lo que va de año. Y Charles O. Prince III debe de tener en su cartera unas stock options que a este paso no le van a aportar un euro.
Por lo tanto, como dice el refrán, obras son amores y no buenas razones: echo a 17.000 mindundis, aligero momentaneamente la cuenta de resultados, las acciones se revalorizan, yo cobro... y que les den a todos.
Dicen que Citigroup tiene las tres BBB: Big deals, big ambitions y big costs (grandes negocios, grandes ambiciones y grandes costes). Sobra, por lo tanto, la última B. ¡A reducir costes!¿Y que costes se pueden reducir rápidamente sin pensar mucho?
Sin embargo la bolsa no reaccionó muy bien ayer y la cotización cayó. No hay bastante, pues. Tendrá que echar a más mindundis. Todo sea por sus stock options.
Si estos reajustes ocurren cuando los resultados de las entidades financieras son los mejores de la historia, ¿que pasará cuando vayan mal?.
Yo creo que a quien hay que darle la patada es a Charles O. Prince III. Un directivo que de golpe se da cuenta que sobran (si es que sobran) 17.000 empleados, es que se ha estado tocando las pelotas (con perdón) durante mucho tiempo.
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